La Iglesia Presbiteriana-Reformada reconoce la perspectiva liberadora del nuevo Código de las Familias

CUBA-

Se aproxima la fecha en la que el pueblo cubano podrá ejercer su derecho democrático de refrendar o no el nuevo Código de las familias en Cuba. Como es bien sabido, esta es la culminación de un complejo proceso en el que las iglesias cubanas han tenido una voz muy nítida. La Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, a través de un mensaje firmado por el Concilio General del Sínodo IPRC, afirma que “han sido planteadas las fortalezas del nuevo Código en cuanto a su respaldo al derecho de niños, niñas y adolescentes, personas ancianas, y personas con orientación sexual no heteronormativa, entre otros aspectos”.

Reafirma en este mensaje los siguientes puntos:
1. El derecho de cada ciudadano y ciudadana a votar a favor, en contra o abstenerse de hacerlo, atendiendo a sus criterios más sinceros, y a la transparencia y coherencia ética expresada en la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret.
2. La apuesta que nuestra IPR-C ha hecho por toda acción a favor de la justicia, el derecho y la inclusión, en correspondencia con nuestra historia y las bases confesionales que nos conectan con el compromiso social y la militancia a favor de los sectores excluidos y vulnerados.
3. La necesidad constante de renovación que debe mover a la iglesia y a la sociedad hacia una realidad más justa, en la que la dignidad humana y la integridad de la creación sean un signo visible de la instauración del reinado de Dios en la Historia. 
En lo que respecta al debate de este tema en el contexto ecuménico y eclesial, debemos expresar que tanto en nuestro pasado Sínodo, como en las plataformas digitales como “Voces ecuménicas cubanas”, han sido planteadas las fortalezas del nuevo Código en cuanto a su respaldo al derecho de niños, niñas y adolescentes, personas ancianas, y personas con orientación sexual no heteronormativa, entre otros aspectos.

El Concilio General del Sínodo de la IPR-C reconoce la perspectiva liberadora de la que es portador el nuevo Código, y a la vez confirma el derecho soberano de su feligresía de votar según su criterio personal.  Rechazamos cualquier tipo de coacción espiritual o política que presione la decisión de nuestra feligresía en su  capacidad de votación.

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