Necesitamos cambios estructurales que combatan la pobreza y las desigualdades

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COSTA RICA-

ALC Noticias, junto a compañeros y compañeras de camino de nuestra Latinoamérica, quiere ofrecer en esta Semana Santa algunas breves reflexiones.

Iremos compartiendo piezas comunicacionales diarias para redes sociales que, con base en las realidades territoriales de luchas y conflictos de la región y desde la Palabra de Dios, abran reflexiones para el compromiso y la esperanza en tiempo Pascual.

En este miércoles santo, el aporte viene de Costa Rica, de mano de

Priscila Barredo Pantí

Universidad Bíblica Latinoamericana/Red TEPALI (Teólogas, Pastoras, Activistas y Lideresas cristianas).

Texto asignado: 

Juan 12:1-11

“A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán…”

Resumen: El relato del evangelio de Juan, en el que Jesús es ungido por su amiga María, con un costoso perfume de nardo puro, resulta sumamente escandaloso en una sociedad que menospreciaba no solo a las mujeres, sino a las personas empobrecidas.

Cuenta el narrador de Juan que a seis días de realizarse la Pascua, Jesús acude a la ciudad de Betania, donde viven sus amigos, Marta, María y Lázaro, a este último, acaba de resucitarlo, acto que altera los resentimientos de sus detractores de la élite judía, y que a su vez, anticipa lo que ha de pasar luego de su latente muerte.

En este contexto, María enjuga los pies de su amigo y maestro -como su discípula- con esa valiosa fragancia que impregna todo el lugar; este hecho no es fortuito ni casual, sino que representa la honrosa unción que todo cuerpo debe tener al ser sepultado. Una vez más, son las mujeres las protagonistas de estos actos medulares del evangelio de Jesús: la muerte y, posteriormente, la resurrección. Enseguida, el cuestionamiento de Judas Iscariote- y de otros hombres del lugar- se centra en que ese perfume tan caro no debió “desperdiciarse” sino usarse para ayudar a los pobres. Jesús, sin tapujos, responde: “Déjenla en paz […] A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.”

¿Qué significa esto? El evangelio lo deja claro. No es que a quienes cuestionan les interese la gente empobrecida, todo lo contrario. Jesús conoce sus corazones y sabe que hablan desde su codicia y no desde el amor y el anhelo de justicia. Sus palabras resuenan hasta hoy, pues en un mundo en el que muchos actores/sectores navegan con banderas de justicia y bienestar mediante mensajes políticamente correctos y acciones asistencialistas, resulta apremiante que agrupaciones y personas -creyentes en especial- que con un corazón dispuesto y sincero generen esos cambios estructurales que combatan a la pobreza y otras desigualdades presentes en nuestras sociedades.

De otra forma estaremos contribuyendo al engaño constante del “cambiar para que nada cambie”; con conmovedores discursos contra la injusticia, pero con un espíritu muy distante del mensaje promovido por Jesús, quien siempre confrontó la exclusión con su amor, confrontación y solidaridad.

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