CONIC, emite declaración celebrando el resultado de las elecciones de 2022

BRASIL-

Este 2 de noviembre, el Consejo Nacional de Iglesias Cristianas de Brasil, CONIC, emitió una importante declaración celebrando el resultado de las elecciones de 2022. Además, el Consejo de Iglesias, que reúne a importantes confesiones cristianas de todo Brasil, llama al diálogo y a la unidad nacional y pide sabiduría para los elegidos.

Lea el texto completo:

Nota del CONIC sobre la 2ª vuelta de las elecciones
El Consejo Nacional de Iglesias Cristianas de Brasil (CONIC) felicita al pueblo brasileño que, al acudir a las urnas el 30 de octubre de 2022, expresó su voluntad soberana y eligió gobernantes y presidente de Brasil.

Desde 2016, Brasil ha vivido momentos de tensión promovidos por acciones y prácticas polarizadoras, que culminaron con el impeachment, sin fundamentos legales, de una presidenta democráticamente elegida.

Nos enfrentamos a la pandemia de COVID-19 con un país dividido y con discursos contrarios a la ciencia. Sectores de las iglesias, que deberían cuidar la vida, trataron de impedir el cierre, la forma más eficaz de detener la propagación del virus hasta entonces. La ausencia de estrategias coordinadas para proporcionar recursos públicos para atender a los profesionales sanitarios y a los pacientes afectados por el virus COVID-19 provocó la muerte de 700.000 personas y dejó huérfanos a más de 113.000 menores.

En los últimos años, hemos sido testigos del desmantelamiento de los consejos de participación popular, de la desestructuración de la FUNAI y de la interrupción de las políticas públicas para mejorar la dignidad humana. En su lugar, vimos la aplicación de políticas que descuidaron el derecho a la existencia de los brasileños y brasileñas, la precarización del trabajo y el aumento de la violencia, especialmente contra las personas negros, indígenas, mujeres y personas que viven en la calle.

Hemos votado para interrumpir este ciclo que
llevó a 33 millones de personas al mapa del hambre;
ha aumentado la brecha entre los muy ricos y los muy pobres
ha difundido el odio a los pobres
profundizó el racismo estructural y religioso;
feminicidio naturalizado, LGBTfobia y genocidio indígena;
destruyó los biomas y autorizó el uso de cientos de nuevos agrotóxicos;
ha hecho que sea difícil comer sin veneno;
ha permitido una mayor contaminación del suelo y de las fuentes de agua.

Como cristianos, vinculados al movimiento ecuménico e interreligioso, votamos por la afirmación de la laicidad del Estado, por la reinstauración del Estatuto del Desarme y por políticas públicas de respeto y promoción de la diversidad religiosa. Creemos que las religiones en su conjunto desempeñarán un papel importante para romper el actual ciclo de odio.

Se vuelve crucial para el país lo que nos enseñó el teólogo Hans Kung:

No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre ellas. No habrá supervivencia de nuestro planeta sin un ethos global (actitud ética), sin un ethos mundial”.

Reconocemos y destacamos el papel fundamental del Tribunal Superior Electoral (TSE), que no escatimó esfuerzos para garantizar el derecho al voto de las personas, combatió las fake news y, sobre todo, actuó ante las denuncias de acoso electoral, no rindiéndose ante la falsa narrativa de que las urnas no eran fiables. Asimismo, la agilidad del TSE para declarar al presidente electo fue fundamental, poniendo fin al discurso de que las elecciones podrían haber sido amañadas.

Deseamos a los gobernantes, a los gobernados, al presidente y al vicepresidente electos sabiduría, serenidad y capacidad de diálogo.

Ponemos nuestra vocación ecuménica e interreligiosa al servicio de todas y cada una de las iniciativas que tengan como objetivo el desarme de la sociedad, el enfrentamiento de la intolerancia religiosa y la aplicación de políticas públicas orientadas al diálogo y a la promoción de la diversidad religiosa.

Queremos que vuelva el Brasil de la religiosidad popular, de las peregrinaciones y devociones a los santos, de los himnos y fiestas evangélicas, de las celebraciones judías, de los rezos en las mezquitas, de los mantras de las tradiciones orientales, de los golpes de tambor y las maracas. Del mismo modo, nos comprometemos para que la cultura del odio sea confrontada y transformada por la cultura de la paz y del amor.

En este 2 de noviembre, recordamos a nuestros seres queridos que han fallecido. En este día, recordamos a las víctimas de COVID-19, que vieron interrumpidas sus vidas y sus sueños por la ausencia del Estado.

Que nunca olvidemos lo que hemos vivido, para no correr el riesgo de volver a caer en el camino del odio.

Que Dios, padre de Jesucristo, presente entre nosotros por el soplo del Espíritu Santo, en su infinito amor, nos abrace.

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