Controversia en torno a iniciativa de ley 5272 “para la protección de la Vida y la Familia”

 

GUATEMALA-

Por Pamela Liquez & Kevin Moya-

Desde el año pasado en Guatemala, especialmente dos diputados del congreso de la República (Aníbal Rojas y Linares Beltranena) ingresaron una iniciativa de ley (5272), que lleva el nombre de “Ley para la protección de la Vida y la Familia”. Esta es una reacción a una ley que se buscó aprobar en la misma temporada: “Ley para la protección integral, acceso a la justicia, reparación digna y transformadora a las niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, explotación sexual y trata de personas”. Esta última tuvo fallo desfavorable y se criminalizó con perjuicio de “promover el aborto y la homosexualidad”, lo cual es claro (al leerla) que no es así.

La iniciativa 5272, se centra en dos apartados: 1) De la protección de la vida. Cuyo objetivo principal es la búsqueda de penas más severas para las mujeres por la interrupción del embarazo, ya sea natural o inducido. 2) De la protección de la Familia y el matrimonio. Este apartado se centra en la condena de la existencia de Diversidades sexuales y de todo tipo de Educación sexual, que no venga de los padres.

Y también se enfoca en penalizar toda unión entre parejas del mismo sexo; afirmando un único modelo de familia existente: papá, mamá y hermanos (en el mejor de los casos). Todo en esta ley se lee en masculino y se percibe muy bien cómo domina la censura a temas que parecen hasta ser confusos.

Además, dicha iniciativa (e ideas), es promovida por organizaciones de talante
conservador, como “transformemos guate”, “la familia importa” y partidos políticos como VALOR, VIVA, UNIONISTA, entre muchos más como mayoría. Se agregan a esto las representaciones de la “Alianza Evangélica de Guatemala” y la “Conferencia Episcopal de Guatemala”, y también un gran número de iglesias católicas y evangélicas (entre ellas, mega-iglesias), que apoyan y han convocado a “marchas por la vida” y a vigilias de oración.

No enfocándonos en la discusión del contenido (que de entrada no estamos en nada de acuerdo), es necesario remarcar un tema que está inmerso en esta iniciativa: lo religioso. Al respecto, en un apartado se menciona los siguiente:

Este es un punto totalmente disonante. El Artículo 36 de la constitución de la
República declara:

“Libertad de religión. El ejercicio de todas las religiones es libre. Toda persona tiene derecho a practicar su religión o creencia tanto en público como en privado, por medio de la enseñanza, el culto y la observancia, sin más límites que el orden público y el respeto debido a la dignidad de la jerarquía y a los fieles de otros credos”.

Es muy claro que el Estado guatemalteco NO es confesional y que con un artículo
como este, reconoce otras expresiones espirituales y además se posiciona frente a ellas. Un estado Laico nunca debería privilegiar a un sector, ni religión, por sobre otros. Todo ejercicio legislativo debería de ser pensado en clave política, con el fin del bien común. Pero eso no parece estar pasando en la discusión de esta iniciativa.

¿Cómo esa “moral cristiana” (conceptos que ya son muy ambiguos, filosófica y
teológicamente) debe de convertirse en la norma para todas las personas dentro del territorio?

En Guatemala convergen diversas espiritualidades y entre ellas, las
espiritualidades ateas, las cuales estarían obligadas a vivir bajo leyes prescritas por creencias que no comparten (para poner un ejemplo). Parece muy injusto.
Como cristianas, no podemos apoyar un proceso de esta índole, ya que es
incongruente con la libertad que el evangelio promueve. El mismo Jesús dijo: “-No se lo prohíban-, porque el que no está contra nosotros, está a nuestro favor” (Lc. 9:50) y luego reprendió a dos discípulos que se enojaron porque un pueblo no quiso dejarlos entrar a sus linderos. Es claro que la propuesta de Jesús es universal, abierta a toda persona, pero eso no significa que deba imponerse a toda persona. Es una opción, como muchas otras más.

De entrada, esta iniciativa, parece desfavorable, sin meterse en los temas concretos que discute, porque habría mucho más que profundizar. Aquí algunas preguntas al respecto que tocaría hacerse: ¿Existe una única forma de ser cristiana/o? ¿Un sector representa la voz de toda la comunidad cristiana? ¿existe la moral cristiana? ¿qué es realmente la protección de la vida y la familia? Además, parece que hay que ahondar más sobre la activa participación de partidos políticos en todos estos proyectos.

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