La dignidad de los indígenas

bishopruiz95

Monseñor Samuel Ruíz en WACC

ARGENTINA-

Por Carlos Valle-

Cuando en 1995 la Asociación Mundial de Comunicación Cristiana- WACC celebraba su segundo Congreso Mundial de Comunicación en Oaxtepec, México, los casi 400 participantes de todo el mundo venían de diversas experiencias en la búsqueda de una comunicación democrática que se había constituido en eje de nuestra visión y acción.

Una de las mañanas nos sorprende la visita de Monseñor Samuel Ruíz que especialmente había venido de Chiapas para compartir la muy reciente experiencia de la rebelión zapatista al frente del subcomandante Marcos, en 1993. Ruiz había estado luchando por la dignidad de los pueblos indígenas, por la defensa de su cultura y de sus lenguas,  las que había aprendido para predicarles como una expresión de dignidad para esos pueblos. Venía de una tradición conservadora que tornó por una visión teológica indígena que provenía de los pueblos con quienes compartía.

Nuestro abrazo fraterno, no bien nos vimos, marcó el común compromiso que asumíamos. El Vaticano le estaba criticando arduamente, como consejero y participante de la gesta zapatista. Este encuentro se amplió por la presencia de Eduardo Galeano que, había dudado en ser orador en este Congreso, pero que se sintió en casa compartiendo con los participantes y con la agradable sorpresa de la presencia del Mons. Ruiz.

Cuando en esta semana el Papa Francisco decidió en su viaje a Chiapas visitar la tumba de Ruiz, no solo trajo valiosos recuerdos a quienes compartimos con él, sino lo vivimos como una señal de reivindicación a un cristiano comprometido con su pueblo, que tanta marginación había sufrido. El excelente periodista Eduardo Febbro (Página 12, 16 febrero 2016) ha recogido muchas claves sobre la vida y obra de Mons. Ruiz.

En este contexto es bueno recordar con Galeano que “para despojar a los indios de su libertad y de sus bienes se despojó a los indios de sus símbolos de identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el lejano día de la Creación.” Esperamos que estos gestos de acercamiento y reivindicación se traduzcan en acciones de vida y comunidad, donde la dignidad de los pueblos indígena sea respetada porque será la manera de respetar la vida y la dignidad de todos. El gesto, para tener validez, debe traducirse en hechos concretos que iluminen a la comunidad toda, esa comunidad por la que muchos venimos luchando con indeclinable compromiso y renovada esperanza.

 

 

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