
CUBA-
Rvdo. Presbítero Nicolás Pérez Cabrera-
“Por la paz del mundo entero, la estabilidad de las Santas Iglesias de Dios, y la unión de todos, roguemos al Señor.” Esta es la segunda petición que en el servicio litúrgico diario de nuestra Iglesia ortodoxa hacemos al Señor, después de desear, en primer lugar, la paz de lo Alto y la salvación de nuestras almas. Porque estamos convencidos de que el diálogo ecuménico es, ante todo, un testimonio de nuestra fe cristiana y de la unidad del Cuerpo de Cristo, que es inherente a la enseñanza del Evangelio.
El llamado de Cristo a la unidad está claramente dirigido a nosotros: “Pido, no solo en nombre de ellos, sino también en nombre de aquellos que creerán en Mí por su palabra, que todos sean uno. Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”. (Juan 17: 20-21).
La Iglesia ortodoxa siempre ha priorizado el acercamiento entre los cristianos como respuesta al mandamiento de Cristo, y tenemos un compromiso con el “diálogo de amor”, expresión que se utilizó originalmente para describir el primer encuentro entre el papa Pablo VI y el patriarca ecuménico Atenágoras, en Jerusalén, en 1964.
Casi seis décadas después, este diálogo de amor ha avanzado, logro de los sucesivos líderes espirituales; pero, al decir de nuestro patriarca ecuménico Bartolomé, se necesita más: símbolos, acciones y continuados encuentros que encarnen nuestro deseo de unidad. Defendemos un diálogo real sobre cuestiones teológicas y proponemos la necesidad de una acción social conjunta.
El actual sentido común por el cuidado del medio ambiente natural, muy alertado y defendido en años por el llamado “Patriarca Verde”, por su urgencia se ha convertido en una oportunidad tangible para explorar este misterio de la unidad. Recientemente, tres grandes líderes cristianos, Su Santidad Francisco, obispo de Roma, Su Santidad Bartolomé, patriarca ecuménico de Constantinopla y Su Gracia Justin Welby, de Canterbury, por primera vez en la historia del cristianismo, hicieron mediante un documento firmado y en un encuentro posterior un llamamiento urgente para el futuro del planeta.
En ese mensaje conjunto, se considera la protección del medio ambiente desde el reconocimiento teológico de la presencia de Dios. Si valoramos a cada individuo creado a imagen de Dios, y cada partícula de la creación de Dios, entonces también debemos cuidarnos unos a otros y a nuestro mundo. La unidad es una tarea que sigue siendo difícil de cumplir; debemos comparar y confrontar nuestras divergencias honestamente, examinándolas a la luz de la doctrina, el culto, las Sagradas Escrituras, pero también el cuidado pastoral. El amor es esencial para que el diálogo entre nuestras Iglesias se produzca con total libertad y confianza. Los lazos de amistad entre Iglesias divididas y los puentes mediante los cuales podemos superar nuestras divisiones son indispensables, ahora más que nunca.
El octavario de oración por la unidad de todos los cristianos, que son convocados a compartir sus oraciones y demás iniciativas ecuménicas va del 18 al 25 de enero. Este año iluminado por la cita bíblica: “hemos visto aparecer su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo” (Mt 2, 2)
El autor es vicario arzobispal para Cuba. Sacro Arzobispado Ortodoxo en Cuba
Publicado en Vida Cristiana, Cuba