ESPAÑA-
Por Carlos Osma-
Ayer, cuando compartía en las redes las imágenes de la represión violenta de la policía española, algunos cristianos gays, evidentemente una minoría, hacían comentarios justificando la actuación policial con el mantra de que el referéndum había sido ilegalizado por el Tribunal Constitucional por ir contra la Constitución Española. Y esos comentarios los hacían en fotos y vídeos que algunas personas habíamos colgado en facebook mostrando gente ensangrentada por los golpes de las porras de la policía, de guardia civiles saltando sobre los cuerpos de personas que ofrecían una resistencia pasiva, de ancianos a los que tiraban por los suelos, de un hombre al que una pelota de goma reventaba un ojo, de una mujer a la que rompían los dedos de una mano, o a la que algún policía aprovechaba para tocarle los pechos mientras la intimidaba. Gente que pacíficamente quería expresar su voluntad, frente a los guardianes de la ley. Legalidad frente a humanidad, algo que lamentablemente forma parte de la experiencia de muchas personas lgtbi cristianas.
Muchas veces creo que algunos de nosotros no hemos entendido nada, que nuestra experiencia de opresión por una legalidad basada en la lectura literalista de la Biblia, frente a nuestra voluntad de vivir en libertad, ha sido reducida a la simple y lamentable necesidad de aceptación. No ha habido reflexión, interiorización de lo que hemos vivido, simplemente y llanamente un intento de que los demás nos hagan un hueco en sus comunidades e iglesias para seguir reforzando la primacía de la ley sobre los seres humanos. Será por eso que cuando después, en cualquier otro ámbito de la vida, tenemos tristemente que volver a elegir entre ley y libertad humana, nos ponemos del lado de la ley. Que pena el vivir tan profundamente humillados que ni siquiera nuestra experiencia nos haya servido para levantar la cabeza y vivir un evangelio que sitúa siempre al ser humano por encima de cualquier ley por muy válida y democrática que esta sea.
Respeto cualquier posición ante el conflicto entre Cataluña y España siempre y cuando ante una brutal agresión a cientos de personas (se habla de más de 800 personas atendidas por los servicios médicos, algunas de ellas de gravedad), no se justifique apelando a la ley, sea esta la que sea. Después podemos hablar de temas legales, pero el ser humano siempre va primero, y quien utiliza la ley para callar, humillar y agredir a seres humanos, ha perdido toda legitimidad. Por eso creo que Mariano Rajoy debería dimitir inmediatamente, aunque dudo que una persona que desde hace años vive envuelta en temas de corrupción tenga la dignidad suficiente de reconocer su enorme error y dimitir. Y a esos cristianos lgtbi que dan cobertura ideológica a su actuación, les diría que recuerden cuando la ley bíblica caía violentamente sobre ellos mientras sus familias y amigos les daban de lado en nombre de la voluntad divina que les decían residía en la Biblia. ¿No aprendieron que reside en la felicidad y la dignidad de todos los seres humanos? ¿No integraron que la finalidad de la ley es el seguimiento de Cristo? Y sinceramente no creo que ese seguimiento pueda integrar a una mujer de setenta años cogida de manos y pies por tres policías y lanzada al suelo.
Estoy contento de que haya muchas personas lgtbi, cristianas y no cristianas, que hayan hecho de su experiencia una motivación para trabajar por la justicia de todas las personas. Ayer mi teléfono móvil no paraba de recibir whatsapps de amistades que han sabido extraer cosas buenas de todo lo negativo que un día vivieron para ponerlo al servicio de otras personas. Algunas lo hacen en temas lgtbi, otras en cualquier otra causa que defiende libertades y derechos humanos. Muchas estaban en mesas electorales, otras habían pasado la noche durmiendo en colegios para que la policía no impidiese el derecho al voto, algunas se sentían muy alejadas de todo esto pero mostraban su indignación por las imágenes que iban llegando. Haber superado el fundamentalismo en el que vivieron envueltas algún día, les ha hecho ser mejores personas, les ha hecho ser sensibles al sufrimiento. Ahora son más libres, y se han dado cuenta que la justicia se va construyendo cada día, y que para que eso sea posible debe haber una ley que proteja la convivencia, pero que cuando deja de servir para eso, es mejor cambiarla. El ser humano va siempre primero, todo lo demás está a su servicio.