Las ansias del Espíritu y el movimiento ecuménico

ecumenismo

BRASIL-

Edson Fernando de Almeida-

Existe un ecumenismo latente en los pasillos de los seminarios protestantes,  cuya efervescencia se va diluyendo en el pasaje hacia los pasillos parroquiales.

Trato de trabajar sobre una percepción de Rubem Alves  que recoge el libro “Dogmatismo y tolerancia”, según el cual una gran parte de los alumnos y alumnas formados(as) en los seminarios protestantes son liberales en su tiempo de formación teológico y cuando van a sus iglesias experimentan una recaída conservadora.

Para Rubem, la organización institucional del protestantismo es tal que inhibe en su mismo origen, el flujo de ideas nuevas. Esa misma lógica explica el aislamiento del pensamiento teológico europeo, conservado a fuerza de una rígida cuarentena – en cierto sentido hasta el día de hoy – en las iglesias del protestantismo histórico como las presbiterianas, de la cual soy miembro.

Inhibe el flujo de lo nuevo, las ansias del Espíritu, en la fuerte expresión de Jether Pereira Ramalho, para quién el repertorio de significantes ecuménicos es uno de las más lindas e inspiradoras señales de los tiempos. Es un proceso, un movimiento rico y desafiante que jamás podrá ser reducido a sus expresiones institucionalizadas, aunque importantes y significativas. Y no es monopolio de ningún grupo y mucho menos una simple estrategia eclesiástica.

Es, en el límite, un proceso de conversión y apertura a las sorprendentes formas y lugares de la presencia y actuación de la Ruaj (en hebr. Soplo) de Dios. Se trata de una actitud ecuménica que pasa a través de las distintas capas institucionales y va más allá de ellas. Se trata, como decía un viejo folleto de CONIC (Consejo Nacional de iglesias cristianas en Brasil), de un movimiento de salida de los interlocutores del aislamiento, de la desconfianza, para una atmósfera de mayor simpatía, estima y respeto.

Por eso Rubem Alves va a decir en “Dogmatismo y tolerancia” que, “los fundamentos del ecumenismo”  solo se pueden advertir a partir del colapso de los criterios institucionales y doctrinarios en la definición de la comunidad cristiana. Dado el peligro de reducción del registro institucional como poder político de afirmación de una ortodoxia, se corre el riesgo de un ecumenismo reducido a la negociación entre cuerpos eclesiásticos.

En aquel momento Rubem Alves se refería al impacto ejercido por las comunidades eclesiales de base, en la segunda mitad de los años setenta, cuando la afirmación del Pe Comblin que escibiera: “No se trata de modificar, ni de mejorar las instituciones existentes: fue lo que se hizo en los últimos cincuenta años sin resultado. Se trata de sustituir instituciones obsoletas por otras más adecuadas a la evolución contemporánea de las metrópolis” (Comblin, en Alves, p.53)

En aquel momento, Rubem Alves identificaba dos discursos distintos que trataban de dar cuenta de las ansias del Espíritu a través de las nacientes comunidades de base. El primero sería un discurso de reforma, o sea, las comunidades de base serían expresiones nuevas de una realidad institucional eterna. El segundo discurso sería el de ruptura, que entiende que la iglesia sólo se preserva por medio de un constante proceso de muerte y resurrección de las formas institucionales para que las marcas de la comunidad cristiana en su dinamismo y potencia creadora pueda advertir.

Tales marcas dicen respeto a la calidad de vida que una comunidad cristiana es capaz de producir en el mundo; la marca del amor en su apertura y concreción de las relaciones humanas; la marca distintiva del perdón y no la costumbre de sumar y restar en el debe y haber  que alimenta la contabilidad del mal y reduce a la iglesia a una suma de moralismos; la libertad de la vida no es una copia de principios morales abstractos y, por último, una especie de mundanismo cristiano; sal y luz en los dolores, angustias y alegrías de un tiempo.

Curioso, registraba Rubem Alves, que ambos, los cuerpos eclesiales y las comunidades, tenían los ojos mirando los mismos universos simbólicos. Pero, en tanto la institución afirma las cristalizaciones que el pasado afirmó, la comunidad quiere crear nuevas significaciones, reverberando una dialéctica que ya está presente en la tradición bíblica: Israel como Estado de un lado, y el remanente, la simiente santa, de otro. El sacerdote produciendo funcionalidades institucionales y el profeta anhelando lo que está por venir.

Zwinglio Mota Diaz afirma con frecuencia que el ecumenismo refleja la dialéctica de las instituciones eclesiales que tienden a cristalizar y reproducir experiencias pasadas en movimientos que surgen del interior procurando nuevos caminos para actualizar la fe dada a los santos (Mota Dias, 2017)

Es interesante nota que todos los organismos ecuménicos nacidos desde la segunda mitad del siglo pasado brotaron del interior de diversos cuerpos eclesiásticos, como expresiones de las ansias del Espíritu. La CEB (Confederación Evangélica de Brasil), el CEI (Centro ecuménico de información) que más tarde haría nacer al CEDI (Centro Ecuménico de Documentación e Información), la CESE (Coordinadora Ecuménica de Servicio), el CEBI (Centro de Estudios Bíblicos), el CESEP (Centro de Ecuménico de Servicios en Evangelización y Educación Popular), CONIC (Consejo Nacional de Iglesias Cristianas) son algunos de estos organismos.

Y aquí llamo la atención sobre CONIC como una especie de organismo “borderline”, no en el sentido psicológico, obviamente, sino más bien como un significante para expresar las ansias del Espíritu en su dinámica fronteriza, valerosa; la vida en la tensa creatividad del avance y el retroceso, de reforma y ruptura, en el tenso mantenimiento del embate entre lo sacerdotal y lo profético. Se abre la página de CONIC en la Red, y esta en la polifonía y estampa bonhefferiana: 1. Derechos humanos y democracia en Brasil – violaciones y retrocesos y 2. Iglesias reformadas firman su testimonio en Wittenberg.

En el primer texto que escribí para esta mesa yo hago una invitación a echar luz en la historia de estos organismos ecuménicos, hijos rechazados de diversas matrices eclesiales. ¿Qué sueños soñaron, que respuestas históricas han dado a las ansias del Espíritu? ¿Cuáles fueron sus estrategias de supervivencia y su presencia marginal en los surcos protestantes, cómo se presentan hoy? ¿Cuáles son sus  líneas de continuidad? ¿Cómo se presentan en la escena ecuménica contemporánea?

Mi homenaje a los que osaron y osan caminar en los bordes para ser fieles a las ansias del Espíritu. Para esos, quedan algunos puntos del Sermón del Monte del ecumenismo y diálogo interreligioso, según la pluma del teólogo católico Paulo César Botas. Tales puntos me vienen a la memoria por los siguientes fragmentos:

Bienaventurados(as) sean cuando afronten incomprensiones de sus propias comunidades o de otras por causa de su fidelidad a la verdad.

Bienaventurados(as) sean cuando dialoguen con otros(as) como si estuviesen escuchando a Dios mismo.

Bienaventurados(as) sean cuando confíen en otros(as) como confían en uds. mismos.

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Fuentes bibliográficas.

Rubem Alves. Dogmatismo e tolerância. São Paulo: Loyola, 2004
José Ricardo Ramalho (org). Uma presença no tempo: a vida de Jether Ramalho. São Leopoldo: Oikos, 2010.
Zwinglio Mota Dias. Para a reinvenção do protestantismo reformado no Brasil. São Paulo: Fonte Editorial, 2017.

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El autor es profesor del seminario bautista de Río de Janeiro. Brasil.

Traducción al español: Leonardo Félix para ALC Noticias

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