No hay ningún mandamiento que diga: “No abortarás”

ARGENTINA-

Este martes, el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación será el escenario de la nueva presentación del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Será la octava vez, un año después de que por primera vez el debate llegara al recinto. La elección de la fecha no es casual: el #28M es el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Se cumplen, además, 14 años de la primera presentación, en 2007.

El proyecto contempla algunas modificaciones al que se votó el año pasado, y la expectativa está puesta en conseguir más de 70 firmas de apoyo de legisladores, el máximo conseguido hasta entonces.

Católicas por el Derecho a Decidir-CDD– es miembro fundadora de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en Argentina. Hace un año se publicó un Dossier con las presentaciones de mujeres teólogas invitadas por CDD. Reproducimos hoy la exposición de María de los Ángeles Roberto, teóloga metodista.

María de los Ángeles Roberto

En la Biblia no se trata el problema del aborto ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. En el Pentateuco, los infantes menores de un mes no eran considerados personas, por eso no ingresaban al registro de los censos. Hay solo dos textos que mencionan sucesos en los que podría producirse
un aborto. En Éxodo 21:22-23 se determina que si una mujer, como consecuencia de estar en medio de una pelea entre su marido y otro hombre, resultare herida y perdiere el embarazo, el agresor debería pagar una multa al esposo. El feto no se consideraba un ser vivo, por eso no se castigaba al
culpable con la muerte. Recordemos que eran épocas de la ley de Talión, de ojo por ojo, diente por diente. En Números 5:11-34 se menciona un aborto ritual practicado por el sacerdote. Si el esposo tenía celos de su esposa y no podía comprobar la infidelidad de ella a través de testigos, se practicaba el ritual de la ordalía que consistía en obligar a la embarazada a tomar aguas amargas.

Forzaban a la mujer a ingerir lo que actualmente se denomina “cadaverina”, elemento que se encuentra en la materia orgánica muerta. En el santuario del Templo se realizaban sacrificios de animales a diario, estas aguas amargas estaban mezcladas con ese polvo del santuario. Si ella abortaba después de ingerirla, consideraban que le había sido infiel a su marido y se la castigaba por
ese adulterio. Señoras y señores diputados, recordemos este detalle: el agente que inducía al aborto era el sacerdote.

En el Nuevo Testamento hay solo una mención a la palabra “aborto” en 1 Corintios 15:8 en la que San Pablo se atribuye, de manera metafórica, el último lugar entre los apóstoles. La primera conclusión es que en ninguna página de la Biblia hay condena para el aborto, porque el aborto no era considerado ni pecado ni crimen dentro de la ley mosaica ni en el período neotestamentario.

Tampoco hay un momento determinado para indicar el comienzo de la vida humana en la Biblia. El único texto del Antiguo Testamento que hace una referencia a lo que hoy entendemos como “embrión” es el versículo 16 del Salmo 139. La palabra hebrea que se utiliza allí es “gelem”.

Es un hápax legomenon, o sea, una palabra que solo aparece una vez dentro de un texto. Se refiere a una sustancia incompleta, imperfecta, que se traduce actualmente como feto o embrión. Hay solo una decena de versículos, en Salmos, Job e Isaías, que aluden al conocimiento de Dios sobre el ser
humano desde el vientre materno. Pero ninguno refiere al momento específico de la hominización.

No podemos hacerle decir a la Biblia aquello que no dice.
El argumento más importante que despliegan los fundamentalistas religiosos contra la despenalización del aborto es el del quinto mandamiento, “no matarás”. Como consideran que la vida humana se inicia en el momento de la concepción, en el caso del aborto, se estaría cometiendo un asesinato, lo que sería contrario al quinto mandamiento. Voy a recordarles a las señoras y a los señores diputados que tienen estas creencias, y que no votarían a favor de la despenalización del aborto por este motivo, que ese quinto mandamiento no era de aplicación universal. Se podía matar a los extranjeros, a los que eran considerados enemigos del pueblo de Israel, a las mujeres adúlteras.
De ninguna manera el mandamiento se refiere a los embriones, al “gelem”. Hay 108 textos en el Antiguo Testamento en el que Dios manda a matar a mujeres, a niñas, a niños, o a varones adultos.

En el Nuevo Testamento hay 3 citas bíblicas en las que Dios, de manera directa, castiga con la muerte a inocentes. El ejemplo más contundente es el de Jesús, su propio hijo.
La segunda conclusión es, entonces, que la vinculación entre el quinto mandamiento y el aborto es una evidente y flagrante manipulación del texto bíblico. El patriarcado eclesiástico es el que, a lo largo de los siglos, quiere hacer creer a las mujeres que hay un mandamiento que las convierte en asesinas si desean abortar. No es así. No hay ningún mandamiento que diga: “No
abortarás”.

En todo el proceso de recopilación, redacción y canonización de los textos bíblicos, que fue obra de varones, realizada desde la perspectiva masculina y dirigida a lectores masculinos, hay claros testimonios en los evangelios de la participación y presencia de las mujeres en el movimiento de Jesús. En los relatos de la pasión, muerte y resurrección, que constituyen el eje hermenéutico de los evangelios, las mujeres tienen un papel destacado: ellas son testigos de la crucifixión de Jesús cuando todos los hombres han huido (Mc 15:47); María Magdalena es citada en los evangelios como la primera testigo de la resurrección (Mt 28:1, Mc 16:1, Lc 24:10). En el libro de los Hechos y en las cartas de los apóstoles hay mención de discípulas que dirigían iglesias.

En ese protagonismo de las mujeres del Nuevo Testamento, que las interpretaciones posteriores pretendieron ocultar y que las teólogas y biblistas feministas de todo el mundo, desde hace mucho tiempo, estamos tratando de sacar a la luz, es muy posible imaginar a Jesús, en la calle, con el pañuelo verde al cuello, agitando junto con todas nosotras en las veredas del Congreso, cada
martes y cada jueves, preguntándoles a ustedes, señoras y señores diputados, parafraseando a Juan 8: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Yo tampoco te condeno.”

La autora de la presentación es Profesora en Letras (San Agustín), Magister en
Sagradas Escrituras (ISEDET), con una Diplomatura en Prevención de la Trata de
Personas (UCA). Es miembro de la Iglesia Evangélica Metodista, integrante del Paro Internacional de Mujeres Argentina y coordinadora Cono Sur de la Red Tepali.

One comment on “No hay ningún mandamiento que diga: “No abortarás”
  1. Por esos mismos días, María fue de prisa a una ciudad de Judá que estaba en las montañas. 40 Al entrar en la casa de Zacarías, saludó a Elisabet. 41 Y sucedió que, al oír Elisabet el saludo de María, la criatura saltó en su vientre y Elisabet recibió la plenitud del Espíritu Santo. 42 Entonces ella exclamó a voz en cuello: «¡Bendita eres tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! 43 ¿Cómo pudo sucederme que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 ¡Tan pronto como escuché tu saludo, la criatura saltó de alegría en mi vientre! 45 ¡Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá lo que el Señor te ha anunciado!»

    Siempre me ha llamado la atención como el Pequeño que se encuentra dentro de Elisabet puede llenarse de alegría. Solo puede sentir alegría aquellos que se encuentran vivos. Seguramente así como siente alegría también sienten dolor.

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