BRASIL-
En este 7 de septiembre de 2021, la Coordinación del Servicio Ecuménico-CESE-eleva su grito para unirse a otras voces proféticas que denuncian el estado de opresión e injusticia en el que está inmerso el pueblo brasileño y anuncian “la esperanza de un nuevo tiempo que se está construyendo a partir de nuestras luchas por la justicia y la paz”.
Nuestro grito se hace eco para denunciar que Brasil, tras sucesivas crisis, cuenta hoy con casi 600.000 vidas perdidas por el COVID-19 como consecuencia de la postura negacionista del gobierno federal, que, además de retrasar la vacunación de la población, ha fomentado perversamente las aglomeraciones, el no uso de mascarillas y la difusión de noticias falsas que dificultan la prevención y el combate del COVID-19 en Brasil”
A la crisis sanitaria se suma la triste cifra de casi 15 millones de parados, lo que aumenta el número de personas en situación de extrema pobreza. Según el informe MADE/USP-2021, 19,3 millones de brasileños pasan hambre.
En medio del luto y la miseria, Brasil ha sufrido constantes ataques contra sus instituciones democráticas con el claro objetivo de debilitarlas para que, en su lugar, vuelva a surgir un régimen político de excepción, donde reinen el silencio, el miedo, el odio, la tortura y la muerte.
Los ataques a la democracia son también un ataque a los derechos humanos y a los logros que los segmentos vulnerables de la población han alcanzado con sus luchas por la justicia y la equidad. Estos ataques han amplificado el discurso del odio que ataca y margina a las mujeres, a los negros, a los jóvenes, a la población LGBTQIA+, a los pueblos originarios, a los quilombolas, a los pueblos y comunidades tradicionales y a la diversidad religiosa.”
La cultura de la muerte se traduce también en fuertes y constantes ataques a la biodiversidad brasileña y a la forma de ser y existir de los pueblos indígenas/originarios. Además de retirar los recursos y atacar los derechos de esta población, el gobierno federal, como una “máquina de tragar el mundo”, ha apoyado a mineros y madereros, fortaleciendo el acaparamiento de tierras y el agronegocio, que incendia la Amazonia y el Cerrado, destruyendo nuestra biodiversidad y asfixiando la vida en el planeta.”
Afirman la fe en el Dios de la Vida que no se complace en la injusticia y no está de acuerdo con el mal, y se pronuncian contra la malversación de los principios cristianos, cuya base moral se fundamenta en la práctica del amor, la misericordia y el servicio.
Como organización ecuménica reafirmamos nuestro compromiso y misión de fortalecer las organizaciones de la sociedad civil, especialmente las populares, en sus luchas por las transformaciones políticas, económicas y sociales que conduzcan a estructuras donde prevalezca la democracia con justicia.”
¡Paz con Justicia y Equidad!