Una opción en defensa de comunidades y territorios: primer encuentro sobre iglesias y minería

COLOMBIA

Con el apoyo de la Conferencia de Obispos del Brasil y la participación del Consejo Latinoamericano de Iglesias, se está convocando para los días 2 al 5 de diciembre próximos en Brasilia, a personas de iglesias y organizaciones cristianas que trabajen junto a las comunidades en la defensa de la vida y de los territorios, a un debate y definición de estrategias y alianzas para actuar en conjunto frente a los desafíos que plantea la mega minería en Latinoamérica.

Las motivaciones de este encuentro se encuentran en el incremento sustancial de las actividades mineras en América Latina en los últimos años, con una proyección de crecimiento mucho mayor en el futuro. Esta expansión de la actividad minera ha generado impactos irreversibles en los ecosistemas, en las personas y en los entornos sociales en que viven las comunidades pobres, quienes más sufren las consecuencias de esta explotación y en muchas ocasiones no pueden reivindicar sus derechos y cuando protestan frente a estos proyectos son criminalizadas.

Por esta razón en noviembre de 2013, un grupo de treinta personas de fe, que acompañan estas comunidades y de articulaciones nacionales e internacionales, se reunieron en Lima, Perú para encontrar caminos comunes y evaluar la posibilidad de un encuentro más amplio, a nivel latinoamericano. De esta forma surge la propuesta de realizar este Primer Encuentro Latinoamericano sobre Iglesias y Minería, una opción en defensa de comunidades y territorios. En este se busca fortalecer articulaciones entre las comunidades eclesiales activas en este tema que necesiten salir de su aislamiento e intercambiar experiencias, profundizar las motivaciones éticas, pastorales y teológicas de su compromiso. Además de buscar promover espacios para un dialogo cada vez mayor entre las bases de las iglesias y su jerarquías sobre estos temas.

En el encuentro se espera la participación de cerca de cien líderes de comunidades, de iglesias y de organizaciones cristianas que acompañan a las comunidades que sufren los efectos de la minería, así como de obispos y representantes de agencias que apoyan estos procesos.

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