Belém se convierte en la primera ciudad brasileña en respaldar el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles

BRASIL-

En medio de las negociaciones de la ONU sobre el clima, Belém se convirtió en la primera ciudad brasileña y la primera amazónica en respaldar el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, una iniciativa internacional destinada a poner fin a la producción de combustibles fósiles, principal causa de la crisis climática.

En su “Declaración de Belém a favor de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles”, la ciudad reconoce la necesidad de un nuevo mecanismo complementario al Acuerdo de París ya que no menciona el carbón, el petróleo ni el gas. La ciudad también insta a otros gobiernos locales amazónicos, así como al gobierno brasileño, a apoyar la propuesta de Tratado de Combustibles Fósiles para “establecer la región amazónica como una zona de no proliferación de combustibles fósiles.”

El apoyo de Belém se produce pocos días después de que el Primer Ministro de Tuvalu hiciera un llamado oficial en la COP27 para que los Estados nación se unieran a ellos y a Vanuatu en la elaboración de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles. La propuesta ha obtenido un importante apoyo en los últimos meses, incluido el de la Organización Mundial de la Salud, el Vaticano y el Parlamento Europeo.

Edmilson Rodrigues, alcalde de la “metrópolis amazónica”, que ya se enfrenta a los impactos de la crisis climática, se felicita del respaldo: “Como ciudadanos amazónicos, somos conscientes de que es imposible alcanzar la justicia social mientras se destruye la selva. Por ello, nuestro proyecto de futuro democrático, digno y alegre pasa por abogar por el equilibrio ecológico y los derechos de la naturaleza. Por eso, como alcalde de una metrópoli incrustada en la selva amazónica, en apoyo a este movimiento internacional, firmo la Declaración a favor de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.”

Esta adhesión marca un nuevo hito para la campaña del Tratado sobre Combustibles Fósiles y sus aliados amazónicos, en particular la Coordinadora de Organizaciones Indígenas del Río Amazonas (COICA), que buscan proteger esta región de valor incalculable. Durante décadas, la Amazonia ha sido tratada como una zona de sacrificio para explotar recursos, incluidos los combustibles fósiles, lo que ha provocado impactos locales devastadores y el despojo sistemático de los territorios, las economías, la cultura y la salud de los pueblos indígenas. Gregorio Mirabal, presidente de la COICA y miembro del Comité Directivo del Tratado sobre Combustibles Fósiles, siempre advierte: “Si la selva amazónica desaparece, la humanidad desaparece“.

Un nuevo informe presentado en la apertura de la COP27 revela que el 66% de la Amazonia está sometida a presiones externas como la deforestación, la minería y la extracción de petróleo. La Amazonia se encuentra en un punto de inflexión en el que grandes franjas de la selva tropical se están convirtiendo en paisajes de sabana, incluso en la Amazonia brasileña. Los habitantes de la región y los defensores de la tierra han sido las mayores víctimas de las políticas de ecocidio del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro. La promesa de Lula de situar la protección de los bosques en el centro de sus planes y políticas económicas representa una esperanza.

Seble Samuel, responsable de ciudades para la campaña del Tratado sobre los Combustibles Fósiles, declaró: “Como humanidad colectiva, nuestra propia existencia, cada uno de nuestros alientos, depende de la Amazonia. Celebramos la valentía de Belém al pedir el fin de la era de los combustibles fósiles y honramos a los defensores de la tierra que les precedieron y que perdieron la vida en esta lucha. Nuestra esperanza es que el liderazgo entrante de Lula marque una nueva era para la Amazonia, en la que la deforestación y los combustibles fósiles se detengan y la región biodiversa pueda prosperar”.

Alex Rafalowicz, Director del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, dijo: “Es hora de invertir la lógica y considerar la cuenca del Amazonas como una fuente de vida que hay que proteger en lugar de explotar. Convertir la Amazonia en la primera zona de no proliferación de combustibles fósiles del mundo supondría un acuerdo entre las naciones indígenas y los países para detener nuevos lugares de extracción, reducir equitativamente la producción de combustibles fósiles y aumentar los recursos para una transición justa hacia una economía amazónica y mundial sostenible. Para que esta zona de no proliferación de combustibles fósiles en la Amazonia se haga realidad, necesitamos que los países ricos, los principales responsables de la crisis climática y de la destrucción de esta valiosa región, actúen de una vez”.

Fuente: https://fossilfueltreaty.org/belem-es

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