La desmemoria es peor que el olvido

niños sirios jugando en Uruguay

URUGUAY-

Por Oscar Geymonat-

Los queríamos vecinos sonrientes y agradecidos porque les habíamos dado una tierra de paz, alimento y educación. Los recibimos con aplausos, banderas, colchones nuevos, cuadernos para la escuela, mate y pelota de fútbol para que se hicieran como nosotros.

Nos gustó cuando algunos de sus niños se pusieron la bandera uruguaya en la espalda para mirar un partido de la selección y nos emocionó que gritarán un gol de los nuestros.

Cuando los encontramos acampados frente a la sede del gobierno diciendo que Uruguay es un país caro, inseguro, que no les da perspectiva y que quieren volverse, nos trastabillaron las razones. Algunos reaccionaron con enojo y los trataron de desagradecidos, de aprovechadores. Los miraron con encono por haber despreciado «privilegios» que nos dolió que tuvieran y que ahora confirman que no merecían. Hay quienes les dicen directamente que se vayan y no molesten más. Hay quienes llegan a poner en duda la atroz realidad que los echó de su tierra. «Tan mal no estarían», se oyó decir cerca del improvisado campamento. Hay otros que se enojan con el gobierno uruguayo y dicen que todo fue una jugada marketinera. Y hay otros, y otros, y otros más.

Que la realidad es más compleja que nuestras explicaciones es una certeza que pesa toneladas.

Como base de estos razonamientos superficiales y de estas conclusiones demasiado ramplonas está la incapacidad o la no disposición a ponernos por un segundo en los zapatos del otro. No nos van a calzar, es cierto, no vamos a llegar a saber qué se siente cuando caminamos con ellos porque los zapatos no son nuestros pero sus pies tampoco.

Al menos podríamos acercarnos un poco. «… ustedes saben cómo es el alma del extranjero» dice la ley que Dios da al pueblo hebreo en el desierto por medio de Moisés. Y lo saben «…porque extranjeros fueron en tierra de Egipto» (Éxodo 23: 9). «Recuerda que tú también fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí desplegando gran poder.» (Deuteronomio 5: 15).

Quizás es esa memoria la que nos está faltando para conocer «el alma» de nuestros extranjeros. La que puede por lo menos dar legitimidad a sentimientos que no entendemos del todo, la que toma en cuenta los sufrimientos y las pérdidas indecibles que hay en esas historias de vida que no pueden arrancar de cero un buen día para dejar nuestra conciencia tranquila.

«Al llegar al país donde no corren peligro, ya no saben muy bien si deseaban morir en su país o su situación actual» dice un cronista de Europa del este ante la avalancha de refugiados. Allí también la desmemoria genera en muchos esa incapacidad de entender.

Al otro día de llegar a Europa un refugiado sirio escribe en una red social. «Fuera, en el patio, vestido con tu ropa nueva, levantas tu smartphone y buscas cobertura. Necesitas saber quién sigue con vida en tu ciudad. Entonces pasa un «ciudadano preocupado» y te regaña. No entiendes por qué. Entiendes algo de ¡vuelve a tu país! Después entiendes palabras sueltas como «smartphone» y «dártelo todo hecho».

Tal vez nos sentimos demasiado dueños de nuestro lugar. Y necesitamos recordar que fuimos extranjeros, migrantes, refugiados y el Señor nos sacó porque oyó nuestro clamor.

Seguro que necesitamos hacer memoria.

Nota de la Editora:

Las cinco familias de refugiados sirios, que ingresaron a Uruguay en octubre de 2014 en el marco de una programa del entonces Presidente José Mujica, acampan en Plaza Independencia de Montevideo como forma de protesta para exigir que el gobierno les permita salir del país y ser acogidos como refugiados en otra nación.

Después de vivir distintas experiencias en diferentes puntos de Uruguay, se muestran disconformes con el programa de acogida (o buena parte de él) y, fundamentalmente, manifiestan el no poder visualizar, por muchas razones, una proyección de futuro por estas tierras.

Puede verse una nota en http://www.elobservador.com.uy/refugiados-sirios-quienes-son-y-que-se-quieren-ir-uruguay-n676229

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *