Colombia y la opción entre dos grietas-Parte II

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Hilario Wynarczyk-

RAZONES Y TEMORES- Parte II

Las razones del SI

Cabe preguntarnos qué lógica había detrás de la idea del , la idea que fracasó en este primer round.

Como sucede con cualquier decisión política, podemos pensar que la idea del no ha sido pensada en forma ingenua por sus promotores sino luego de un análisis de costos y beneficios. Algo parecido a un cálculo prudencial en favor del mal menor, habitual en la estrategia política. Se trataría (si este argumento es razonable) de interrumpir definitivamente una situación que causa muchos perjuicios económicos y humanitarios, saca fuera del control del Estado Nacional una porción  del territorio del país y genera la posibilidad de que las FARC a su vez mantengan relaciones, políticas y económicas, inclusive relacionadas a la industria del narcotráfico, como una fuente de financiamiento, con el exterior de Colombia.

La perspectiva pragmática de cerrar definitivamente el catastrófico conflicto armado, es la que apoyó el Vaticano en un plano de análisis situado para este caso obviamente en Colombia pero que excede a Colombia y es claramente compartido por los Estados Unidos, Cuba y otras naciones.

En particular, la orientación geopolítica de la Santa Sede, personificada en la figura del papa Francisco Primero y sus ideas ampliamente difundidas (y en ciertos aspectos ciertamente revolucionarias), promueve la formación de una especie de neoecumene, que es diferente al fenómeno del Movimiento Ecuménico desde la década de 1960  en adelante, y las simpatías paralelas con la Teología de la Liberación y el clero llamado “tercermundista”. Se trata de una ecumene de las tres religiones monoteístas que se vinculan de una forma u otra con un vértice en la Biblia. Esto es: las religiones cristiana, judía y musulmana. En cuanto a la religión cristiana, ésta se encuentra representada sustancial y casi exclusivamente por el catolicismo. Las tres religiones tendrían, además de un vértice común en el monoteísmo y una génesis histórica en una misma región del Planeta Tierra, la característica idéntica de ser religiones asociadas estrechamente con Estados Nacionales, ora monárquicos, ora republicanos, y etcétera.

El objetivo último de tal neocumene, de acuerdo con la interpretación aquí desenvuelta y desde luego discutible, es promover al máximo el diálogo destinado a una licuación de los conflictos presentes al interior de las naciones que conforman lo que llamamos Occidente, y en el Cercano Oriente (que en definitivamente es algo así como el Patio Trasero de Occidente), para que, gracias a la paz, el enorme conjunto que forman estas naciones, resulte menos vulnerable al acecho y el avance  del fundamentalismo radical y belicoso del tipo yihadista, con sus variantes y sus afinidades también convergentes en la recuperación del califato como forma teocrática de organización política y social de un utópico nuevo orden mundial basado en la ley divina, sintéticamente expresado en “la unicidad de dios y la yihad” .

En fin, se trataría, según el enfoque que aquí expongo,  de cerrar las brechas de un conjunto de naciones que podrían reconocerse positivamente entre sí más allá de sus diferencias inherentes a los niveles de desenvolvimiento económico y las formas políticas de organización de los Estados y sus variantes religiosas, incluyendo la valoración positiva de los ateos de buena voluntad.

Pero en el corazón del asunto, y más allá de reflexiones geopolíticas que le dan un marco, al mismo tiempo que lo exceden, gira la problemática del pueblo y el Estado de Colombia, con horribles marcas de dolor, miedo y destrucción, capaces de condicionar actitudes a la hora de votar en un plebiscito como el mencionado.

Los temores del no

Creo que es válido desagregar los temores del NO en dos categorías, temores cívico-políticos y temores morales. En este formato vamos a tratarlos a continuación.

Temores cívico-políticos. Una de las barreras a la opción por el es la idea de que los desmovilizados de las FARC pudiesen contar con dinero para crear un partido político, ganar elecciones  y ocupar cargos en el aparato del Estado. Según este imaginario catastrófico, las FARC accederían al poder por un camino pacífico. A ese camino personalmente me atrevo a llamarlo “una guerra cultural de tipo gramsciano” (Antonio Gramsci, que sufrió la experiencia de vida en prisión a partir de 1926, fue un escritor con fuertes percepciones sociológicas puestas al servicio de una especie de variante pragmática del marxismo-leninismo notable en sus Cuadernos de la cárcel). Por el camino pacífico y con el tiempo,  el castrochavismo y la “Revolución Bolivariana” tomarían el poder en Colombia. Por ese camino la nación entraría en una decadencia económica al estilo de la Venezuela, nación vecina con amplia frontera en común cuyos habitantes suelen ingresar masivamente en territorio colombiano para comprar artículos de primera necesidad.

Por otra parte, el trato derivado de los Acuerdos de Paz, en su estado actual, sería muy injusto hacia el resto de la sociedad colombiana. El  acuerdo sería una garantía de impunidad Los guerrilleros que regresaran a la vida civil, no devolverían el dinero de los secuestros ni purgarían delitos en la cárcel. Por el contrario, recibirían cada mes un porcentaje del salario mínimo, además de subsidios para imaginables proyectos productivos, con dinero del Estado, proveniente de los impuestos, y del trabajo de la gente en último análisis.

En esta dirección hay quienes en Colombia,  simplemente, desearían que las FARC devuelvan personas secuestradas y dinero de secuestros. Esto se suma al hecho de que las FARC habrían sostenido su vida no solamente mediante secuestros sino también con negocios vinculados al narcotráfico y relaciones con el exterior. Al desenvolver su actividad a lo largo de cinco décadas, las FARC se constituyeron de hecho en un modus vivendi para muchas personas.

Sin dudas el título “temores cívico-políticos” sería bien reemplazable, y tal vez mejor, diciendo en su lugar “temores cívico-políticos y rencores”.

Temores morales. Hablando de moral, pero como de moral circunscripta al territorio de las estructuras familiares tradicionales y la diferenciación heterosexual de las personas, el acuerdo con las FARC contendría peligrosas influencias de la posmoderna “ideología de género”, de manera que Colombia, en una catastrófica distopía,  quedaría expuesta a la “dictadura de los homosexuales” (según dijo un llamado “concejal evangélico de la familia”, en Bogotá). Dentro de esta perspectiva, al interior de las iglesias evangélicas, en particular, hay quienes temen la concesión de prebendas jurídicas a los movimientos de la diversidad sexual (LGTBI: lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero), dice Harold Segura en otro artículo de análisis crítico titulado En Colombia, las iglesias debemos dar testimonio de paz, también accesible en la página de Cordialmente, revista del Movimiento de Pastores por la Gente.

En una clara perspectiva de análisis conspirativo, este plan profundamente anticristiano, sería gestado para desmoronar el modelo de familia establecido en la Biblia como Santa Palabra de Dios.  En apoyo de esta idea, que tendría también un soporte en las Naciones Unidas, los movimientos LGBTI habrían tenido la oportunidad de participar en las negociaciones en La Habana, pero los dirigentes de las iglesias evangélicas, no.

Frente a estas perspectivas, el sentido común, en sus formas básicas como es normal en el sentido común, hace pensar sin embargo que difícilmente una organización estructuralmente militar como las FARC y vinculada a los medios rurales y semirurales, pudiese estar interesada en la “ideología de género” y “los homosexuales al poder” como un imaginable destino utópico.

El autor es Doctor en Sociología por la Universidad Católica Argentina (UCA), Máster en Ciencia Política con mención en Teoría y Método por la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG, Brasil), Licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). En la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) es Profesor Titular de Metodología y Taller de Tesis de Posgrados en Gestión Ambiental y Economía y Negocios.

 

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