Jesús y las”fake news”

FakeNews

Marcelo Figueroa-Publicado en L’ Osservatore Romano-

Durante el ministerio público de Jesús, sus enemigos utilizaron todo tipo de oscuros recursos para enfrentar, obstaculizar, interrumpir y aniquilar su credibilidad, testimonio, vida y misión. Uno de ellos fue el de difundir noticias falsas en complicidad con los poderes públicos y-o privados de turno. Para ello utilizaban alternativamente mensajeros religiosos “confiables” que buscaban influir en la opinión pública de los potenciales seguidores de Cristo abusando de su sencillez y credulidad. Estas difamaciones que tenían como blanco el mismísimo Hijo de Dios, tergiversaban citando parcial y maliciosamente sus dichos y no dudaban en utilizar fuentes falsas. Hoy las llamaríamos “fake news”. Veamos solo algunas de ellas y cómo las enfrentó nuestro Señor Jesucristo según el relato de los Evangelios.

Buscando atacar su identidad y por lo tanto su deidad trataron a veces “piadosamente” de difundir que este hombre de Galilea era en realidad Juan el Bautista, Elías, Jeremías u otros profetas (S.Mateo 16,14). Otras veces descaradamente lo quisieron emparentar con el mismo Beelzebú (S. Marcos 3,22). En el primer caso, esas “fake news” fueron enfrentadas por el Señor refrendando palabras de Pedro quien anunciaba que estaban en presencia de “Cristo, el hijo del Dios viviente” (S. Mateo 16,16-17). En el último de los casos las palabras que eligió el Señor para contrarrestar esas difamaciones sobre su propia identidad y autoridad celestial fueron para calificarlas como pecados de tal gravedad que hasta eclipsan los límites del perdón divino (S.Marcos 4, 28-30). Cuando el requisito informativo de “la verdad” está en juego, la luz de esta debe desenmascarar las medias verdades y dejar al descubierto la oscuridad de las mentiras, que es por definición el lenguaje del infierno.

Las buenas y bellas nuevas del advenimiento del Reino de Dios y su justicia, anunciado y descripto incansablemente por Jesús (S. Mato 4,23) fue acompañando por toda una semiótica integral de sermones, parábolas, milagros, referencias proféticas y anuncios escatológicos. Una vez más y muy especialmente en los días del juicio, esos gestos fueron tergiversadas y manipuladas sin escrúpulos para utilizarlos en un juicio tan inmoral como ilegítimo en su forma, procesos y uso de testigos falsos. Estas “fake news” fueron un grotesco y un desesperado avance que intentó deslegitimar el testimonio y autoridad del reinado del ungido de Dios. Se lo acusó de instigar a la destrucción del templo de Jerusalén, no obedecer la Ley de Moisés, no pagar impuestos al imperio romano, sedición civil y amenaza al reinado del corrupto Herodes. Jesús respondió a estas infamias con “la belleza” de su silencio y la espera del kairos de los tiempos del Padre para que sus verdades del reino de los cielos fueran la base de la Iglesia fundada en la fe de sus informadores veraces, nada menos que sus apóstoles y discípulos.

Finalmente, siempre hay una enorme dosis de cobardía, temor y corrupción de las noticias falsas cuando sus actores comienzan a percibir que sus planes están a punto de naufragar. Eso pasó en los hechos posteriores a la muerte de Jesús. El poder mediático de los fundamentalistas en complicidad con estratos políticos y en un uso descarado de la corrupción en estructuras de poder quisieron asegurarse que los anuncios de resurrección de Jesús no prosperan. La trama con todos sus actores y procesos están magistralmente narradas por San Mateo entre los versos 12 al 15 del capítulo 28. La respuesta de Dios ante esta grotesca operación de “fake news” fue “la bondad” del perdón del Padre, en el poder difusor de Espíritu Santo y en la vida resurrecta del Verbo de Dios.

Hubo, hay y habrá “fake news” para los seguidores de Cristo. Pueden cambiar los actores y circunstancias pero la “verdad, la bondad y la belleza” del Padre, Hijo y Espíritu Santo prevalecerán en la Iglesia de Cristo y en el testimonio de un pueblo fiel y su jefes de redacción de la línea apostólica. Cristo, una vez más fue primero en padecerlas y en vencerlas y por lo tanto será nuestro modelo de comunicación cuando sea necesario.

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