El cariz que está tomando el caso de Asia Bibi en Pakistán es motivo de preocupación para el CMI

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SUIZA

Ginebra (WCC)

El secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, ha expresado su consternación por el rechazo de la apelación contra la sentencia a la pena de muerte de Asia Bibi, la mujer cristiana paquistaní condenada por la controvertida ley contra la blasfemia de Pakistán.  El Rev. Tveit declaró que garantizar la justicia en casos como el de Asia Bibi es fundamental para promover la tolerancia, la harmonía religiosa y la protección de los derechos de las minorías religiosas.

«Las supuestas circunstancias del incidente que condujo a las acusaciones de blasfemia contra la Sra. Bibi son sumamente cuestionables, y la imposición de la pena de muerte en este caso es totalmente improcedente. Además de la cuestión de la libertad religiosa,los cargos en contra de la Sra. Bibi, la reclusión a la que sigue sometida y la amenaza de ejecución constituyen ciertamente una violación de sus derechos humanos fundamentales», afirmó el Rev. Dr. Tveit en una declaración realizada en la sede del CMI en Ginebra (Suiza) el 27 de octubre.

Al tiempo que denunciaba el hecho de que la ley contra la blasfemia es propensa al abuso, el Rev. Dr. Tveit expresó su esperanza en que el Tribunal Supremo de Pakistán revoque la decisión del tribunal de primera instancia sobre el caso de Asia Bibi.

«Espero alentar a las personas de buena voluntad de Pakistán y de todo el mundo a colaborar para abogar por las enmiendas a la ley contra la blasfemia bajo la cual se han realizado estas acusaciones contra Asia Bibi», añadió.

Ya hace varios años que el CMI, junto con las iglesias miembros del país, viene expresando su preocupación por los abusos cometidos bajo la ley contra la blasfemia en Pakistán. En 2009, el Comité Central, uno de los principales órganos rectores del CMI, publicó una declaración sobre la aplicación indebida de la ley contra la blasfemia y la seguridad de las minorías religiosas en Pakistán.

El caso

Los hechos ocurrieron en junio de 2009 cuando Bibi, trabajadora agrícola, fue enviada a buscar agua mientras trabajaba en un campo. El resto de mujeres, seguidoras del islam, se opusieron a que ella fuera porque, al no ser musulmana, contaminaría el recipiente y lo haría impuro. Por ello, le exigieron que abandonara el cristianismo y que se hiciera musulmana, a lo que ella se opuso.

En su justificación, la fiel cristiana dijo a sus compañeras que “Jesús murió en la cruz por los pecados de la humanidad” y preguntó a las mujeres musulmanas qué había hecho Mahoma por ellas. En cuanto oyeron estas palabras acudieron al imán local, esposo de una de ellas, que a su vez presentó una denuncia ante la Policía por el delito de blasfemia. Y es que el artículo 295 del Código Penal de Pakistán pena con la muerte blasfemar contra el profeta del islam.

El juez, Naveed Iqbal, la condenó a muerte tras haber sido previamente detenida. El magistrado descartó totalmente que hubiese sido falsamente acusada o que existieran “circunstancias atenuantes”. Desde entonces y pasando por varias instancias judiciales sigue presa en una celda minúscula con la incertidumbre de si llegará la muerte o la libertad.

Hace pocos días se dio a conocer una carta que envió al Papa Francisco donde le cuenta al Papa: “todavía me aferro con fuerza a mi fe cristiana y me nutro de la confianza en Dios, mi Padre, que me defenderá y me devolverá la libertad. También confío en ti, Santo Padre Francisco, y en tus oraciones”.

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