Para que no caiga la esperanza

Ilustración: Raquel Moreno- De http://nexos.com.mx/

Ilustración: Raquel Moreno- De http://nexos.com.mx/

 

COLOMBIA-

Por Diego Higuita-

Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.  La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.  Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.  No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.

Isaías 11:6-9 (RVR1960)

Cada vez que leo este texto de Isaías me pregunto si existirá la más remota posibilidad que ésto se lleve acabo. ¿Qué tal un león alimentándose de hierba?, ¿O una víbora sin veneno, sin instinto de picar?. Tenemos que preguntarnos si es posible un cambio en la naturaleza de estos animales de tal manera que sus vientres reciban y asimilen otra clase de alimentación. Se trata de un cambio de instinto y un cambio fisiológico en sus necesidades alimenticias. En todo caso esto suena muy raro para cuestiones prácticas y racionales.

Colombia ha vivido mas de 55 años en guerra, las personas con menos de cincuenta años nos preguntamos cómo sería nuestro país en paz; lo hemos imaginado de muchas maneras y deseamos desde lo mas profundo que tuviéramos la posibilidad de conocer a Colombia en Paz. Mas de ocho millones de personas desplazadas, miles de muertos/as y desaparecidos/as. Pero no es solo Colombia,  el mundo entero esta pasando por situaciones que amenazan la vida en todas sus expresiones. El calentamiento global, las migraciones, los enfrentamientos entre los países, los terremotos, los huracanes, el armamento nuclear, etc., todo esto nos hacer perder la esperanza. Cada vez los depredadores se muestran mas temibles y poderosos.

Vivo en un pueblo (Dabeiba, Antioquia) con una población de treinta mil personas, en su gran mayoría labriegos. En esta pequeña población han confluido diferentes actores armados en disputa de poder y control. Entre 1993 y 2002 la Guerrilla de las Farc asesinó 3.500 hombres del Ejercito y la policía Nacional. Asesinó 1.500 campesinos. Los paramilitares asesinaron 4.500 personas. Sin contar los desaparecidos y los falsos positivos (datos suministrados por el coronel del ejercito en vista a la zona de normalización en junio 27 de 2017).

Aún recuerdo como testigo  directo a Carlota, una vieja buena gente que se ganaba la vida lavando ropa en las casas vecinas, que fue asesinada a tiros de fusil y luego colgada del cuello en su propia casa por miembros de la Farc por haber recibido unos restos de comida que le ofreció el ejercito cuando pasaban por su casa. Y dijeron que la vio Uberlina cuando  recibió la comida, lo cual ya era motivo para ser obligada a dejar la región.  Cinco años después regresó y  los paramilitares aun la esperaban para tomar venganza: la asesinan en la misma forma que a Carlota.  Ambas vidas inocentes cobradas por diferentes predadores.

Y es que en este pueblo nos tocó presenciar las crueldades de esta violencia y vivir el terror día a día con la sensación temible de esperar cuando era nuestro turno para caer en las garras de los predadores.

En junio de este año, tuve la oportunidad de ser testigo del acto de dejación de armas por arte de las Farc en la zona de normalización de este mismo pueblo.

 

Dejan las armas-Colombia (El Tiempo)

Dejan las armas-Colombia (El Tiempo)

En el mismo lugar donde por mas una década de enfrentamientos, muertos y heridos, estaban juntos y sin armas; la guerrilla de las Farc, el Ejército, la policía nacional y  estoy seguro que uno que otro paramilitar infiltrado. Yo no podía asimilar y entender lo que pasaba allí, y mientras mis pernas temblaban de miedo, mi corazón palpitaba mas fuerte. Vi llegar luego al coronel del ejército y al comandante de las farc en un tono amable, amistoso y sonrientes a ofrecer a los invitados una taza de café.  Sí. Eran ellos, los archienemigos, los responsables directos e indirectos de ese mar de sangre y dolor.

“¡Si, somos nosotros!. Sin armas, sin miedo”,…”sean bienvenidos” replico el coronel. Y confirmó con la cara sonriente el guerrillero.

Verificamos el proceso de entrega de las armas perfectamente garantizado por la ONU y luego en una mesa ecuménica almorzamos juntos. ”Ya no tenemos miedo”, Todos ganamos: ganó Colombia, ganó las Farc, ganó el ejercito, ganaron las madres que ya no reciben hijos muertos ni mutilados. Ganó el campo.  Sin embargo el país esta dividido. Esa división se expresó en el plebiscito que por una diferencia mínima ganó el no la refrendación de los acuerdos de paz entre Gobierno y farc.

Pero quiero contarles solo una parte de los que sucedió esa noche en esta zona de normalización.

El Ejército tenia 450 efectivos de un lado y la guerrilla un sin número de combatientes todos fuertemente armados. Una vez fracasado el plebiscito solo se esperaba que cualquiera de las dos partes abriera fuego. Confesaron los mandos de ambas partes que jamás en sus vidas habían sentido tanto miedo. A las 11.30 de la noche,  el mayor del ejército recibe una noticia, que el comandante de las Farc tiene un pre-infarto y sus subalternos le preguntan: “qué hacemos”. Y luego de un momento da la la orden: vayan con el médico y una ambulancia. No veo un guerrillero al cual atacar, sino una vida para salvar… Ahora estaban almorzando juntos y con nosotros. Es en ese momento cuando sientes que se te enchina la piel y el corazón no te cabe en el pecho.

No se si Isaías estaba loco cuando escribió estas líneas, pero quizás el león pueda comer pasto  las víboras  ya no tengan veneno,  el lobo y el cordero pasten juntos. Los que si es seguro es que es el momento de desarmar nuestras mentes, nuestros corazones y dejar que el Espíritu de Dios haga las trasformaciones para que el Reino de Paz se acerque a la tierra.

Es el momento para que la iglesia salga de su madriguera (templos) y convierta en hechos sus discursos. El tiempo de la reconciliación ha llegado.

 El autor es presbítero y Secretario general  de la Iglesia Presbiteriana de Colombia

 

 

 

 

One comment on “Para que no caiga la esperanza
  1. Excelente artículo y aporte al proceso de paz que vive nuestro país. Realidad que es simil en otras latitudes de Colombia y que cada vez más y más deben darse a conocer. En horabuena, y que sigamos testimoniandode que los colombianos seguimos creyendo y apostando por un pais mejor.

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