Es tiempo de reconciliación con la Pachamama

EcoEscuela en El Salvador

BRASIL-

Por Natália Blanco

El día 1 de noviembre, pasado tres días del resultado de las elecciones presidenciales en Brasil, yo iba a San Salvador (capital de El Salvador, un país de unos 21 mil kilómetros cuadrados de extensión-El estado de São Paulo en Brasil, donde vivo, tiene cerca de 248 mil km²). Estaba en camino a EcoEscuela “Agua, Alimentación y Justicia Climática” del Consejo Mundial de Iglesias en asociación con la oficina de ACT Alianza para América Latina, y otras organizaciones asociadas.

Fui decidida a desligarme de todo lo que venía pensando / pasando en mi país. Pero como el “viento sopla donde quiere” (en el lenguaje ecuménico), me sorprendió.

Bueno, hablar sobre agua, alimentación y justicia climática bajo por una perspectiva teológica es bastante desafiante. Porque cuando nosotros, como personas y organizaciones, instituciones basadas en la fe, nos comprometemos con los valores de justicia del reino, nuestras responsabilidades se multiplican.

En el primer día de EcoEscuela escuchamos a Ángel María Ibarra Turcios, viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno de El Salvador, que nos presentó el contexto del país en relación a los temas de agua, clima y alimentación, frente a los abusos practicados por grandes corporaciones, en la privatización de recursos naturales y completa despreocupación con las vidas que allí habitan.

“Este año El Salvador se enfrentó a la mayor sequía de los últimos 40 años, perjudicando el abastecimiento de agua, alimentos, energía. Mientras tanto sabemos que 6 empresas transnacionales controlan el mercado mundial “, afirma Ibarra. Las familias de bajos ingresos sufren la escasez de agua. Mil litros de agua potable cuestan cerca de cinco dólares en el país.

“El ser humano se divorció de la Madre Tierra, nuestra Pacha Mama. Necesitamos recordar que somos seres vivos, somos parte y dependemos de ella Oikumene significa eso, casa común “.

Es necesario romper con las lógicas colonizadoras, que tratándose de las iglesias cristianas, están muy presentes aún hoy en América Latina, y volvemos para aprender con aquellos y aquellas que siempre cuidaron de esta tierra sagrada. Habitar la casa común, oikoumene, nos proporciona una oportunidad de reconciliarnos con la creación y aprender de los conocimientos milenarios de los pueblos originarios que resisten. De esta forma una ruptura radical con los patrones de consumo y de producción impuestos por el sistema imperialista es posible.

Oímos movimientos como la Vía Campesina, y su trayectoria de resistencia en la defensa de la tierra y producción agroecológica. Los desafíos del Foro del Agua de El Salvador, y cómo el movimiento logró unir diferentes movimientos sociales, como el ARA (nombre) a Kawoq, movimiento de ecofeministas, todos juntos en la lucha por el agua como un derecho humano innegociable.

“Nosotros hemos defendido nuestro cuerpo, tierra y territorio. Y hacemos un trabajo de incidencia para la formación y sensibilización de las comunidades. Estamos como mujeres defensoras, luchando al lado de todo movimiento nacional aquí en El Salvador por medio de la Alianza Nacional Contra la Privatización, un movimiento fuerte que ha ganado fuerza frente a la amenaza de la privatización del agua” contó Sara García, ecofeminista del movimiento Kawoq e integrante de la foto del agua de El Salvador.

“El agua no se vende, se cuida y se defiende!”
Es tiempo de reunir fuerzas y rescatar esperanzas.

Sería muy difícil elegir un único momento destacado de toda la experiencia durante estos 12 días porque mucho más que las reflexiones teóricas y prácticas, con excelentes especialistas, exposiciones técnicas y discusiones en grupo sobre estos tres temas; pude ver cómo aprendimos en el encuentro con otros y otras.

La escucha, el intercambio, los cuestionamientos, el “enfrentamiento” de realidades. Y en medio de esa confrontación, reconciliación. Y a partir de todo aprendizaje también pudimos planificar acciones para actuar regionalmente en nuestros países, comunidades y organizaciones.

También oímos relatos de resistencia como el poema de la compañera Patricia Morales sobre Don Oscar Romero, canonizado recientemente por el Papa Francisco y defensor de los más pobres y oprimidos. Romero fue una voz profética durante un período tenebroso de la historia del país y murió asesinado mientras presidía la Santa Misa el 24 de marzo de 1980 por un tirador de élite del ejército de El Salvador.

Patrícia recitó su poema durante la visita que realizamos por la casa donde Monseñor vivió en la capital. Con la voz cargada de emoción y los ojos mareados por los recuerdos de aquel tiempo:

Sucedió un Domingo de Ramos

Voy a contar una historia
Algo que pasó de verdad
Todavía vive en mi memoria
Lo sucedido en Catedral…

En Catedral comenzó su jornada
En Catedral alzó su voz
Catedral es ahora su última morada
A Catedral llega el pueblo
Con su dolor

El 24 de marzo lo asesinaron
El 30 era su funeral
Fue un domingo, Domingo de Ramos,
Domingo de luto
en Catedral
….
Era inevitable
Aquel mar de gente era inevitable
¿Cómo contener a un pueblo herido
por la pérdida de un hijo?
¿Cómo se controla un cuerpo
cuando le amputan un miembro?

El dolor era grande
Siempre duele que se derrame la sangre
Siempre que muere un hijo
Llora la madre

Era inevitable.

Y ellos lo sabían
los cobardes lo sabían
y tenían miedo…

Aquel mar de gente
había venido desde lejos

Desde Aguilares
Desde Chalate
Desde Cojute
Desde San Pedro

Desde todos los rincones
de nuestro suelo
llegaron hombres, mujeres y niños,
jóvenes y viejos
sacerdotes, religiosas,
intelectuales y reporteros

Hermanos de otros países
se unieron a nuestro duelo
acompañando el lamento
de nuestro pueblo

Aquel mar de gente
inundaba el centro
desbordaba las plazas
las aceras, las calles,
el templo

Largas filas de manifestantes
venían desfilando
desde el Parque
su jornada era de luto
pero también de combate
denunciando y condenando
las masacres

Al frente de las filas
iban los obreros
y con el puño en alto
y en silencio
rindieron homenaje
a Monseñor Romero

Los aplausos rompieron el silencio
Al ver llegar tan dignamente
Aquella manifestación
De dolor sincero

La gente reunida
solidariamente
compartía aquel día
Un riesgo evidente
La rabia de los perros
Esa rabia de muerte
No soportó
nuestro gesto valiente

Su cobardía hizo
Estallar una bomba
Y surgir la ráfaga
Y otra bomba
Y otra bomba

El horror se regó
Y comenzó la estampida
y entre el humo y los gritos
la gente caía

La multitud corrió desesperadamente
Gritando
Temblando
Llorando
Rezando

Aquel mar de gente
Estaba en agonía
Nuevamente
Le asestaban una herida

Decenas de muertos
Fue la respuesta
De los golpes, la asfixia,
Y la balacera

Las calles quedaron vacías
Solo el dolor vagaba en las esquinas

En medio de la plaza
Esta imagen se prendió en mis pupilas:
Una montaña de pañuelos,
Zapatos, carteras,
Y las palmas esperando
Su agua bendita
..…

Mientras tanto
Monseñor Romero
Quedó en su ataúd
Ya no hubo entierro
Y desde algún lugar
Fue mudo testigo
De la masacre de aquel domingo
….

Los guardias y soldados
No escucharon su llamado
Oyeron la voz de su amo
Cobardemente
Ordenando dar muerte
La mañana de aquel
Domingo de Ramos

 Patrícia Morales
(San Salvador, Semana Santa de 1980, escrito a mis 17 años)

EcoEscuela -Natalia Blanco

Y como dije arriba que “el viento sopla donde quiere”, no conseguí despegarme de todo lo que venía pasando. No es una novedad, la elección en Brasil fue reportada en todo el mundo. Las noticias sobre cómo las denominaciones evangélicas se apropiaron de un discurso de odio para poner en práctica un proyecto de poder corrido.

Y el día que fui sorprendida por la imagen del “nadie suelta la mano de nadie” durante el momento de reflexión en grupo, entendí el luto por el cual estaba pasando sin darme cuenta (como el querido amigo Dario dijo).

Pero al mismo tiempo que sufrí, viví en la práctica eso de que nadie suelta mi mano. Pude sentir las manos, los hombros, los lloros, las palabras y el cariño. Es en el encuentro con el otrx que nos encontramos, Cristo nos enseña eso.

Y en este espíritu de reconciliación conmigo misma, mis compañeros y compañeras, es que retorno con fuerzas y esperanzas para contribuir regionalmente en la lucha en defensa de la creación y todo lo que la envuelve.

La llamada EcoSchool, es un esfuerzo conjunto de los programas de agua (Red Ecuménica del Agua), la Alianza Ecuménica de Incidencia (EAA) y el programa de Justicia Económica y Climática del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) junto con el Programa de Eco Justicia De la Federación Luterana Mundial y la Universidad Luterana Salvadoreña, contando con el apoyo de la Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA) y la organización InFaith, la Asociación de la FUMEC (CSMF), ACT Alianza ALC, Christian Aid,

Pachamama – divinidad máxima que representa a la Madre Tierra, presente en diversas culturas indígenas de los pueblos originarios latinoamericanos.

La autora es metodista y comunicadora en KOINONIA Presencia Ecuménica y Servicio

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