El Papa Francisco y una valoración regional para el análisis

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(EFE)

 

ARGENTINA-

Por Hilario Wynarczyk para ALC Noticias-

En una escala de 1 a 10 el promedio de valoración del Papa Francisco Primero en América Latina es de 6,8 según la encuesta de Latinobarómetro recientemente publicado por la Agencia DPA.
En dicho sondeo Uruguay aparece con 5,9 y Chile 5,3. Son los dos únicos países de la región que califican al Papa Francisco, por debajo del promedio.

Tal vez el caso del Uruguay resulta bastante comprensible por la tradición de acendrado laicismo de esa República. Como dijo un día un colega sociólogo de Motevideo, “no en balde se llama República Oriental” del Uruguay. Este muchacho, de familia evangélica, así se expresaba en obvia alusión al tema de las fraternidades masónicas que suelen llamarse “Oriente”  de tal o cual país, según corresponda.

A su vez los dos países que le dan la mejor puntuación, resultan ser el Paraguay, con 8,3 en la escala de valoración del 1 al 10 y el Brasil con 8,0.

Aquí vale la pena detenernos nuevamente. Es interesante lo del Brasil si consideramos la notable presencia también de evangélicos (y poderosos neo-penteostales y en especial para-pentecostales, parecidos a los pentecostales pero que a rigor no son pentecostales, desde el punto de vista técnico de la sociología). Y de seguidores de cultos afro en su gama de variantes.

Luego siguen Ecuador y Colombia, ambos con 7.5.
A su vez Chile es el país de la región que según los datos del sondeo de Latinobarómentro menos confía en la Iglesia Católica, con un 36% que afirma confiar en ella, o dicho de un modo más simple, un tercio de los consultados (si los datos son buenos significa un tercio de la nación). Mientras que el promedio regional se sitúa en el 65 %.

En Uruguay confía el 41 %, cuatro de cada diez personas. En la Argentina a el 55 %, dato paradojal siendo Jorge Bergoglio, ungido Francisco Primero,  un hijo del país y de un barrio tradicional de la Ciudad de Buenos Aires.

Pero lo de la Argentina sería comprensible tal vez, en el contexto de lo que en este país está siendo llamado “la grieta” entre liberales y sus opositores del peronismo y las izquierdas. Fenómeno en el que posiblemente incide  la adscripción al peronismo, y probadamente a la fracción que décadas atrás se llamaba Guardia de Hierro, atribuida a Bergoglio, un tema siempre presente en la opinión pública. Y sin dudas las tangencias retóricas del habla de Francisco con el discurso del “justicialismo” peronista son bastante perceptibles, así como sucede con otros elementos simbólicos de sus conductas, en especial cuando recibe a ciertas personas del ámbito público argentino.

El autor es Es Dr. en Sociología (UCA), Máster en Ciencia Política con Orientación en Teoría y Método (UFMG, Brasil), Lic. en Sociología (UBA). Profesor Titular de Metodología y Taller de Tesis (UNSAM) y docente de la misma especialidad de la Dirección Académica y del Conocimiento del CPCE de Buenos Aires. 

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