PERÚ-
“Desde Paz y Esperanza, tuvimos el privilegio de dar a conocer el trabajo institucional a la academia y a funcionarios y directores de Instituciones noruegas que trabajan en la reducción de la violencia de género en Noruega y en otros países de mundo. Maria Guadalupe y este modesto servidor, “teorizamos” la experiencia institucional en la lucha por la eliminación de la violencia contra la mujer y la niñez desde casos como los de Yury, la lucha contra la impunidad del Poder Judicial en Huánuco; la inserción de la violencia de género en los estatutos de las comunidades campesinas en Andahuaylas para proteger a las mujeres víctimas de violencias y, la defensa legal de casos de feminicidio como los que llevan a cabo las colegas de Ayacucho”, dice Roger Mendoza, Director Ejecutivo de la organización.
“Este proceso de teorización del cambio se facilita por la concretización de los enfoques de derecho, género e intercultural en la vida de personas como Nancy de la comunidad de Chumbes (Ayacucho), activista de los derechos de mujeres afectadas por diversas violencias en sus comunidades, entre ellas el derecho a la participación”, enfatiza.
La violencia de género enraizada en los patrones de una cultura patriarcal o machista se expresa en imaginarios sociales, en estereotipos, en “naturalización de roles” que justifican la violencia, el uso y abuso del poder que atraviesa todas las capas sociales y que está presente tanto en sociedades de primer mundo como en las de países en vías de desarrollo.
Esta fue una de las conclusiones del seminario en la Universidad, que contó con la participación de la Dra. Samantha Page, Directora del Centro de Investigaciones sobre violencia de género de la Universidad de Agder y Tove Hegg, Directora del Centro de atención en crisis de Noruega. Dada la alta incidencia a nivel mundial la violencia contra la mujer es considerada como un problema de salud pública.