Teólogos de la liberación, en ‘sinergia intergeneracional’, analizan la geopolítica de la esperanza

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MÉXICO-

El inicio del Encuentro Intergeneracional de teología de la liberación convocado por Amerindia, y que lleva por título “la fuerza de los pequeños”, coincidió con la celebración del “día de la resistencia” -12 de octubre-, como se recordó en la oración de la mañana, en comunión con los pueblos originarios del continente.  

Justamente, “hacer teología de la liberación desde las nuevas resistencias y esperanzas”, es la frase que inspira este primer encuentro intergeneracional que se desarrolla entre el 12 y el 14 de octubre en la Universidad Iberoamericana de Puebla, con la participación de 46 teólogas y teólogos del continente.

Hacer teología juntos y juntas

En el acto de apertura, Pablo Bonavía destacó que “Amerindia quiere seguir siendo un servicio para promover una forma comunitaria de hacer teología”, de modo que sea posible “contribuir a los procesos de transformación y liberación de nuestros pueblos, leyendo en clave creyente y crítica el momento histórico que vivimos y redescubriendo los resortes místico-proféticos y metodológicos de la teología de la liberación, que pueden impulsar un cambio sistémico y una renovación eclesial desde una sinergia intergeneracional”.

Alejandro Ortiz, por su parte, se refirió al horizonte metodológico desde el cual ha sido concebido el Encuentro Intergeneracional, “a partir de una lógica de diálogo horizontal que se desarrollará en tres momentos: paneles o conferencias, conversatorios y tequios o mingas”.

Geopolítica de la esperanza

Con estas premisas, el itinerario de la primera jornada estuvo marcado por la “geopolítica de la esperanza”, que fue el tema del panel que se desarrolló con la participación de Marcelo Barros, de Brasil; Sofía Chipana, de Bolivia; Alejandro Ortiz, de México; y Silvia Regina, de Costa Rica.

Así, desde la experiencia vivida en las regiones del continente (América del Norte, América Central, Suramérica, y Brasil) y, particularmente, desde la manera como los pobres se organizan, entre resistencias y esperanzas, las intervenciones del panel –de 20 minutos cada una– ofrecieron pautas de interpretación de las realidades más acuciantes que desafían el quehacer teológico liberador.

Discernir la dimensión teologal de los procesos sociales

Enseguida, tras un breve receso, se llevó a cabo un conversatorio intergeneracional entre Leonardo Boff (Brasil), Margot Bremer (Paraguay) y Francisco Bosch (Argentina), quienes desde sus intuiciones y pensamientos abordaron la pregunta: ¿cómo tendría que hacerse la teología de hoy y del futuro para poder discernir la dimensión teologal de los procesos sociales?

Sus aportaciones, breves, profundas, y responsables, en tono cordial y amable, a modo de diálogo y no de pequeñas conferencias, revelaron la importancia de “hacer teología desde la comunidad, escuchando los gritos que nos despiertan, reconociendo que el teólogo es, de cierto modo, un ‘minguero’ que construye desde abajo y desde adentro”, como propuso Francisco Bosch.

Este matiz conlleva a asumir posturas y miradas, desde el sufrimiento del pueblo pobre, desde los crucificados de estos tiempos. Así, ante las injusticias de hoy, Margot Bremer recordó la necesidad de caminar con el pueblo. “En Paraguay hemos asumido la consigna de que ‘todos somos Curuguaty’, sensibles con la población rural que es víctima de la injusticia, y esa sensibilidad debe hacer parte de nuestro quehacer teológico”. Además de esto, dijo Margot, “tenemos la responsabilidad de diálogar con otras teologías y descubrir qué tenemos en común, como venimos haciendo en los procesos de reflexión de la teología india”.

En su turno, Leonardo Boff se refirió a “la Tierra como uno de los grandes temas de la teología que se ocupa de los pobres”, que deriva, a nivel teórico en un ejercicio que conlleva a “hacer teología desde la nueva comología”, para “crear una nueva conciencia frente a la situación de la tierra y de la humanidad”.

La dramática situación de ‘sobrecarga’ en la que se encuentra la Tierra, y las declaraciones de la comunidad científica sobre la emergencia que representa el calentamiento global, conlleva, en la perspectiva de Boff, a pensar “la teología como profecía y denuncia y, al mismo tiempo, como promesa, que es lo propio de la teología de la liberación que necesitamos articular”.

El conversatorio se fue ampliando y enriqueciendo con los aportes de los participantes, varios de los cuales tomaron la palabra para subrayar otros elementos que no pueden dejarse de lado en el quehacer teológico liberador.

Tequio / Minga teológica

Las provocaciones que generaron el panel y el conversatorio fueron retomadas en la tarde, en los espacios de reflexión colectiva que tuvieron lugar en cuatro grupos interdisciplinares e intergeneracionales que recibieron el nombre de tequio o minga. “Lo que queremos hacer en este momento es que las demandas de cada uno de los sectores que constituyen las resistencias sean percibidas de manera no aisladas entre sí, sino como parte de una resistencia más global y sistémica”, explicó el equipo organizador del encuentro. “Es una invitación a construir juntos, desde los diferentes saberes y experiencias de cada participante, sin monopolizar un tema o perspectiva”.

Este ejercicio de construcción colectiva será retomado en la tarde del segundo día, con miras a la construcción de una agenda de trabajo, el último día del encuentro.

Al finalizar la tarde, la jornada concluyó con una experiencia de compartir fraterno/sororal en un centro comunitario, ubicado en un barrio de la perisferia de Puebla donde la Universidad Iberoamericana concentra buena parte de su acción social.

Fuente: Amerindia 

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