Carta abierta al diputado nacional Alfredo Olmedo

El diputado Olmedo, de Salta, recibe la bendición de pastores evangélicos

ARGENTINA-

El teólogo y pastor metodista Néstor Miguez, hizo pública una Carta abierta al diputado nacional Alfredo Olmedo, quien se ha lanzado como candidato a presidente de la nación (las elecciones serán en el 2019), con la “bendición” y el acompañamiento de sectores evangelicos del país. Él mismo se declara “creyente evangélico” y sobre esa afirmación y sus proclamas políticas que Miguez centra el análisis en la misiva.

Aquí publicamos la carta completa:

Día universal de los Derechos Humanos

35 Aniversario de la recuperación democrática en Argentina

 

Sr. Diputado Nacional Alfredo Olmedo

S____/____D.

 

De mi fraternal consideración:

Permítame presentarme brevemente: Soy pastor evangélico (Iglesia Evangélica Metodista Argentina), con casi cincuenta años de ministerio. He servido en iglesias en las provincias de Mendoza,  Santa Fe, Chaco, y en Buenos Aires, ciudad y provincia. Soy predicador que recorrió casi todo el país. También he sido docente en diversos seminarios y ocupado diversos cargos en varias organizaciones cristianas y seculares de derechos humanos y servicio al necesitado. Apasionado por el conocimiento bíblico y estudioso de la teología evangélica, al mismo tiempo he procurado ser abierto y dialogar con todos los credos. No es una enunciación de méritos; simplemente para que conozca algo de quien ahora le dirige esta exhortación. Lo hago a título totalmente personal, y no desde ningún mérito, función o jerarquía en las que no creo.

Por su parte sé de Ud. que es una persona de abundantes recursos económicos, terrateniente con tierras obtenidas por herencia y dádivas. Se ha dedicado a la política, donde alcanzó una banca de diputado y ahora se postula para la presidencia de la Nación. He escuchado sus intervenciones y reportajes en distintos medios. En los últimos tiempos he notado que ha destacado su fe evangélica, y que incluso se presenta con un ejemplar de la Biblia en las manos. Es por ello que ahora le escribo.

Ser evangélico es experimentar la gracia y misericordia de Dios, y procurar vivir de acuerdo a las enseñanzas de nuestro Señor Jesús, el Cristo. Es tener el gozo del Espíritu de Dios y guiarse por las Escrituras. Por cierto que la vocación política no está reñida con ello, por el contrario, puede ser una clara oportunidad de servicio, siempre que la ambición de poder no termine por destruir el sentido de amor y justicia que debe guiarnos.

Sin embargo, advierto que muchas de sus declaraciones y posicionamientos frente a diversos temas están muy lejos de las enseñanzas de las Escrituras y las doctrinas evangélicas. No se puede ser fiel al Sermón del Monte de Jesús y al mismo tiempo decir que se premiará a quien abata a otra persona. No se puede ser pacificador y propiciar la descalificación, la confrontación, el odio o desprecio por el que piensa diferente. No se puede ser anunciador de buenas nuevas a los pobres, libertad a los cautivos, sanar a los de quebrantado corazón, liberar a los oprimidos (Lucas 4:18-19), con un discurso que ignora nuestra responsabilidad por las injusticias cotidianas, que solo le interesa cierto moralismo discriminador, que justifica un sistema de desigualdades extremas.

Por cierto la Biblia nos indica un camino ético en cuanto a la sexualidad, en el cual Ud. ha puesto énfasis, aunque su propia vida dista de ser ejemplar en ese sentido. Pero la Biblia también indica que deben perdonarse las deudas, que se debe redistribuir la tierra cada cincuenta años, que no se debe prestar a interés, que se debe ser hospitalario e incluso amar al extranjero, dar refugio al perseguido, que se debe sostener a la viuda y al huérfano, que se debe socorrer al desvalido, que se deben pagar jornales justos y puntualmente, que no se debe explotar a los jornaleros. Jesús echó a los mercaderes que especulaban con el cambio de moneda en las puertas de Templo, confrontó a quienes lucraban con la fe de los sencillos, acusó a quienes abusaban del poder y explotaban a los humildes, y a los hipócritas que se llaman religiosos pero que en su vida y práctica solo se adoran a sí mismos, que demandan sacrificios a otros que ellos no cumplen, pero que viven en el lujo. No le he escuchado a Ud. siquiera mencionar estos temas; al contrario, a veces sus palabras y hechos parecen justificar lo contrario.

Jesús exhorta a repartir la riqueza entre los humildes (Lucas 12:32-34). Nos señala que alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, visitar a los encarcelados y cuidar de los enfermos es servirle a él  (Mateo 25:35-45). Santiago nos advierte sobre la discriminación al pobre, la especulación con el grano y la acumulación de riqueza y el incumplimiento en los jornales. San Pablo nos dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males y que los ricos de este mundo deben ser generosos en buenas obras (1ª Timoteo 6:10, 17-19). Estas deben ser las prioridades en el programa de un creyente evangélico que busca servir a Dios y al prójimo desde la política.

Por eso, hermano Alfredo, le exhorto, si ha de presentarse como un creyente evangélico, a que indague más a fondo en las Escrituras. Se nutra del pensamiento de los teólogos que seriamente han reflexionado sobre la responsabilidad social, pública, política, de quienes recibimos la gracia de esta fe. Siga el ejemplo de otros y otras evangélicos que a lo largo de la historia de nuestro país han sido faros en la integración escolar de las niñas (Juana Manso), del cuidado de la niñez en riesgo (William Morris) que han defendido la educación pública, gratuita y laica, las libertades democráticas y la vigencia de los derechos humanos.

Le exhorto a que enmiende su camino de vida y cambie su mentalidad según la voluntad divina, como nos pide el apóstol Pablo (Romanos 12:2). Ser evangélico no es cuestión de moda o marketing electoral: es ser consecuente con una visión de vida llena de amor y gracia. Ser evangélico es más que ir al culto y practicar ciertos ritos: es un compromiso de vivir la fe en cada vocación, de conducirse de acuerdo al Evangelio. Es amar al prójimo, incluso a quien me lastima, y no matarlo o mutilarlo. Es procurar la justicia que preserva la vida, no la que la quita. No tiene sentido defender la vida intrauterina, y luego despreciar la vida del joven o el adulto, diciendo incluso que mataría a su propio hijo si lo ve en una manifestación. Nada más lejos del Evangelio. No podemos pedir la gracia de Dios para nosotros y negarla para los demás. Jesús anunció el paraíso también al bandido que era crucificado con él.

No quiero ser ingenuo. Sé que vivimos en un mundo donde abunda la violencia, donde algunos empujados por la miseria y otros por la ambición, explotan a sus prójimos, roban y asesinan. Sé que son necesarias leyes claras y justas (para todos y todas) y fuerzas que las impongan. Pero todo ello debe ser hecho con un espíritu profundamente democrático, respetuoso de la dignidad de todas las personas y pueblos. El testimonio de los creyentes, lejos de exacerbar el prejuicio y la venganza, debe contribuir a una mayor justicia social, a la paz y la vida abundante. El evangélico no se guía por las encuestas, el favor periodístico, o la moda dominante, sino por la Palabra de Dios.

No me toca a mí decir quién es evangélico y quién no. Yo no soy quién para juzgar la fe de otros. Pero sí debo decirle que, como evangélico, sus declaraciones no me representan. No puedo sino diferir profundamente con sus expresiones, no por estar en una posición política diferente, sino por respeto a la Palabra de Vida que amo y predico.

Le saludo en el amor de Cristo,

Nestor Miguez

8 comments on “Carta abierta al diputado nacional Alfredo Olmedo
  1. Muy bien .lo tiene que leer y conprender que publicamente dijo cosas tremendas ey ensucia a los que de verdad seguimos a cristo y somos evangelicos

  2.  

    Pregunta: “¿Qué dice la Biblia acerca de la pena de muerte / pena capital?”

    Respuesta: La ley en el Antiguo Testamento ordenaba la pena de muerte para varios actos: asesinato (Éxodo 21:12), secuestro (Éxodo 21:16); bestialidad (Éxodo 22:19); adulterio (Levítico 20:10); homosexualidad (Levítico 20:13); ser un falso profeta (Deuteronomio 13:5); prostitución y violación (Deuteronomio 22:23-25) y muchos otros crímenes. Sin embargo, con frecuencia Dios mostraba misericordia cuando la pena de muerte debía ejecutarse. David cometió adulterio y asesinato, sin embargo Dios no le quitó la vida por ello (2 Samuel 11:1-5, 14-17; 2 Samuel 12:13). A última instancia, todos y cada uno de los pecados que cometemos merecen la pena de muerte (Romanos 6:23). Gracias a Dios, Él mostró Su amor por nosotros al no condenarnos (Romanos 5:8).

    Cuando los fariseos llevaron a la mujer sorprendida en adulterio ante Jesús y le preguntaron si debía ser apedreada, Jesús respondió, “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” (Juan 8:7) Esto no debe ser utilizado para indicar que Jesús rechazaba la pena capital en todos los casos. Jesús simplemente estaba exponiendo la hipocresía de los fariseos. Los fariseos planeaban sorprender a Jesús, rompiendo la ley del Antiguo Testamento… realmente a ellos no les importaba que la mujer fuera apedreada (¿Dónde estuvo el hombre que fue sorprendido en adulterio?) Fue Dios El que instituyó la pena capital: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” (Génesis 9:6) Jesús apoyaba la pena capital en algunos casos, pero también mostró Su gracia cuando esta sentencia estaba por ejecutarse (Juan 8:1-11). El apóstol Pablo definitivamente reconoció el poder del gobierno para instituir la pena capital cuando era necesario (Romanos 13:1-5).

    Así que, básicamente, regresamos donde empezamos. Sí, Dios permite el castigo de la pena capital. Pero al mismo tiempo, Dios no siempre demanda la pena de muerte cuando es merecida. Entonces, ¿cuál debe ser la posición de los cristianos sobre la pena de muerte? Primeramente, debemos recordar que Dios instituyó la pena capital en Su Palabra; por lo tanto, sería presuntuoso pensar que nosotros podemos instituir un estándar más alto que el de Dios o ser más compasivos que Él. Dios tiene un estándar infinitamente más alto que cualquier ser, puesto que Él es perfecto. Este estándar no solo se aplica a nosotros, sino a Él Mismo. Por lo tanto, Él ama hasta un grado infinito, y Él tiene misericordia hasta un grado infinito. Nosotros también vemos que Él tiene una ira santa en grado infinito, y que todo es mantenido dentro de un perfecto balance.

    En segundo lugar, debemos reconocer que Dios le ha concedido al gobierno, la autoridad para determinar cuándo es meritoria la pena capital (Génesis 9:6; Romanos 13:1-7). Es anti bíblico clamar que Dios se opone a la pena de muerte en todas las instancias. Los cristianos nunca deben alegrarse cuando la pena de muerte es ejercida, pero al mismo tiempo no deben pelear contra el derecho del gobierno de ejecutarla sobre los perpetradores de los crímenes más viles.

  3. Gracias amado Néstor por tu carta, me llena de alegría. Me siento a la vez agradecido y enteramente de acuerdo con tus pensamientos y exhortación. Todo mi respaldo, respeto y apoyo
    Pr. Rubén Amestoy.

  4. Impecable! No practico ninguna religión, pero estos conceptos, me representan totalmente.Gracias, por la claridad y la profundidad de los mismos.

  5. Entiendo, en parte la exhortación del pr. MIguez, quién proviene de una denominación que fenece poco a poco, por haber abandonado el evangelio puro, la predicación (Carlos Wesley estaría horrorizado en lo que hoy es el metodismo), para seguir un evangelio social, que en algunos casos, como en Uruguay, cae en la dicotomía de avalar el aborto.
    Sé que Alfredo Olmedo tiene poco tiempo como creyente, que debe corregir cosas, en su discurso y pensamiento, pero también que parece ser sincero y claro en sus conceptos.
    No me animo a decir si me representa o no, pero sí que es el candidato con mas valores, y que temas muy delicados está “jugado”, y plenamente convencido que se deben tomar decisiones que no gustarán.
    Por cierto, dice que sus tierras las obtuvo de herencia y dádivas, ¿tiene pruebas de eso?

  6. querido amigo CARLOS VARAS QUE LE VE DE SINCERO A UN OPORTUNISTA COMO OLMEDO PRIMERO QUE VIVA LA VIDA CRISTIANA Y POR SUS FRUTOS ,LE CONOCEREMOS ,NO HAY QUE CONFUNDIR A LA GENTE QUERIDO HERMANO BASTA DE OPORTUNISTAS Y DE ARRIBISTAS LA VERDAD ES UNA SOLA EL AMOR DE CRISTO Y SU SACRIFICIOPERDURAN HASTA HOY .-

  7. Si Verónica tiene razón deberíamos apedrear a los adulteros, tener un estricto régimen de comida y cumplir con montones de prescripciones y ritos que ya no acatamos. Si fuera así, para que vino Jesús? Si la ley tiene plena vigencia la venida de Jesús no tuvo sentido; Jesús vino a superar la ley (que no es lo mismo que abolir), y esa superación es a través del amor, y el componente principal del amor divino es la misericordia.

Leave a Reply to Mónica Morante Cancel reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *