ITALIA-
Turín-
“Se trata de la iniciativa de Dios, que nunca se resigna ante el pecado del hombre, que abre nuevas formas de vivir la fraternidad, y de esto no se puede escapar. De parte de la Iglesia Católica pido perdón. Pido perdón por actitudes y comportamientos no cristianos, incluso inhumanos que hemos tenido en su contra. En el nombre del Señor Jesucristo, perdónennos “.
No hubo palabras suavizadas en el contundente Papa Francisco, cuando en el silencio de la iglesia valdense en Turín, llena de gente, pidió perdón por la violencia y las persecuciones del pasado. No hubo descuentos para la iglesia católica, culpable de actos no sólo no cristianos, sino también “no humanos”. Un reconocimiento formal que suena aún más impresionante por el lugar en que se pronuncia,
El moderador de la Mesa Valdense Eugenio Bernardini comentó positivamente una vez terminada la reunión: “Su solicitud de perdón nos conmovió profundamente y nos encontramos con alegría – dijo – Por supuesto que no se puede cambiar el pasado, pero hay palabras que en algún momento usted tiene que decir, y el Papa ha tenido el valor y la sensibilidad para decir la palabra correcta “.
Y ‘de hecho fue la primera vez que un Papa entra en una iglesia valdense: acompañado por el moderador, el Obispo de Roma cruzó el umbral del templo de Turín – la primera construida después de la concesión de los derechos civiles a los valdenses en 1848 – después de 800 años de excomunión y la consiguiente represión del movimiento valdense por la Iglesia Católica; ocho siglos caracterizadas por divisiones y diferencias teológicas y también, más recientemente, por un camino ecuménico que ha dado grandes pasos para amigar a las dos iglesias cristianas.
La hermandad común en Cristo, entonces recordó el Papa, “nos permite captar el profundo vínculo que ya nos une, a pesar de nuestras diferencias.” Una comunión todavía en camino, pero que precede las divergencias antropológicos, éticas y teológicas y nos anima a continuar por el camino, para llegar a los hombres y mujeres con el testimonio de la alegría del Evangelio.
Un deseo compartido por el moderador que, en su discurso de bienvenida al Papa Bergoglio, ha pasos mencionados en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para decir la unidad cristiana puede y debe ser concebida como “diversidad reconciliada”: hay que mirar en diferentes iglesias de la nuestra, dijo el pastor Bernardini, “no las faltas y defectos – que sin duda están, pero lo que el Espíritu Santo ha sembrado como un regalo para nosotros” “Esto es precisamente el ecumenismo: el fin de la autosuficiencia de las iglesias – añadió – cada iglesia necesita del otro para cumplir con su vocación.”
El moderador señaló que, hoy como en la Edad Media, el Valdense quiere predicar libre, predicar el evangelio de Cristo en la libertad y también nombró a dos de los nudos que aún nos dividen: la definición de las iglesias evangélicas como “comunidades eclesiales” hecha por el Concilio Vaticano II, y la cuestión de la hospitalidad eucarística, “lo que une a los cristianos es que se reunan alrededor de la mesa de Jesús – dijo Bernardini – son el pan y el vino que Él ofrece y Sus palabras, no las interpretaciones que no forman parte del evangelio”.
Pero lo que corrobora un verdadero camino ecuménico, además de la predicación, es el compromiso y la preocupación por el sufrimiento del mundo. Ser operadores y operadores de paz, instó al moderador, “no es un adorno retórico de nuestra fe, sino el corazón de amor y reconciliación deseada por medio de Jesucristo.” Por ello es esencial para intensificar el diálogo interreligioso y continuar el testimonio a favor de los refugiados y los pobres que llaman a nuestra puerta.
El Papa Francisco ha utilizado casi las mismas palabras, la preocupación por los que viven en dificultad: “A partir del trabajo de liberar la gracia en cada uno de nosotros viene la necesidad de testimoniar el rostro misericordioso de Dios que cuida de todos y, en particular, de los necesitados. La opción por los pobres, el último, de aquel que la sociedad excluye, nos acerca al corazón de Dios “.
Para dar la bienvenida Papa Francisco en el templo estaban también presentes el pastor Paul Ribet y el presidente del Consistorio Sergio Velvet, quien transmitió los saludos de la Iglesia de Turín, y el moderador de la Iglesia Valdense del Río de la Plata Oscar Oudri, que exhortó a continuara el camino ecuménico, alejándose de las tentaciones de proselitismo, para cumplir el mandato de Juan: “sean uno para que el mundo crea”. Cerró la reunión, el presidente del Comité Permanente de la Obra Metodista Alessandra Trotta, quien hizo hincapié en que la Palabra y el amor de Dios deben estimular a los cristianos a romper cada vez más el muro de egoísmo, las divisiones y la soledad. “Continuamos por este camino – resumió Trotta – que por ahí hay mucho que hacer.”
La visita del Papa concluyó con la Oración del Señor en la versión ecuménica, el intercambio de regalos – una reproducción de la primera Biblia traducida al francés en 1535 y las medallas de su pontificado – y el acompañamiento del Coro Valdense de Turin y el Coro Semincanto. La cálida bienvenida de los participantes en la ceremonia, que apreciaba la sencillez y la sobriedad de “hermano en Cristo” Francisco, confirmó la comunión de una reunión histórica, que reitera la intención de fortalecer un camino ecuménico fundamental para la evangelización y la el testimonio del mensaje cristiano, la belleza del amor salvador de Dios.
Foto P. Romeo / Reforma
Fuente: Riforma- Traducción: Claudia Florentin para ALC Noticias
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Palabras emocionantes de un papa valiente. PATXI LOIDI
!Bueno, ahora a devolver todo!! Levítico 6 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
6 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2 Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo,
3 o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre,
4 entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló,
5 o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación.
6 Y para ex
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