Una mesa redonda denuncia la agresión militar contra Ucrania y pide un diálogo abierto y continuo

Altos representantes de las iglesias miembros del CMI de varios países europeos vecinos y directamente afectados por el actual conflicto se unieron a la segunda mesa redonda ecuménica del CMI sobre la situación en Ucrania que tuvo lugar el 10 de junio en el Instituto Ecuménico de Bossey (Suiza). Fotografía: Marianne Ejdersten/WCC

CMIEn una segunda mesa redonda ecuménica convocada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) el 10 de junio en Bossey (Suiza), altos representantes de las iglesias miembros del CMI de varios países europeos vecinos que se han visto directamente afectados por el actual conflicto se reunieron para llevar a cabo una consulta conjunta en relación con los acontecimientos relevantes que han tenido lugar desde la primera mesa redonda celebrada el 30 de marzo.

“Con gran tristeza y pesar, hemos vuelto a echar de menos la presencia de representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que se habían comprometido a participar en nuestra reunión, pero que no lo han hecho debido a los cambios que han tenido lugar muy recientemente en la jerarquía del Patriarcado de Moscú”, señala un mensaje de la mesa redonda. “Obviamente, la ausencia de estos interlocutores clave constituyó un obstáculo fundamental para el propósito para el que nos reunimos: el diálogo y la consulta mutua”.

Las personas que participaron en esta segunda reunión reafirmaron enérgicamente la posición ecuménica conjunta expresada por aquellas que participaron en la primera mesa redonda, especialmente el rechazo de la guerra como acto contrario a la voluntad de Dios, y del uso de la fuerza militar mortífera como medio para resolver conflictos, ya sea en Ucrania o en cualquier otro lugar.

“Reiteramos nuestra denuncia de la agresión militar injustificada e ilegal lanzada por los dirigentes de la Federación de Rusia contra la población del Estado soberano de Ucrania”, afirma el mensaje. “Volvemos a pedir un alto el fuego inmediato y el diálogo y las negociaciones como único camino moralmente aceptable”.

Los participantes volvieron a plantear las consecuencias de la guerra para las personas pobres y vulnerables de todo el mundo, especialmente en el contexto de la creciente crisis alimentaria mundial y la aceleración del avance hacia la catástrofe climática.

“A pesar de la ausencia de nuestros interlocutores de Rusia en esta reunión, volvemos a insistir en la importancia fundamental del CMI como plataforma de encuentro y diálogo entre las iglesias y comunidades más directamente afectadas por esta guerra”, señala el mensaje. “Esta es la contribución única y crucial que el movimiento ecuménico mundial puede aportar a la resolución pacífica de esta crisis en la que todos tenemos puesta nuestra esperanza y por la que todos oramos”.

La mesa redonda subrayó que la llamada al diálogo, al encuentro y a la búsqueda del entendimiento mutuo es la propia esencia del ecumenismo. “La división y la exclusión son la antítesis del propósito de nuestro movimiento”, afirma el mensaje.

“No obstante, rechazamos firmemente la aparente instrumentalización del lenguaje religioso por parte de líderes políticos y eclesiásticos para apoyar la invasión armada de un país soberano. [El diálogo] es urgentemente necesario para contribuir a invertir la tendencia hacia la división, la confrontación y el conflicto, y para ayudar a sanar las profundas heridas que ha provocado esta brutal guerra en curso en la comunidad mundial”.

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