Declaración sobre la decisión de la embajada estadounidense en Jerusalén

ESTADOS UNIDOS-

Por Thomas Kemper y la Rev. Susan Henry Crowe –

La decisión del presidente de los Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar allí la embajada va en contra de los 70 años de consenso dentro de la comunidad internacional de que Jerusalén debería ser una ciudad internacional, una ciudad de paz, abierta a personas de todas las fes Como peregrinos que hemos visitado Jerusalén, conocemos de primera mano el profundo significado que tiene para las personas de muchas religiones. 

El plan de partición de las Naciones Unidas, adoptado el 29 de noviembre de 1947, exigía que Jerusalén y Belén fueran un corpus separatum (una entidad separada) que estaría abierta a todos. Hoy, ningún gobierno tiene su embajada en Jerusalén. Todos los presidentes de Estados Unidos desde Truman hasta ahora, han afirmado que cualquier estado final de Jerusalén debe abarcar dicha apertura y ser negociado por Israel y el pueblo palestino.

Los metodistas unidos siempre han apoyado el consenso internacional de que las cosas que contribuyen a una paz justa y duradera en Medio Oriente deben incluir una Jerusalén compartida.

 Nuestra Conferencia General declara: “Jerusalén es sagrada para todos los hijos de Abraham: judíos, musulmanes y cristianos. Tenemos una visión de Jerusalén compartida, como una ciudad de paz y reconciliación, donde los palestinos e israelíes pueden vivir como vecinos y, junto con visitantes y turistas, tengan acceso a sitios sagrados y ejerzan la libertad de expresión religiosa. La resolución pacífica del estado de Jerusalén es crucial para el éxito de todo el proceso de lograr una paz justa y duradera entre palestinos e israelíes “( The United Methodist Book de Resoluciones, 2016, n.º 6111).

Cuando el gobierno de Israel se anexionó Jerusalén Oriental, en violación del derecho internacional, el Consejo Mundial de Iglesias se unió a la comunidad internacional en protesta, declarando: “Esta decisión es contraria a todas las resoluciones pertinentes de la ONU. De manera más peligrosa, socava todos los esfuerzos hacia la solución justa del problema del Medio Oriente y pone en peligro la paz regional y mundial “( Declaración del CMI, agosto de 1980 ).

La declaración del CMI siguió reconociendo que la paz de Jerusalén va de la mano con la paz de toda la región: “El destino de Jerusalén debe verse en términos de personas, incluidos los cristianos, judíos y musulmanes, y no solo en términos de santuarios. Por lo tanto, al igual que el futuro estado de Jerusalén se ha considerado parte del destino del pueblo judío, no puede considerarse aisladamente del destino del pueblo palestino y, por lo tanto, debe determinarse dentro del contexto general del asentamiento del pueblo judío y el conflicto de Medio Oriente en su totalidad “.

La decisión unilateral del Presidente de los Estados Unidos coloca otro enorme obstáculo en el camino hacia la paz justa para todos: israelíes y palestinos, judíos, cristianos y musulmanes. Se corre el riesgo de envalentonar otros asentamientos israelíes en tierras palestinas y de seguir desplazando a los palestinos de Jerusalén Este.

En esta primera semana de Adviento, cuando los cristianos de todo el mundo volteamos nuestros corazones hacia Belén para celebrar el nacimiento del Príncipe de la Paz, rechazamos cualquier noción de que Dios esté de un lado. Más bien recordamos y celebramos la venida de Emmanuel, Dios con nosotros, todos nosotros, mientras buscamos las cosas que hacen posible la paz justa para todos.

*Thomas Kemper es el secretario general de Global Ministries. La Rev. Dra. Susan Henry-Crowe es la secretaria general de la Junta General de Iglesia y Sociedad de la Iglesia Metodista Unida.

Traducción: Claudia Florentin-ALC Noticias