Una vez más el don de la fe tiene que liderar en Egipto

jose en egipto guignet

EGIPTO-

Por Neddy Astudillo-

Como en la historia de José y los sueños del faraón en el Génesis 39, hoy, una vez más, en la tierra de Egipto, soñadores y científicos, gobiernos y líderes religiosos, agricultores, activistas, jóvenes y ancianos, mujeres y hombres se preguntan, esperan y debaten sobre las mejores formas conocidas de responder a una crisis de proporciones sin precedentes; una crisis que amenaza la vida de millones de personas y de las próximas generaciones.

Una vez más, siguiendo no los sueños de un faraón como una antigua forma de conocimiento; sino la ciencia del clima, hay personas que se organizan activamente para evitar un sufrimiento innecesario, y entre ellas personas de fe que dicen la verdad a los poderosos, y tratan de interpretar lo que esta revelación significa también para el pueblo de Dios.  

Entre nosotros, hoy también hay por supuesto muchas personas que no saben interpretar este momento, sino mirarla como una oportunidad fugaz. Sin embargo, ellas también como el faraón egipcio, sabrán más tarde o temprano, que nadie puede gobernar a un pueblo necesitado, indefinidamente, y por lo tanto, más vale que escuchen el significado de esta revelación para todos los sectores de la sociedad. 

El pueblo de Dios tiene un papel increíble para que esto suceda. 

Como en antaño, somos las personas de fe, las que han sufrido la injusticia, las personas marginadas, quienes podemos liderar en lo que el mundo necesita.

Sin esta sabiduría, el don de la fe no podrá lograr el propósito para el que Dios la envió y evitar un desastre catastrófico.

Como en antaño, el anuncio de la ciencia y de la naturaleza misma hablando, requiere que las comunidades de fe pongamos nuestros talentos espirituales a trabajar, cuidando la tierra, alzando nuestras voces para guiar a los gobernantes y a la gente del mundo, con el fin de salvar vidas, y evitar un mal mayor. 

José señala la necesidad de un plan mancomunado, donde que cada sector de la sociedad hace su parte, aún en tiempos de abundancia, viviendo sin despilfarrar, pensando en el futuro. 

Así es como se manifiesta la gloria y el amor de Dios, incluso en tiempos de crisis; y se protege la vida de millones de personas. 

Es hora de escuchar, de responder, de actuar, de resistir, de cuidar, de demandar: Justicia climática, ¡ya!

La autora es Reverenda presbiteriana, coordinadora de la Red Interreligiosa de cuidado de la creación

Fuente: https://www.interfaithpowerandlight.org/

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