Mujeres Iglesia Chile: “Esto tiene nombre y se llama pecado social”

CHILE-

“Esto tiene nombre y se llama pecado social. El pecado social es aquel que afecta a todos y todas en la dimensión económica y social y con ello, afecta las relaciones humanas y las convierte en dominación, violencia, posesión egoísta y choque de libertades”, dicen las mujeres de “Mujeres Iglesia Chile“, una agrupación de mujeres católicas que comenzó su andar en 2016 y que se autodefine como un espacio de encuentro y formación para mujeres católicas que sueñen con una Iglesia más fiel a Jesucristo.

La reflexión publicada hoy desde su coordinación dice:

Esto tiene nombre y se llama pecado social. El pecado social es aquel que afecta a todos y todas en la dimensión económica y social y con ello, afecta las relaciones humanas y las convierte en dominación, violencia, posesión egoísta y choque de libertades.

Lo sabemos, nuestro país genera riqueza, eso dicen los índices, que aunque sean bajos, hablan de crecimiento económico. Pero entonces, ¿por qué nuestros adultos mayores no tienen pensiones dignas? ¿por qué la gran mayoría de las y los trabajadores reciben sueldos tan bajos, que no les alcanza para cubrir salud, vivienda ni la educación de sus hijos e hijas? Terminan endeudándose. La gratuidad ayuda, el auge ayuda, pero falta mucho para que podamos compartir el buen vivir, la casa común, la vida en igualdad de hermanas y hermanos.

Ahora además en Santiago tienen que padecer una nueva alza en la movilización, la gota que rebasó el vaso.

Las mujeres de iglesia seguimos a Jesús, que nos muestra un Dios de paz y misericordia, pero que también anuncia un reino de justicia y nos invita a compadecernos con los que sufren hambre o cualquier tipo de vulneración o exclusión.

No queremos la violencia, de ningún tipo, creemos que los cambios al estilo de Jesús se gestan sin ella. Sin embargo queremos una vida digna para todas y todos, queremos disfrutar todos de las riquezas de nuestro país, queremos autoridades empáticas, dialogantes, que respeten y garanticen los derechos humanos, y también queremos una oposición política constructiva en la búsqueda de soluciones eficaces a la grave problemática que es la distribución de los ingresos en el país.

Como mujeres de iglesia decimos que las problemáticas de los y las empobrecidos es una cuestión seria, nos jugamos en ella nuestra coherencia de seguimiento cristiano. Sin duda hay mucha rabia acumulada, ojalá podamos expresarla con libertad pero también con respeto, con un lenguaje que no fracture la caridad para no dañar a nadie sino los cambios que requiere la justicia del reino de Jesús.

Que la Ruah nos anime a mantener la escucha sabia y atenta, y la mansedumbre para acompañar los acontecimientos, a mantener las denuncias proféticas necesarias por la justicia y contra la violencia de donde sea que venga, pero sobre todo a no perder de vista, que Dios continua dándonos su gracia, que podamos reconocer en medio de todo, su presencia liberadora.

Dios madre y padre protege a tu pueblo.

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *