Whipala

Elecciones Bolivia (La Vanguardia)

Por Jocabed Solano Miselis-

Se escuchaban miles de voces que decían “Jallalla”. Venían de las sierras, montañas, lagos, calles y callejones. Sus manos traían las papas y los chuños. Sus manos traían las habas, la cebolla, el ají. Sus gritos estremecían el espacio. Cuando pude escucharles, comprendí que decían “¡Wiphai!”. Eran gritos de gozo porque Dios les había dado una cosecha plena. Cuando se hizo silencio escuché lapx-lapx, que es la voz del viento. Esa voz se transformó en el canto de los Aymaras laphaq y, junto a la Tierra, oí esta nueva voz “Whipa- Laphaqa”. Era la señal del triunfo de la vida.

El día se hizo noche, y el verano invierno: las plantas quedaron sin flores y los ríos sin agua. El grito se hizo silencio. El silencio se transformó en lamento, y el lamento en oración. Y, cuando estaba todo en ceniza…

Vi otra visión, una multitud que venía de todos lados: del sur, del norte, del este y oeste. Los pies estremecían la Tierra con danzas únicas y singulares; danzas de muchos movimientos y formas, un coro de lenguas diversas, cuerpos pintados que se mezclaban con el de la Tierra. Eran mis hermanas y hermanos en Abya Yala. Traían en sus manos maíz, tomate, coco, pescado, cuy, plantas medicinales, sahumerios con olor a cacao, cambombias que sonaban fuerte, maracas y, junto a la Tierra y sus voces, se estremeció todo Abya Yala.

Sus voces se unían con el viento lapx-lapx y escuchaba Laphaq.Era hora de un nuevo amanecer. Era la señal de la esperanza para nuestros pueblos del Abya Yala. Cuando se unieron todas las voces de los pueblos se escuchó lo que había permanecido en el misterio, pero que de pronto era revelado en el sol, en el día, en la luna y en la noche.

“Whipai” ( Grito de guerra), “Laphaq” que se ondee el corazón de la Madre Tierra. Todos las naciones del Abya Yala miraron cómo emergió; sus ojos expectantes ante lo que iba surgiendo del corazón de “Nabgwana” ( el corazón de la Tierra). Y, de pronto, la vimos en todo su esplendor, ¡era la Whipala!

Todos los pueblos del Abya Yala gritaron: “¡Que se ondee la Whipala, que suba alto, alto! ¡Que al verlo recordemos que somos hijos e hijas de la Madre Tierra!” Y nuestras voces se unieron con el viento lapx-lapx. Se unieron con la Tierra Laphaq. Se unieron con el agua, el fuego, y se escuchó el canto de la Whipala: “¡Que suba, que suba alto el símbolo de la resistencia de los pueblos del Abya Yala! ¡Whipala!”

La autora es de la comunidad Gunadule, Co-Directora de Memoria Indígena

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