En tiempos de pandemia el Foro Ecuménico ACT Brasil reafirma: la violencia de Género es pecado contra la Casa Común

BRASIL-

“Todas las prácticas humana que rompen con el principio del amor y la misericordia deben ser denunciadas como pecado”, dice en su Pronunciamiento el Foro Ecuménico ACT Brasil. El foro está compuesto por 23 organizaciones religiosas, incluidas 7 iglesias. Ha existido durante 18 años con este nombre y promueve acciones del Estado Democrático Secular y Jurídico, es una perspectiva ecuménica de que nuestro planeta y nuestra causa no pueden dejar a nadie afuera, todos somos parte del mismo futuro y Casa Común.

Aquí el pronunciamiento completo:

“por lo cual ustedes se alegran, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengan que ser afligidos en distintas pruebas” (1ª Pe. 1.6)

Quedarse en casa es, en contextos del Covid19, es un modo seguro para lidiar con la propagación y las posibilidades de infección causadas por este virus. El espacio en nuestros hogares promueve el autocuidado, el cuidado de amigos y familiares y la solidaridad con quienes trabajan en servicios esenciales. En Brasil quedarse en casa, es un acto político e incluso una desobediencia civil.

En países profundamente desiguales, como Brasil, el distanciamiento social tiene otras facetas. Muchas personas no tienen un hogar, o viven aglomeradas en espacios urbanos, sin acceso a elementos de sanidad básicos, agua potable o elementos para limpiar la casa. Muchas personas no tienen acceso a productos de higiene. Sin un ingreso mínimo, muchas familias viven con inseguridad alimentaria y nutricional. Se destaca el papel de las mujeres liderando redes de solidaridad para atender la supervivencia en comunidades de las periferias.

Es urgente tener en cuenta que nuestro país es multicultural. La diversidad cultural significa que necesitamos diferentes formas de cuidado y atención. Por ejemplo, en el sur del país, se acerca el invierno. Es un momento difícil para las comunidades indígenas. Este año, debido a la pandemia, serán más vulnerables de lo que ya lo son. Esto se debe a que la comercialización de sus productos tuvo que ser detenida. Lo mismo ocurre con otras comunidades vulnerables, como las comunidades quilombolas, la economía popular y solidaria, la agricultura familiar, entre otras. Estos y otros hechos exponen, con creciente atrocidad, que nuestras desigualdades sociales y económicas tienen recortes de género y raza.

Pensemos profundamente en las desigualdades de raza y género, estructurales en la sociedad brasileña, que hacen que las mujeres y, en particular las mujeres negras, sean más vulnerables a la infección y los impactos socio económicos de la pandemia, ya que son la mayoría de las personas que viven por debajo del umbral de pobreza en el Brasil.

Según el informe de Mujeres en el centro de la lucha contra la crisis del COVID19, publicado a fines de marzo por ONU mujeres, las mujeres representan el 70% de las personas que trabajan en salud. En el caso de Brasil, el 85% del grupo de profesionales de enfermería son mujeres, segmentos  que están extremadamente expuestos a la contaminación y que, en muchos ciudades, no cuentan con el equipo de protección adecuado. Sin mencionar las tareas domésticas, el cuidado de niños y ancianos dentro de la familia.

En estos tiempos de cuarentena podemos reflexionar sobre cómo nos relacionamos con las personas. Piense por qué es inaceptable que la violencia y el autoritarismo se naturalicen como formas de resolver conflictos domésticos. Es esencial que los hombres reflexionen y cambien sus actitudes, tratando menos tóxicamente su masculinidad. La violencia masculina y el autoritarismo son consecuencias de la cultura patriarcal. Es posible transformarlo. Jesús como hombre, no fue violento ni autoritario. Jesús es una inspiración para cambiar la masculinidad tóxica.

El liderazgo religioso es fundamental para transformar una vida cotidiana de tantos dolores, y deben fortalecerse en su papel de escucha activa. Las organizaciones basadas en la fe y en los derechos, en el contexto de la pandemia, están redirigiendo sus acciones. Es necesario superar profundamente las estructuras patriarcales, capitalistas, sexistas y racistas, que ya existen y que la pandemia revela aún más. Una acción basada en la diaconía ecuménica, con justicia de género hace que la apariencia y las acciones se dirijan a las otras facetas  de este distanciamiento social.

La diaconía ecuménica nos desafía a compartir recursos, conocimientos, capacidades y experiencias. Somos iglesia con diferentes denominaciones, pero nuestra fe está en Jesucristo. Las organizaciones basadas en la fe llevan a cabo su práctica diaconal guiada por esta misma fe, presenciando el camino hacia una humanidad menos desigual y violenta.

La diaconía afirma que todas las personas son creadas a imagen y semejanza de Dios. Los valores de la diaconía ecuménica son la compasión, la misericordia, la solidaridad y el amor al prójimo (Cf. Mateo 25.25-45).

Todas las prácticas humana que rompen con el principio del amor y la misericordia deben ser denunciadas como pecado, y cualquier acción solidaria, independientemente de si se basa en alguna fe o no, es un aliado, y deber ser bienvenida e iluminada. Para alcanzar un futuro donde todas personas estén incluidas en el cuidado de toda la sociedad y de toda la creación, un mundo de iguales, de compartir y de alegría, que nunca se realizará en los valores y desigualdades del capitalismo.

Nuestro tiempo es difícil. Es hora de pruebas. Es un tiempo de tristeza y dolor. Es un tiempo de privación. Nuestra tarea es anunciar el amor y practicar la justicia, en medio de esta realidad de sufrimiento. Dios exige que defendamos la vida y la democracia. El silencio se conecta con las prácticas de la injusticia. La profecía se convierte en el verbo esperar, imaginar momentos de alegría y risa. Es hora de formar redes de cooperación y solidaridad para los tan necesarios cambios transformadores.

28 de abril de 2020

Foro Ecuménico ACT Brasil.

El foro está compuesto por 23 organizaciones religiosas, incluídas 7 iglesias. Ha existido durante 18 años con este nombre y promueve acciones del Estado Democrático Secular y Jurídico, es una perspectiva ecuménica de que nuestro planeta y nuestra causa no pueden dejar a nadie afuera, todos somos parte del mismo futuro y Casa Común.

El Foro es parte de la Alianza ACT, una coalición con sede en Ginebra (Suiza), que reúne a 151 organizaciones basadas en la fe e iglesias, que trabajan juntas en más de 125 países.

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