Cómo hacer buenos a niños y niñas

EL SALVADOR-

Por Germán Vargas Farías-

Estoy en El Salvador en estos días participando en un taller sobre disciplina positiva. Se trata de una metodología para la crianza cotidiana de niños, niñas y adolescentes basada en la no violencia, en el respeto y, para ser más preciso, en los derechos de la niñez.

Hemos llegado a la tierra del mártir Oscar Arnulfo Romero, precisamente un grupo de defensores de los derechos humanos de la niñez de varios países de América Latina, que creemos que se debe erradicar el castigo físico y humillante que se usa habitualmente con propósitos supuestamente correctivos. Estamos empeñados en que se dicten normas nacionales que lo prohíban expresamente y demandamos, a la vez que nos preparamos, para su implementación a través de medidas administrativas, sociales y educativas realmente efectivas.

Que el castigo físico sea tolerado y aceptado en varios países del mundo como una forma de disciplina y control no lo justifica. Lo rechazamos porque viola los derechos de los niños (integridad física e igual protección ante la ley, por ejemplo), y amenaza otros derechos fundamentales (educación, salud, desarrollo y supervivencia). Además, existen decenas de investigaciones que cuestionan o rechazan su eficacia y, por el contrario, que advierten sobre los graves riesgos que constituye para el desarrollo de la niñez.

En nuestro país, el Congreso de la República aprobó recientemente, y por unanimidad, la Ley de Protección y Bienestar Animal que sanciona, incluso con pena privativa de la libertad, a quienes maltraten a los animales. Es el mismo Congreso que pero parece resistirse a debatir el proyecto de ley que prohíbe el castigo físico y humillante contra niños, niñas y adolescentes, que en junio pasado fue aprobado por mayoría en la Comisión de Mujer y Familia.

Hay que saludar que se prohíba y sancione el maltrato animal, pero lo ocurrido revela una escala de prioridades bastante rara en nuestros congresistas que, pensándolo bien, a estas alturas ya no debería sorprender.

Con la prohibición del castigo físico y humillante no se pretende que padres, madres, representantes legales o cualquier otra persona que los tenga a su cargo, y que incurra en esa práctica, sea encarcelada. Se trata de proteger a los niños, niñas y adolescentes, y de propiciar la construcción de nuevas formas de relaciones de poder, en justicia y respeto por el más débil e indefenso.

En el pequeño y hermoso país del Obispo y mártir recuerdo a otro Oscar, el célebre poeta irlandés Oscar Wilde, quien dijo que el mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.  Es cierto. Eso supone, respetarles, cuidarles, y amarles. No hay otra forma.

 

 

 

 

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