ARGENTINA
Lisandro Orlov-
Domingo 1° de marzo de 2015
Ciclo B. Segundo domingo de Cuaresma Evangelio: Marcos 8, 31-38 (Leccionario Común Revisado) Primera Lectura: Génesis 17, 1-7, 15-16 Salmo Responsorial: Salmo 22, 22-30 Segunda Lectura: Romanos 4, 13-25
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EVANGELIO Marcos 8,31-38
Traducción: El Libro del Pueblo de Dios. La Biblia. Ediciones Paulinas. Madrid. Buenos Aires. 1990 |
En aquel tiempo Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo de la humanidad debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres“.
Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo de la humanidad se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles“. Aclamemos el Evangelio del Señor |
“HAGAN LIO”
Muchas veces para comprender en profundidad una escena o un párrafo tenemos que salir del texto y mirar el contexto. Por ello es muy peligroso citar una frase sacada de la intencionalidad primaria del autor o alejada de su teología porque aislada la cita puede sonar, a los oídos de quienes no tienen clara toda la película, dando lugar a conclusiones no ajustadas a la realidad.
En este caso tenemos que ver a Jesús de Nazaret haciendo una serie de hechos extraordinarios, que no quisiera llamar milagros porque nos pueden ubicar en un plano mágico. Esas curaciones y esas multiplicaciones de panes, antes que romper las leyes de la naturaleza, tiene como objetivo romper los tabúes de la exclusión. Esto es claro en las curaciones de ciegos, leprosos y endemoniados. Tenemos que recordar que toda enfermedad en mentalidades pre científicas, se las explicaba por su origen en pecados y castigos. El verdadero objetivo de esas curaciones es la inclusión de aquellas personas consideradas pecadoras e impuras y en consecuencias excomulgadas de toda comunión social o religiosa. El curar a un leproso, a un endemoniado, a un ciego tenía como razón primera restituirlos en su condición de ciudadanos tanto de la sociedad como de la comunidad de fe. Ese es el gran milagro y que en definitiva va a producir el gran rechazo de las promesas incondicionales de la gracia de Dios.
La segunda perspectiva que tenemos que tener en cuenta es la ubicación que le da la iglesia a este texto en el segundo domingo de cuaresma ya que le da continuidad con la lectura del Evangelio de la semana anterior. En aquella escena y en esta la presencia del gran tentador, del enemigo sutil a la identidad y proyecto que anuncia y vive Jesús de Nazaret está presente con su ideología y con su teología encarnándose esta vez en la voz de sus discípulos. Teniendo en cuenta estas dos perspectivas estamos en condiciones de tratar de meternos en la escena que se nos propone este día.
En primer lugar tenemos un problema de títulos. Luego de la abierta y sorprendente confesión de uno de sus discípulos afirmando que Jesús de Nazaret es el Mesías esperado aparece la indicación de guardar en secreto esa identidad. El título de Mesías nunca aparece en los labios de Jesús porque tiene muchas dudas sobre la forma en que comprenden ese título sus contemporáneos. La teología y el pensamiento predominante en su contexto esperaban un Mesías todopoderoso que restituyera dignidades políticas y religiosas usando la fuerza y el poder. Esa es aún un pensamiento predominante en muchas comunidades cristianas hoy en día. Muchos siguen pensando en el Señor de Señores y en el Rey de Reyes, en la lluvia de milagros que transforman la fe en un espectáculo de recompensas individuales.
En cambio Jesús de Nazaret se presenta con otro título menos contaminado por las ideologías y las teologías de la prosperidad. Se identifica con un título usado mucho por la literatura apocalíptica: “Hijo de la humanidad”. Tenemos que recordar que la literatura apocalíptica aparece siempre en situaciones de crisis para anunciar esperanza de liberación. Por lo tanto este título tenemos que escucharlo como una promesa de liberación de toda esclavitud y opresión.
Muchas veces los títulos dados en los Evangelios a algunos pasajes nos pueden condicionar su lectura. El tema central de esta escena no es tanto el primer anuncio de su pasión sino el énfasis está puesto en el rechazo de su acción pastoral fundada en una renovada lectura de las Escrituras, que va a llevar a esa pasión. Tendríamos que hablar del primer anuncio de su rechazo por un grupo heterogéneo de influyentes y poderosos actores de la escena política y religiosa. Tenemos que ser cuidadosos al igual que lo es el evangelista, de no poner a todo el pueblo en la misma intención. Hay matices y hay fisuras en quienes se oponen a su hermenéutica y su teología. Con el peligro de ser simplistas podemos decir que los ancianos representan las instituciones que tiene mucho poder político, los sumos sacerdotes son aquellos que dominan la ortodoxia y los escribas son los intelectuales al servicio de ese sistema de poder.
Frente a ese panorama el anuncio del rechazo la propuesta de Jesús de Nazaret y que lleva a la muerte, no es una estrategia políticamente correcta. Allí aparece el escándalo y aquello que sus discípulos de entonces y de ahora continuamos rechazando. Queremos un anuncio nunca de rechazo, sufrimiento y hasta la muerte, sino que nuestra fe va a funcionar como una llave mágica que soluciona todas nuestras angustias. Queremos tranquilidad y que nada ni nadie nos perturbe. Queremos milagros y rechazamos la cruz.
Jesús de Nazaret es en esto muy claro. Quienes le escuchan también lo tienen claro porque saben que el destino de su maestro puede muy bien ser el destino de sus discípulos y esa similitud posible es rechazada de plano. Aquí interviene nuevamente el enemigo, el gran tentador que ahora actúa directamente sobre los discípulos ya que Pedro es el portavoz de todos ellos. No habla por sí solo sino que lo hace en nombre de todos los discípulos que quieren un Mesías poderoso y no un Hijo de la humanidad comprometido con todos los sufrimientos de todos los excluidos, estigmatizados y marginados. El proyecto de los discípulos es simplemente desplazar a los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas y sentarse ellos en sus tronos. La teología y las expectativas de ellos es el poder y no el servicio expresado en la comunión con los marginados.
Con esta lectura podemos comprender la fuerte reacción de Jesús de Nazaret. Aquí aparece nuevamente la palabra estrella del párrafo: “rechazarlo”. Esta traducción emplea “reprenderlo” cuando el texto original vuelve a usar “rechazo”. No puede haber comunión alguna entre la teología de la prosperidad y del poder con la teología de la cruz. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo:“¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres“.
Al tomar conciencia de esta situación grave del enfrentamiento de dos hermenéuticas y dos teologías opuestas, convoca tanto a sus discípulos como a toda la multitud y pone muy en claro las condiciones dificilísimas para ser sus discípulos. No está jugando, no es una mera cosmética religiosa o política: es la revolución de valores y comuniones. Quienes leemos o escuchamos este pasaje después de la Resurrección del Cristo nos puede resultar un poco más fácil comprenderlo, pero para quienes lo escuchaban antes de la Pascua, el tema de la cruz es extraño. Ese es un instrumento de tortura inventado por los persas y utilizado por el Imperio Romano para aniquilar a aquellas personas que eran considerados subversivos para su poder. “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” Si somos consecuentes tendríamos que traducir esta condición como “sean subversivos a estas estructuras opresivas” o con frases que se han puesto de moda “hagan lio”.
La teología de la cruz no es un proyecto que nos proponga sufrimientos privados, personales o el sufrir por sufrir. Frente a la propuesta tan demagógica y económicamente atrayente de “paren de sufrir” Jesús nos propone un proyecto para que nunca paremos de sufrir frente a las exclusiones, las injusticias y todas las opresiones. Tenemos que sufrir hasta la cruz promoviendo un mundo más solidario, pacífico y humano. El Hijo de toda la Humanidad asume en su cruz todas las cruces de su tiempo y del nuestro y nos llama a ser los discípulos que están dispuestos a entregarlo todo, a no reservarse para sí absolutamente nada, a entregar sus vidas en todos los martirios que un cambio social, teológico o pastoral traen como consecuencia. No tenemos que temer ya más al rechazo por nuestras comuniones con quienes las autoridades, las jerarquías religiosas y los intelectuales al servicio de esos grupos. No tengamos vergüenza.
Para la oración de las y los fieles.
[Las plegarias deben ser preparadas localmente y para cada ocasión. Los siguientes ejemplos pueden ser adaptados o modificados de acuerdo a las necesidades de la comunidad]
Permitamos ser conducidos por el Hijo de la Humanidad para que nunca dejemos de sufrir frente a nuestros hermanos y hermanas que viven situaciones de abandono, violencia o rechazo. Oremos por la Iglesia para que tenga profunda sensibilidad para quienes necesitan acciones visibles de acompañamiento.
Se hace un breve silencio.
Hijo de toda la humanidad, concédenos la fuerza de tus Espíritu para que tengamos el valor de caminar en tu cruz, para vivir iluminados por ella para tener la confianza de entregar nuestras propias vidas para que otro mundo y otra iglesia sean posibles. Sálvanos de la boca del león, salva a estos pobres de los toros salvajes
Hijo de toda la humanidad, al mostrarnos una y otra vez tus manos con las heridas de la cruz, invítanos nuevamente a reconocerte en quienes hemos herido como comunidad, con nuestras predicaciones, con nuestra forma de comprender las Escrituras y libéranos de la tentación de estigmatizar al extraño, extranjero y diferente. Anunciaremos tu Nombre a nuestros hermanos y hermanas.
Hijo de toda la humanidad, Tú llamas una y otra vez a la unidad de todos los pueblos y todas las personas en su diversidad multicolor y nosotros te respondemos con nuevas divisiones y nuevas murallas. Ayúdanos a llevar tu cruz para que transformemos nuestras vidas y nuestras comunidades en signos de unidad. Te alabaremos en medio de la asamblea.
Hijo de la toda la humanidad, sabemos que el gran tentador nos rodea y nos propone siempre nuevos mensajes para que tengamos miedo de los cambios, las reformas y las propuestas nuevas. En el bautismo nos hemos comprometido con tu cruz para que sea herramienta de la subversión de los pacíficos. Renueva en nosotros tu compromiso.Anunciaremos tu Nombre a nuestros hermanos y hermanas.
Aquí se pueden ofrecer otras intercesiones.
Hijo de toda la humanidad, al contemplar tu cruz renueva en tu comunidad la alegría de entregarlo todo para tener la libertad de amar, servir y consolar a quienes tu nos propones como nuestros prójimos. Sálvanos de la boca del león, salva a estos pobres de los toros salvajes
Hijo de toda la humanidad, entre tus manos, fuente de toda gracia y misericordia, nos encomendamos para que junto con todos tus santos y santas y todos los ángeles que celebran tu cruz, seamos capaces de cantar una y otra vez tus alabanzas. Te lo pedimos por Jesús de Nazaret al que confesamos como el Cristo de tu Reino. Amén.