Nota de FEACT en solidaridad con Quilombo Campo Grande

BRASIL-

¡Hoy Brasil amaneció aún más triste!

En medio de una pandemia sin precedentes, que ya ha causado más de 100 mil muertos, el campamento “Quilombo Campo Grande” en el sur del Estado de Minas Gerais, vinculado al Movimiento de Trabajadores Sin Tierra en Brasil, fue sorprendido, esta mañana, por un verdadero clima de guerra. Cientos de vehículos policiales irrumpieron violentamente para desalojar a las 650 familias que, durante 20 años, han resistido y producido alimentos saludables. Uno de ellos es el café orgánico Guaií.

Quilombo Campo Grande está ubicado en una zona que produce uno de los mejores cafés del mundo. Es en este territorio, altamente focalizado por las grandes empresas agroindustriales, donde se produce una disputa entre dos modelos productivos, uno que distribuye ingresos y convive con el medio ambiente. Por otro lado, un modelo que concentra la riqueza, excluye a las personas y destruye el medio ambiente.

Estas familias han sido presionadas por hombres armados durante años. Según las fuentes, actúan por orden del expropietario de la usina desactivada. Son 22 años de conflictos, 5 desalojos, mucha solidaridad nacional e internacional.

El desalojo de hoy se produce tras las presiones de João Faria, uno de los mayores exportadores de café de Brasil. Este empresario agroindustrial quiere ampliar su área de producción. Hay intereses de grandes empresas involucradas en este desalojo, entre estas empresas se encuentran las multinacionales Nestlé y Mondelez. Se llama la atención sobre el hecho de que João Faria fue uno de los mayores donantes de la campaña del presidente Bolsonaro en 2018.

“Exigimos” al gobernador Romeu Zema y a las instituciones competentes la suspensión inmediata del desalojo, el respeto a los derechos humanos de estas familias y miles más a merced de violencia similar en Brasil en este momento.

Esta acción expone, una vez más, que el gobierno brasileño se guía única y exclusivamente por los intereses del capital financiero y de las multinacionales. La vida de la población brasileña está amenazada por quienes deberían garantizarla.

Quieren acabar con nuestra cultura, nuestra espiritualidad, el derecho a soñar. No es casualidad que la primera acción de la Policía Militar fue atacar el Colegio Eduardo Galeano y la iglesia local.

Son las venas abiertas de América Latina las que sangran como resultado de un nuevo colonialismo, que “acelera el dominio de la violencia”. (Amós 6,3)

 Foro Ecuménico ACT Brasil (FEACT) 12 de agosto de 2020

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