En tiempo de elecciones, los votos evangélicos también cuentan

 

ARGENTINA-

Dentro de una crisis económico financiera inocultable, el gobierno argentino bajo el mandato de su presidente, Mauricio Macri, conformó en estos días 10 posibles puntos de acuerdo con los sectores de la oposición (particularmente con el peronismo seguidor de la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner) que permita retomar confianza en la actual gestión en vista a las elecciones generales del mes de octubre donde se volverá elegir presidente o presidenta por los próximos cuatro años.

En este marco crítico para la sociedad argentina, el gobierno invitó a adherir, entre otras organizaciones, a dos grandes sectores evangélicos en el país como son la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina (ACIERA) y la Federación Argentina de Iglesias evangélicas (FAIE)

En el caso de ACIERA respondió formalmente con un carta firmada el 7 de mayo y dirigida al presidente (ver la carta) donde en el marco de los “10 puntos” resaltan: “para comenzar a establecer políticas de Estado, por medio de acuerdos que lleven tranquilidad a los argentinos, tal como hace mucho tiempo venimos sosteniendo. Creemos que se debe avanzar en consensos sobre los 10 puntos y en otros temas claves y sentidos que no aparecen mencionados dentro de la propuesta recibida”

Mientras tanto, FAIE que trabaja hacia dentro de su organización bajo el consenso de sus iglesias miembros, está trabajando actualmente una respuesta a la misma valorando inicialmente el invitar a adherir a otras iglesias cristianas fuera de la Iglesia Católica Romana que es la habitual protagonista de estos llamados.

En diálogo de ALC Noticias con el actual presidente de FAIE, pastor Néstor Míguez pudimos tener las primeras impresiones que los 10 puntos lanzados por el gobierno generan.

ALC: Entendemos que estos 10 puntos que el gobierno elaboró no son explícitamente un llamado al consenso sino a un adherir a los grandes postulados expresados, ¿cuál es su visión al respecto?

Valoramos la búsqueda de consensos, puntos de partida comunes para la construcción de nuestro país. Sin embargo esos consensos no pueden ocultar que hay una pluralidad de enfoques posibles, intereses en pugna, situaciones sociales y culturales diversas que deben reflejarse en la amplitud de tales acuerdos. Insistir en que “hay un solo camino y es este” no permite luego elaborar un diálogo más fecundo. El primer punto de todo diálogo y consenso es establecer la agenda abierta de ese diálogo. No vemos eso reflejado en estos diez puntos.

ALC: Una vez más, las iglesias evangélicas adheridas en FAIE, esperan de la organización palabras que alienten y desafíen en medio de momentos tan críticos como los presentes. Pastoralmente y bíblicamente, ¿Dónde cree Ud. que tendría que estar el énfasis en este tiempo que permita recuperar esperanza al pueblo argentino?

Voy a responder con referencia a los puntos de la carta del Presidente. En cuanto a la legislación laboral y el sistema previsional, sin duda son perfectibles; la cuestión es la orientación con la cual han de modificarse. El Evangelio nos recuerda la dignidad de los trabajadores (1ª Timoteo 5:18) y el deber de cuidado de nuestros mayores (Levítico 19:32). Entendemos que toda reforma debe apuntar a mejorar la situación de nuestros trabajadores y las personas mayores antes que asegurar las ganancias de los inversores financieros.

Otro punto significativo es el décimo, el compromiso con los acreedores. Cabe recordar que hay una deuda social significativa para con sus sectores más postergados. Nuestra primera deuda es con más de la mitad de los niños y niñas de nuestro país que viven en situación de pobreza y con necesidades básicas insatisfechas. No se puede pagar una deuda financiera con el hambre de nuestros niños y niñas: va contra toda ética evangélica, que por el contrario, reza por el “perdón de las deudas” y el camino de la gracia, tanto en lo espiritual como en lo económico (Deuteronomio 15:1-11).

Por lo demás, hay cuestiones técnicas o de política económica que son instrumentales y sobre las cuáles cabe diversidad de opiniones entre el pueblo evangélico. Lo que sí podemos reafirmar, a la luz del Evangelio, es que toda economía debe centrarse, no en el dinero (la avaricia es idolatría, nos recuerda Pablo: Colosenses 3:5), sino en el ser humano, y especialmente en los más débiles y vulnerables: la justicia de una nación se ve en cómo trata a los más humildes de sus habitantes. Para nuestra fe bíblica el punto de partida es la acción de Dios mismo:

“El Señor hace justicia a los agraviados, y da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos; abre los ojos a los ciegos; Dios levanta a los caídos y ama a los justos. El Señor guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino de los impíos trastorna” (Salmo 116: 7-9).

 

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