Declaración de colectivo cristiano: 25 de mayo, una ocasión para reinventar la soberanía popular

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ARGENTINA-

El Colectivo Cristianos por la Vida, la Democracia y la Justicia, emitió una Declaración de cara al 25 de Mayo, fecha en que Argentina se celebra la Revolución de Mayo (1810), pasos iniciales de la Independencia de España lograda en 1816. En la declaración critican el modelo económico imperante y consideran que “no es tiempo para minorías mezquinas, ansiosas de poder y de lucro, es tiempo de salir al encuentro para construir un colectivo interminable que se re-encante con una visión política para muchos, con un país con vida y derechos para todos y todas”.

La Declaración completa aquí:

Aquel primer 25 de mayo los y las que se reunieron en el Cabildo y en la Plaza se constituyeron en artífices de un proyecto de Patria libre y grande, protagonistas en la construcción de un Pueblo sudamericano independiente, de una Nación soberana. Quienes protagonizaron ese sueño hoy nos encuentran aquí, en este tiempo de nuestra historia presente, reclamándonos coraje y astucia, justicia y defensa de la verdad y de la vida. No es tiempo para minorías mezquinas, ansiosas de poder y de lucro, es tiempo de salir al encuentro para construir un colectivo interminable que se re-encante con una visión política para muchos, con un país con vida y derechos para todos y todas.

¿Hasta cuándo como pueblo podremos aguantar esta ciencia política-económica-neoliberal reimplementada, que carece de toda conciencia humanitaria, porque se ha divorciado de las necesidades básicas de las personas? ¿No es acaso, la economía una herramienta útil para mejorar el destino de toda la humanidad? Como cristianos denunciamos toda deshumanización, toda explotación de nuestra tierra que no es sustentable para la vida de todos.

Cuando comprenderemos que es “este modelo económico” dominante arraigado en nuestro mundo, que tiene avidez de poder y codicia, desdén por la vida, competencia y supremacía, que busca maximizar la ganancia y la acumulación a  costa de precarización laboral, desocupación, creciente pobreza, excluidos de los derechos básicos de agua, luz, educación, salud, techo… sentimos como cristianos y cristianas que tenemos que redoblamos la esperanza, e invitamos  a mirar este momento de la historia como un momento decisivo para ampliar la solidaridad, la cooperación, y la compasión por todos los quiebres, sufrimientos y exclusiones que genera este modelo de país que lleva adelante el Gobierno.

Y todavía más: ¿Hasta cuándo tendremos sistemas judiciales que se olvidan de la Justicia? La sentencia de Isaías grita fuerte en nuestras conciencias y a nuestras prácticas:“Ay de aquellos que dictan leyes opresoras, de los que publican decretos injustos. No hacen justicia a los indefensos, despojan de sus derechos a los pobres de mi pueblo”  (Is 10,1-2). Por eso como cristianos nos dolemos y repudiamos toda detención injusta, todo manejo arbitrario y sostenemos la lucha por los derechos y nos comprometemos a una militancia activa que fortalezca los movimientos populares

La dignidad de la política como posibilidad de construir bien común, también es cosa nuestra, de todos y todas las que quieran achicar desigualdades y crecer en justicia distributiva, por eso salir al encuentro, producir conversaciones, promover acuerdos, ampliar conciencia colectiva y sentirnos pueblo en marcha es nuestro modo de celebrar y sabemos de qué se trata, por eso no nos engañan sus discursos ni sus índices para medir la pobreza o el desempleo, por eso estamos empeñados en ser parte de un pueblo que camina con dignidad conquistando justicia e igualdad.

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