ARGENTINA
“Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí estuvo cuarenta días, viviendo entre las fieras y siendo puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían. Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía ‘Ya se cumplió el plazo señalado, y el Reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias.”(Marcos 1:12-15)
Comenzamos el tiempo de Cuaresma recordando los cuarenta días de Jesús en el desierto, tiempo de meditación y preparación para emprender su ministerio. En esta parte del mundo, la Cuaresma coincide con el inicio de la actividad laboral, educativa y con la preparación de los programas congregacionales después de un tiempo de receso y descanso.
Este año el tradicional tiempo de verano, propicio para una pausa reparadora, fue sacudido por noticias a nivel nacional e internacional que impactaron nuestra sensibilidad. Los hechos ocurridos en París, México y Buenos Aires han dejado brutalmente expuestos los intereses económicos y políticos de carácter mundial que se presentan disfrazados de verdad y justicia.
Por su parte, los medios de comunicación sobreabundaron con contradictorias noticias, muchas de las cuales, lejos de informar, llevan a la confusión de la población y a crear innecesarios temores. Nos preguntamos dónde está la verdad y en consecuencia la justicia.
Por ejemplo, la confrontación entre cristianismo e islamismo que se pretende mostrar en los hechos de terrorismo y ataques militares, es totalmente falsa y carece de veracidad. No por casualidad cuando se quiere exacerbar, producir miedo, la confrontación religiosa adquiere un papel destacado. Es evidente que estos acontecimientos y sus interpretaciones mediáticas no procuran el bien de todos, sino el beneficio de los intereses de unos pocos.
La Cuaresma nos desafía a hacer de este tiempo un período de reflexión y discernimiento. Jesús en el desierto fue tentado por el poder del imperio: “Todo esto será tuyo, si me adoras”. Sin embargo Jesús pudo rechazar la tentación porque sabía cuál era el proyecto de Dios y qué debía hacer para proclamarlo.
Este tiempo debe ser inspirador para detectar qué nuevas tentaciones en el nuevo escenario mundial pretenden imponer los países hegemónicos con sus viejos y nuevos actores y, sobre todo, la decisiva influencia de los medios de comunicación en la comprensión de este mundo.
Todo esto nos lleva a indagar sobre los cruciales desafíos que esto implica para la misión de la iglesia.
Este es un año electoral en la sociedad argentina por el que damos gracias a Dios. El sistema democrático es la oportunidad que nos desafía a mirar el futuro y decidir sobre nuestra participación. Tomemos distancia de la agresión y confusión que recibimos como ciudadanos y procuremos nuevos modos de generar nuestras relaciones. Por eso, somos llamados a orar para que crezca en nuestro pueblo un espíritu de construcción y colaboración donde se procure el bien para todos y no la descalificación o destrucción de quien opina y percibe la realidad de un modo diferente al nuestro.
Para Jesús la Cuaresma fue el tiempo preciso para elegir el camino del Reino de Dios por el que estaba dispuesto a ir hasta la cruz por anunciar la nueva vida.
Busquemos hoy junto a Jesús, caminos de esperanza y no de muerte, con nuestro aporte generoso, procurando el bienestar y la paz para todos.
Fraternalmente en Cristo,
Pastor Frank de Nully Brown
Obispo