Alfiles apuntados sobre el voto evangélico

Pixabay (jarmoluk)

ARGENTINA-

Por Hilario Wynarczyk-

1- Dos tipos de aperturas en el juego de ajedrez

Los datos existentes sobre los evangélicos y la política con vistas a las elecciones del mes de octubre del presente año 2019, permiten inferir la existencia de varias líneas convergentes sobre un mismo vértice situado en el voto evangélico. Aquí vamos a hablar solamente a dos de esas líneas. Trabajamos sobre el supuesto, basado en la experiencia, de que las avenidas a las que nos referimos confluyen en un factor aglutinante de la conducta colectiva (lo que técnicamente en sociología se llamaría el “marco interpretativo para la acción colectiva”). Este factor aglutinante es la aversión a la “ideología de género”,  sustancialmente enfocada sobre el rechazo al posible éxito legislativo del derecho a la interrupción del embarazo no punible y su consiguiente inclusión en el aparato jurídico de la Nación. En los dos casos que consideramos a continuación ese elemento se encuentra presente, de un modo más directo en el primero, y a un nivel básicamente discursivo, mientras que en el segundo aparece como un punto de negociación con una corriente de acción política que no está obsesionada con la lucha versus la ideología de género. Esta variante podría sintetizarse con una frase así: “yo te ayudo, si vos me ayudás”.

2- Emular a Bolsonaro

Olmedo Presidente. En un sentido estrictamente político-partidario la presencia más notoria a nivel nacional de alguien que se ha presentado como evangélico en la Argentina es la de Alberto Olmedo. Olmedo intentó hacer una gran partida, especialmente en los últimos meses del año 2018 y el verano a comienzos del 2019. Entonces recorrió la ciudad balnearia de Mar del Plata, y otras aledañas también en la costa atlántica argentina, con un automóvil que llevaba pintada la frase “Olmedo Presidente”. Era realmente adelantar un alfil y comenzar un juego ambicioso.

Nacido de nuevo en el seno evangélico pentecostal desde hace menos de dos años, Olmedo es Diputado Nacional por la Provincia de Salta, del Noroeste argentino, dentro de la agrupación política “Salta somos todos”. Pero a su vez esta formación es un componente del heterogéneo sistema conformado por el peronismo, comparable a un caleidoscopio.

En sus apariciones públicas, frecuentes en la televisión, Olmedo exhibe rasgos algo histriónicos y manifiesta haberse convertido a la iglesia evangélica como Jair Messias Bolsonaro, expresando además su admiración por el presidente del Brasil, con quien apareció en una fotografía dándole la mano antes de que aquél asumiese la Suprema Magistratura de su país. Además, y este dato será muy importante más adelante en el presente artículo, Olmedo se alineó en la corriente de los evangélicos conservadores bíblicos que desarrollaron una acción colectiva contra la “ideología de género”, oponiéndose al avance de un proyecto de ley de despenalización de la interrupción del embarazo y la ESI, Educación Sexual Integral, que habría de difundirse a todo el sistema educativo de la Nación, tanto público como privado, conteniendo entre sus elementos conceptuales, la idea de que la definición de género es en gran medida subjetiva.

De este modo, Olmedo aspiraba a competir por el cargo de Presidente de la Nación en las votaciones venideras del 27 de octubre de 2019. Su plan incluía la llamativa particularidad de llevar como candidato a vicepresidente a Juan Bautista Yofre, conocido como el Tata Yofre. Durante la presidencia de Carlos Saúl Menem, peronista que en la década del 90 aplicó políticas económicas de tipo neoliberal, e inclusive una buena aproximación con los Estados Unidos, todo lo cual suena heterodoxo dentro del mismo peronismo, Yofre durante el lapso de 1989-1990 fue responsable de la Secretaría de Inteligencia de la Nación (SIDE), una institución muy desprestigiada en la sociedad argentina, y reemplazada en los últimos tiempos por la AFI, Agencia Federal de Inteligencia. Luego fue embajador en Panamá y  Portugal. Previamente sin embargo, el Tata Yofre había trabajado en Washington en el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización de Estados Americanos, tras lo cual, regresado a la Argentina, desarrolló una significativa actividad como periodista de temas políticos. Por otra parte Yofre es especialmente notable como autor de libros, con especial enfoque en el peronismo y sus luchas internas en la década de 1970, temática sobre la que suele responder reportajes en la televisión con un fuerte manejo de datos históricos y anécdotas de la vida pública argentina. Ahora bien, luego de difundir Olmedo en la ciudad de Mar del Plata el 11 de enero de 2919 que el Tata Yofre sería su candidato a vice, la pareja presidencial se disolvió, de un modo casi silencioso.

Crítica del pastor Néstor Míguez. Al interior del mundo evangélico, Olmedo fue objeto de una carta pública, en diciembre de 2018, muy crítica hacia su conducta personal y sus principios cristianos, escrita por el máximo representante institucional del que en el capítulo sobre la Argentina he denominado polo histórico-liberacionista, en contraste con el polo conservador bíblico que en términos cuantitativos es el más numeroso (Wynarczyk 2018, y antes, Wynarczyk 2009 y 2010). La carta abierta  de Néstor Míguez,  pastor emérito de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, presidente de la FAIE (Federación Argentina de Iglesias Evangélicas) está fechada el “Día universal de los Derechos Humanos, 35 Aniversario de la recuperación democrática en Argentina”. En uno de los pasajes introductorios dice, “he escuchado sus intervenciones y reportajes en distintos medios. En los últimos tiempos he notado que ha destacado su fe evangélica, y que incluso se presenta con un ejemplar de la Biblia en las manos. Es por ello que ahora le escribo”. Más adelante Míguez escribe: “advierto que muchas de sus declaraciones y posicionamientos frente a diversos temas están muy lejos de las enseñanzas de las Escrituras y las doctrinas evangélicas”. Luego sostiene su argumentación con  citas bíblicas y menciona “el ejemplo de otros y otras evangélicos que a lo largo dela historia de nuestro país han sido faros en la integración escolar de las niñas (Juana Manso), del cuidado de la niñez en riesgo (William Morris), que han defendido la educación pública, gratuita y laica, las libertades democráticas, y la vigencia  de los derechos humanos”. Míguez lo invita a Olmedo “si ha de presentarse como un creyente evangélico, a que indague más a fondo en las Escrituras”, señalando más adelante en su misiva, y en obvia alusión al énfasis de Olmedo contra la “ideología de género”, que “no tiene sentido defender la vida intrauterina y luego despreciar la vida del joven o el adulto, diciendo inclusive que mataría a su propio hijo si lo ve en una manifestación”[1].

La idea de algunos pastores entusiasmados con la postulación de Olmedo como si fuese un candidato de los evangélicos, parecería haber sido la de contar con un frente político que podría lograr más del 10 % de los votos a nivel nacional, para que en esas condiciones los partidos mayoritarios tuviesen que considerar seriamente –en el caso de un posible ballotage subsecuente a las elecciones de octubre–, las propuestas de los evangélicos sobre detener el avance de la ideología de género en el sistema jurídico y educacional de la Argentina. Dicho en otros términos, trataríase de algo así: políticos, yo les doy votos, ustedes defiendan mis demandas de libertad de conciencia y libertad religiosa a la hora de la educación de mis hijos. El vértice de tal  perspectiva, que bien puede entenderse como un enfoque estratégico y táctico en el juego del ajedrez político, se resume en el lema “con mis hijos no te metas”, que a su vez para otros y otras, situados en la vereda opuesta, es la expresión de una forma de patriarcalismo primitivo en el que los padres detentan una especie de propiedad sobre los hijos.

Interrupción de la partida. Ahora bien, ya desde febrero, poco después de las mencionadas presencias de Olmedo en Mar del Plata y costa atlántica, las noticias periodísticas sobre potenciales candidaturas a la presidencia, para las elecciones de octubre del 2019, no hablan de Olmedo.

3-Ayudar a la gobernadora

La madre de todas las batallas y la gran paradoja. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, otrora más conocida como la Capital Federal, con una población supera la cifra de 3 millones, se encuentra rodeada por un cinturón de municipios urbanos que a su vez superan los 10 millones.  En el Conurbano el 75 % de los adolescentes son pobres. La suma de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires  y el Conurbano, en su conjunto conocida como el Gran Buenos Aires, representa la mayor concentración demográfica de la Argentina, país cuya población es de aproximadamente 45 millones. Pero la administración del Conurbano pertenece a la Provincia de Buenos Aires, dependiendo de la Gobernadora María Eugenia Vidal, con sede en la ciudad de La Plata. Esta mujer forma parte, así como el Presidente de la Nación Mauricio Macri, del partido político Cambiemos, de orientación liberal, y denostado como “neoliberal”.

Desde el punto de vista político, es importante que ese Conurbano concentra un elevado caudal del electorado de la Argentina. Y debido a la pobreza, difícil de revertir en medio de los problemas económicos del país, marcados por la inflación con recesión, resulta muy gravitante en esta área la beneficencia social del Estado, a su vez es canalizada por los municipios que forman el Conurbano y por actores políticos situados en las áreas de la pobreza. Y en las bases de un sistema sociopolítico marcado por la pobreza. Los actores que trabajan al nivel de las bases son conocidos como “punteros”.

Así, la dinámica política que se desenvuelve hoy en este escenario funciona estrechamente relacionada con las elecciones de Presidencia de la Nación y Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, que tendrán lugar el 27 de octubre de 2019, con un posible ballotage subsiguiente. El principal desafío para el partido Cambiemos surge del caleidoscopio peronista (que opone el justicialismo al neoliberalismo) y especialmente del componente kirchnerista, surgido de la presidencia de Néstor Kirchner durante dos mandatos y posteriormente la de su esposa Cristina Fernández, totalizando un ciclo extendido entre los años 2003 y 2015. El “kirchnenismo” o “cristinismo”, legado de quienes fueron para sus partidarios, los gestores de la “década ganada”, constituye una tendencia que asume perfiles de tipo progresista bolivariano y básicamente opositor radicalmente al neoliberalismo atribuido a Cambiemos. En la actualidad existe consenso entre los analistas sobre la idea de que en el Conurbano se librará algo que admitiría ser llamado “la madre de todas las batallas” electorales del año 2019. Tal es su importancia crucial sustentada en la magnitud demográfica, la pobreza trasmitida por varias generaciones, la inseguridad frente al delito (matizada por el tráfico de estupefacientes) y la influencia históricamente arraigada del peronismo con sus variantes.

En dicho escenario, la gran paradoja que enfrenta el gobierno de Cambiemos, se encuentra en la necesidad de aplicar herramientas que podrían ser calificadas como propias del clientelismo populista. Más allá del valor humanista intrínseco de las acciones, se trataría tal vez, dicho esto en términos muy duros,  de gestionar la pobreza con fines electorales.

El ajedrez de los evangélicos y los desafíos especiales. Al interior de aquella complejidad, algunos pastores evangélicos tienden a constituirse en una fuerza aliada para la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires,  María Eugenia Vidal, una mujer que estaría interesada en re-direccionar el manejo de recursos económicos provenientes del Estado, desgastando la influencia que sobre ellos poseen, además de los intendentes de los municipios del Conurbano, los “punteros” barriales, con su capacidad de actuar como vasos capilares de la asistencia social, repartiendo beneficios entre los pobres pero a la vez orientándolos en  acciones colectivas opositoras a Cambiemos.

Pero esto no es tan simple, si recordamos que las iglesias evangélicas ya vienen trabajando en los que podríamos llamar los subsuelos de la sociedad, notoriamente sobre todo en las cárceles de la Provincia de Buenos Aires y la Provincia de Santa Fe, siendo emblemáticos en ambas los “pabellones evangélicos”. Y también en la prestación de servicios alimentarios, educativos y de contención social, en buena medida apoyada por el propio encuadre teológico de las iglesias –sobre todo las pentecostales–, con su énfasis en las bendiciones de prosperidad, sanidad y armonía familiar.

Lo que sucede ahora es que aparecen dos diferencias sustanciales con respecto a la trayectoria mencionada en el párrafo anterior. La primera es que pastores evangélicos dialogan directamente con la gobernadora María Eugenia Vidal y Carolina Stanley, Ministra de Desarrollo Social de la Nación, dejando entender que a su vez ellos quieren que les ayuden a demorar el avance de cambios legislativos favorables a la “ideología de género”, muy específicamente los temas ya mencionados  de legalización del aborto voluntario y Educación Sexual Integral (ESI), asumiendo la defensa de la vida, la familia tradicional y la libertad de conciencia y libertad religiosa.

La segunda diferencia, es que los dirigentes pastorales salen a la superficie de la acción pública en la sociedad civil y el Estado, ya no como ministros de iglesias muchas veces denostadas, que prestan servicios a los desamparados en los socavones del mundo, sino como actores de mayor nivel en términos de estatus, e indudablemente también, de roles.

La pobreza y lo que vendrá. De este modo, podríamos decir, la pobreza mantiene atrapada a la política, o contiene la llave maestra de la política en el escenario que estamos analizando. Frente a ella confluyen la política del Estado, la política de los partidos,  y el capital demográfico y social de los evangélicos. Así es en el Conurbano Bonaerense, donde hallaríase situada “la madre de todas las batallas” electorales.

En el terreno del análisis es difícil avanzar mucho más allá por el momento. El ciclo de acción colectiva aquí descripto, ha comenzado a tomar fuerza solamente desde hace pocos meses atrás. Es necesario esperar su desenvolvimiento para llegar a contar con ideas más precisas sobre sus avances y resultados, y sobre el significado práctico del envolvimiento de los evangélicos, sobre todo el de los pastores líderes.

Referencias bibliográficas

WYNARCZYK Hilario 2009. Ciudadanos de dos mundos. El movimiento evangélico en la vida pública argentina. 1980-2001.  Buenos Aires: UNSAM Edita, Sello Editorial de la Universidad Nacional de San Martín. 391 páginas.

WYNARCZYK Hilario. 2010. Sal y luz a las naciones. Evangélicos y política en la Argentina (1980-2001). Buenos Aires: Instituto Di Tella y Siglo XXI Editora Iberoamericana. 222 páginas.

WYNARCZYK Hilario. 2018. “Argentina: ¿Vino nuevo en odres viejos? Evangélicos y política”. En: PÉREZ GUADALUPE José Luis & GRUNDBERGER Sebastian (eds.).  Evangélicos y poder en América Latina. Lima, Perú: Konrad Adenauer Stiftung – Instituto de Estudios Social Cristianos. Pp.: 107-140. 

Libro en línea: https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=35e0675a-5108-856c-c821-c5e1725a64b7&groupId=269552

[1] Carta del pastor Néstor Míguez,  https://alc-noticias.net/es/2018/12/12/carta-abierta-al-diputado-nacional-alfredo-olmedo/

Este artículo es el cuarto de una serie del mismo autor. Aquí los datos de los textos anteriores:

Por el camino de la agenda pro vida y familia hacia el centro de la polis. Evangélicos en la Argentina

Navegar ¿hacia dónde? Las iglesias evangélicas en el espacio público

 

Una metamorfosis que despierta prejuicios y demanda preguntas

El autor es Doctor en Sociología por la Universidad Católica Argentina, Máster en Ciencia Política con mención en Teoría y Método por la Universidad Federal de Minas Gerais y Licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires.

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