Carlos Ham: “No es posible la diaconía cristiana sin una espiritualidad que la sostenga”

En los límites de Colonia Valdense, entre la quietud del tajamar y el silbido de las casuarinas, este otoño el Centro Emmanuel vibró con el eco de múltiples voces. Ellas trajeron consigo la cadencia de diversas regiones: desde las rojas tierras misioneras hasta los arrozales de Rocha estaban representados en este encuentro.

Animadas por la convocatoria a un seminario de actualización teológica, alrededor de setenta personas se reunieron entre el domingo 30 de abril y el martes 2 de mayo. La visita del Dr. Carlos Emilio Ham –actual rector del Seminario Evangélico Teológico de Matanzas, Cuba- propició un encuentro para reflexionar sobre las prácticas diaconales de nuestras iglesias, a la luz de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la ONU en 2015.

De la exposición de Ham se destaca el énfasis puesto en las organizaciones basadas en la fe como agentes de importancia para la consecución de los ODS. Enfocados en la erradicación de la pobreza, la desigualdad y la injusticia, en la solución al cambio climático y en la conservación de los ecosistemas, estos objetivos coinciden con el empeño de muchas prácticas diaconales, por lo que existe un camino compartido entre los estados y nuestras comunidades.

En el seminario se planteó también que todas las iglesias tienen el deber de vigilar el cumplimiento de estos objetivos, demandándolo a los gobiernos que suscribieron este acuerdo. A su vez, la diaconía cristiana está llamada a ir más allá de mitigar situaciones de desigualdad e injusticia, por lo que debe explorar las causas de estas problemáticas. Por eso se reafirma que la diaconía debe ser profética y no una mera actitud de servicio.

Para ayudar a aterrizar estos conceptos, el seminario contó con el aporte de la Pra. y Lic. Claudia Tron (Iglesia Valdense), el Lic. Humberto Shikiya (CREAS) y el Lic. Nicolás Rosenthal (Fundación Hora de Obrar-IERP). Más que como reactores, ellos operaron –parafraseando a Ham– como ‘propulsores’ de la reflexión.

Humberto Shikiya destacó la importancia de la diaconía cristiana como una acción territorial, situada en un contexto específico, que puede servir como instrumento para ‘generar presión’ sobre cada Estado. Además, afirmó que la diaconía debe estar acompañada de una teoría del cambio, sin la cual dejaría de ser una diaconía política, cayendo en el mero asistencialismo.

En su alocución, Claudia Tron señaló la necesidad de interpretar los ODS desde una perspectiva eco-feminista, que permita descubrir en la cultura patriarcal las bases de un sistema de dominación y muerte:

“El patriarcado no sólo ha naturalizado en nuestra cultura la inequidad de género sino que sostiene desde su lógica de dominación y abuso el sistema económico de explotación, violación y sometimiento de la naturaleza y las personas, que provocan pobreza, exclusión y muerte (…) La opresión de la mujer y la destrucción del planeta vienen del mismo sistema patriarcal”

Finalmente, Nicolás Rosenthal apuntó sobre el poder como una dimensión importante de análisis, y sobre la importancia de cuestionar las formas de crecimiento y desarrollo que sostienen los ODS. ¿Podemos aspirar a alcanzar los patrones de consumo que ofrecen los

países del Norte, o los que sostienen los sectores acomodados de nuestras sociedades? Quizá sea necesario –como afirma Rosenthal– ‘deformatear’ esa cultura de consumo que es la que acentúa las cada vez más profundas desigualdades.

Todos estos aspectos fueron problematizados en el trabajo por grupos, en los cuales se generó un intercambio acalorado sobre problemáticas que están enfrentando nuestras iglesias en la actualidad. Allí también sobrevoló la pregunta por la ‘ONGización’ de la diaconía ¿Cómo hacer para que ese trabajo no se vuelva pura inercia, una práctica vaciada de espiritualidad?

En respuesta, Carlos Ham se remitió al ejemplo de la iglesia ortodoxa, que sostiene que la diaconía debería ser pensada como una “liturgia después de la liturgia”; realización concreta de aquello que celebramos y confesamos en el culto. Porque no es posible la diaconía cristiana sin una espiritualidad que la sostenga.

Centro Emmanuel