#8M Mujeres de Fe: Nos dimos cuenta que la violencia está y la nombramos

Afiche con invitación al evento organizado por las mujeres de fe

Afiche con invitación al evento organizado por las mujeres de fe

CHILE-

Cuando ya se palpita el Paro Internacional de Mujeres, organizado para este miércoles 8 de marzo en, hasta hoy, 50 países, ALC realizó preguntas a organizaciones basadas en la fe.
Aquí las respuestas de la Trabajadora social Daniela Aceituno Silva, de Acción Ecuménica contra la Violencia hacia las Mujeres de Chile.

¿Por qué el apoyo de las comunidades de fe a este movimiento que es mundial? qué sustento bíblico teológico tendría?
El apoyo surge de la necesidad de fortalecer la sororidad entre las mujeres, de posicionarnos desde una fe contextual, pertinente, que dialoga y se inserta en una cultura en la cual estamos construyendo un mejor vivir, a partir de las vivencias cotidianas que tenemos.
Las mujeres cristianas no vivimos en un mundo aparte, sino que hacemos eco y solidarizamos con las demandas de justicia social en el campo de los derechos sexuales y reproductivos, laborales, culturales, en el plano de la educación y de la salud, entre muchos otros.
Lo que precisamente quiere hacer el patriarcado es mantenernos dominadas, calladas, aisladas y sin capacidad de levantarnos y organizarnos. Con el sólo hecho de levantar la cabeza, de mirarnos y encontrarnos, hacemos un quiebre en la historia de subordinación de las mujeres.
El evangelio nos moviliza desde el discipulado de iguales y desde la idea de sacerdocio universal. La resurrección fue anunciada y proclamada desde las mujeres, ellas fueron las que acompañaron a Jesús hasta el final y las que seguramente sostuvieron las comunidades primitivas. Hay un desafío de buscar y de hacer memoria, de enaltecer a esas mujeres, de saber quiénes eran y qué aportaron.
Nos situamos desde una clave de sospecha y decimos ¿cómo es posible que en la Biblia los textos hayan sido escritos mayormente por varones?, ¿por qué los cargos de poder no son asumidos por mujeres en igualdad de condiciones con respecto a los varones? Jesús nos muestra su modo de ser y estar vinculado a las mujeres desde un paradigma liberador, que les reconoce su dignidad, una invitación a vivir esa vida abundante que señala, nos llama bienaventuradas en la medida que somos nosotras quienes encarnamos la pobreza, la sed de justicia, las que lloran.
-Qué crees que tienen para aportar en esta lucha contra la violencia?
Visibilizar el problema de la violencia al interior de las iglesias mediante modos de relacionarse, de distribuir el poder, mediante la falta de reconocimiento a las tareas de dirigencia y liderazgo de las mujeres, las situaciones de acoso y abuso sexual, la poca inclusión que tenemos en ritos, lenguajes, y también el silencio de las iglesias frente a la necesidad de defender la agenda de derechos humanos de las mujeres, es ya muy importante.
Nuestro aporte está en decir “nos dimos cuenta que esto pasa (la violencia) y lo validamos, lo nombramos”. Por eso para el día internacional de la no violencia el 2016, viralizamos a través de redes sociales la campaña “La Iglesia me violenta” y recogimos más de 50 testimonios que nos permitió afirmar la idea inicial de nuestro diagnóstico, que también era y es vivido por muchas de nosotras y de nuestras congéneres.
Por otro lado, reunirnos, construir organización, querer fortalecernos entre nosotras con herramientas teológicas y con repertorios de acción efectivos para combatir esa violencia, prevenirla y en definitiva transformar las vidas de mujeres (y no sólo de mujeres, también de hombres) desde y para nuestras comunidades de fe, es un gran segundo paso.
Cada una de las mujeres que conforma la Acción somos de distintas organizaciones y nos relacionamos con Dios Padre y Madre desde distintas espiritualidades. En ese sentido, disfrutamos del carácter ecuménico que tienen nuestros espacios y agradecemos que en esa diversidad podamos reconocer el rostro de Jesús también.
Para nosotras es valioso este espacio ya que no siempre hay oportunidades de cultivar un espacio feminista desde y para las mujeres al interior de las iglesias, por lo tanto denunciamos pero también anunciamos la esperanza de habernos encontrado y de querer visibilizar juntas ese evangelio liberador para las mujeres.
El evangelio no puede ni debe ser un arma de violencia que naturalice y promueva el patriarcado, al menos ese tipo de doctrina estamos dispuestas a denunciarlas y a trabajar muy fuertemente para que las mujeres se den cuenta de eso, no renieguen de su fe y se re encuentren con el Jesús auténtico.
-Cómo analizas la posición actual de comunidades de fe y organismos ecumenicos con respecto al tema.
En Chile, estamos en año presidencial. Hay algunas iglesias que han ido mostrando descontento con respecto al avance de ciertos proyectos de ley (como el de interrupción voluntaria del embarazo por tres causales) que ha despertado una ola de conservadurismos.
Hay candidatos que ven en el voto evangélico una oportunidad de electorado lo que potencia esas visiones negacionitas y opresoras y además les da razón y sentido. Esas comunidades, generalmente son iglesias pentecostales históricas y autónomas, de carácter masivo, con gobiernos muy piramidales y con un liderazgo poco formado teológicamente hablando.
Pero también hay varias organizaciones que desde la época de la post Dictadura y desde los años 90 en adelante se han ido reuniendo para apostar a un evangelio comprometido políticamente y liberador.
Con todo ,y a pesar de que la prensa y los medios de comunicación en general no dan mucha tribuna a estas micro acciones, también es cierto que ha faltado dejar los ego de lado y potenciarse como un sólo frente. Si bien hay alianzas, éstas son momentáneas y no apuestan a un trabajo de más largo plazo.

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