Una mujer enferma y encorvada

Jesus and the Bent over Woman, pintura de Barbara Schwarz OP.

ARGENTINA-

Reflexión de la pastora luterana Mariela Pereyra en la conmemoración ecuménica del 25 de Noviembre-Día de la No violencia hacia la mujer- realizada en Olivos, Buenos Aires, el 27/11/19.

Texto: Lucas 13: 10ss 

Jesús y la sinagoga, miremos el entorno, no es ese el lugar de la mujer, Jesús está enseñando … y ella está ahí en un lugar vetado, seguramente buscando de no ser vista (como tampoco la ven hace ya 18 años, enferma, encorvada y mirando hacia el piso, dolor, agonía, aislamiento, condena…)
Ella está en un lugar que es exclusivo de los hombres, pero en la necesidad de buscar un granito de fe, una palabra de esperanza que mitigue su dolor, enfermedad, se atreve a ir a la sinagoga, total ¡qué tiene que perder!

Para que no quepa duda de que la inclusividad es esencial para Jesús y su ministerio, Lucas organiza el contenido de su evangelio de modo tal que sus lectores/as lo perciban claramente. En este caso, hablando de la inclusividad de género (una entre varias en Lucas), el evangelista intercala historias de hombres y mujeres en las que vemos cómo la gracia de Dios se derrama por igual sobre sus hijas e hijos. Así por ejemplo, vemos en el capítulo 1 cómo el ángel Gabriel se aparece por igual a un hombre y luego a una mujer, Zacarías y María, para anunciar dos nacimientos especiales. Luego, en el capítulo 2, los ancianos Simeón y Ana son participes de la presentación de Jesús en el templo. En el capítulo 3, tenemos a la pareja adversaria de Herodes y Herodías. En el capítulo 4, un hombre endemoniado y la suegra de Pedro reciben sanidad. Luego un centurión y la viuda de Naín reciben un milagro en el capítulo 7. Más adelante, aprendemos los nombres de algunos de los varones (6) y mujeres (8) que seguían a Jesús. Después de otras cuantas historias de hombres y mujeres que interactúan con Jesús, llegamos a la historia de la mujer encorvada del capítulo 13, sanada en sábado igual que el hombre hidrópico del capítulo 14.(1)

Con todo esto en nuestra mente y corazón lleguemos al texto que hoy nos auxilia en la reflexión:

Lc 13: 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.

13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.

Ahí si el jefe de la sinagoga se molesta, se violenta contra la curación en un día sábado. Cuántas veces habrá visto a ésta mujer merodeando, intentando llegar … cuantas veces ni la vio, la ignoró que es lo mismo venido al caso.
La salud y la justicia vuelven a juntarse, el acceso a la salud era un pendiente para esta mujer!
Ella era una mujer enferma, de esas que nadie quiere mirar!

Y Jesús la ve y ella se endereza
Basta de ser un caso más,

¡Y Jesús la ve, la toca, la sana! Se pone en su lugar y se mueve a misericordia.

Las invito a rastrear esta indiferencia, esta gynopia (incapacidad de ver a la mujer). La iglesia no solo adaptó la organización jerárquica en el giro Constantiniano, también internalizó esa organización donde los hombres de elite tenían poder sobre los hombres de “abajo” las mujeres y los niños. El molde es duro de quebrar, se resiste a ser moldeado el patriarcado, también extiende sus trampas al mundo protestante y evangélico. Les puedo asegurar que el patriarcado no es arcilla en las manos de Dios.

Hoy estamos convocadas porque decimos NO MAS VIOLENCIA contra las mujeres, denunciamos este pecado estructural, sostenido en el Patriarcado y aún legitimado en las iglesias.
El cuadro se vuelve más desolador si hablamos de la violencia doméstica, aquella que solo asoma cuando es insoportable, la mayoría de las veces de las manos de las víctimas sin vida. Las mujeres son violadas, tocadas, prostituidas, traficadas por su condición de ser MUJERES.

En el medio de las olas migratorias y de refugiados/as las mujeres son sistemáticamente explotadas, violadas y traficadas. ¿Podemos imaginar de que infierno salen para enfrentar este destino? ¿Cómo enfrentan eso?  puede ser la puerta a otra vida dicen…

En relación a la educación, empleo y otros bienes sociales, los hombres tienen una ventaja simplemente por el hecho de haber nacido varones. Preconceptos raciales y étnicos suman otras desventajas, sin hablar siquiera del privilegio de clase.

Incomoda, duele, es más fácil ni nombrar a la violencia de género. Y todavía hay tanta gente que tiene el descaro de atacar a la  “ideología de género”. No señores, no señoras no existe como tal, el género es una herramienta de análisis para desvendar y traer a la luz los orígenes de la violencia religiosa-sexual-social. Es una herramienta de análisis que pedimos prestada de las ciencias sociales. Lo que existe es la JUSTICIA DE GÉNERO
Y así somos también hoy llamadas por Jesús y a ponernos de pie! A nombrar la enfermedad que se llama machismo, posesión, desigualdad. Basta de violencia, basta de mirar el piso y estar encorvadas sin mirar de frente al otro/a.

Rescato hoy el llamado a ser parte del Reino de Dios, Un reino atestiguado y llenos de imagen de pequeños eventos que se tornan inicio … el reino de Dios es como…

¡Una nueva forma de comunidad donde las personas viven en respeto mutuo, las unas con la otras y contemplan a la casa común también, tan violentada, tan maltratada y agotada como la mujer encorvada! Nuestra madre tierra necesita voz y clama por justicia y buen trato, así como nosotras.

Clamamos por cielos nuevos y nueva tierra donde habite la justicia. Somos más que conscientes que la paz es fruto de la justicia, y la justicia prima-hermana de la equidad. En tanto haya un grupo dominante y otro dominado no habrá paz, ni justicia.

Jesús es un aliado en la lucha de las mujeres, mujer estás libre de tu enfermedad!

Es vital que entendamos que el amor y la compasión han de estar basado en el buen trato y en la igualdad. Pero no sólo hacia la pareja, sino hacia la sociedad entera. Es fundamental establecer relaciones igualitarias en las que las diferencias sirvan para enriquecernos mutuamente, no para someternos unos a otros. Es también esencial empoderar a las mujeres para que no vivamos sujetas al amor, y también enseñar a los hombres a gestionar sus emociones para que puedan controlar su ira, su impotencia, su rabia, y su miedo, y para que entiendan que las mujeres no somos objetos personales, sino compañeras de vida.

Y, a la ciudadanía, nos queda desnaturalizar las violencias naturalizadas. No avalar más situaciones de agresión. Ser más empáticos y solidarios.

Apelo nuevamente a la empatía para construir una sociedad más segura para todos y todas en donde no seamos unos contra otros, sino todos contra el verdadero enemigo: el machismo, la muerte, la falta de amor y solidaridad.

La Divina sabiduría hoy sopla, llama, reúne, congrega y nos dice Mujer quiero que seas libre de tu enfermedad!
Manos dispuestas,  mirada atenta, oración constante y agradecida, voz profética anunciante.
¡Que así sea!

(1) Tomado de comentario Bíblico de Leticia Guardiola Saenz, en el sitio de working preacher

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