El Reino: Religión y política, una dimensión doble que nos atraviesa

Por Diego Ramos-

El Reino II es la serie  de Netflix que por estos días  mantiene atrapado al público argentino. Cómo no captar el interés si en cada capítulo recrea una dimensión doble que nos atraviesa: religión y política. La demonización y santificación de la política en este país no solamente es parte del relato y del imaginario de una gran porción de la sociedad, también está presente en la dirigencia política. 

Entonces no llama tanto la atención que algún personaje demonice a la política para hacer política, mucho menos escuchar la expresión “ya vendrá él y todo cambiará” o “ella y todo volverá a ser mejor”, el sentido mesiánico de que alguien vendrá a salvarnos siempre acontece en tiempo electoral. El Reino toma fuerza.

La hierocracia “gobierno donde mandan los divinos” es el eje central de la serie, donde los buenos por voluntad divina han sido elegidos para cambiar el rumbo de una nación que sin un marco ético político se encuentra perdida en su inmoralidad. La crisis de representatividad ha llegado a su fase final por lo que Emilio Vázquez Pena (Diego Peretti), pastor y presidente de la Nación libera una guerra santa por medio de un nuevo contrato entre Dios y las personas, con una sola cláusula: tener fe, solo ella otorgará al pueblo argentino seguridad y progreso. La teología de la prosperidad, sin estrategias, ni plan político y económico es la gran cruzada para mantenerse en el poder, solo hace falta orientar a la sociedad hacia enemigos creados que los hagan temer a tal punto que no tengan otra opción de aferrarse a un solo relato salvífico. El Reino no requiere racionalidad política, solo una fe ciega.    

La lucha de poder solo se disputa en la arena de la “teología política”. Esta expresión compuesta toma dos significados y dos modos de relación entre teología y política. Por un lado, Emilio pugna por una “política de la teología”, es decir que intenta por todos los medios que la política permanezca subordinada al dictamen religioso. Entre paréntesis, muchas definiciones y acciones políticas se han tomado en estos últimos tiempos en la región apelando a Dios. Por otro lado, Rubén Osorio (Joaquín  Furriel) ante la crisis de legitimidad de las instituciones y las demandas por mayor transparencia, no le quedó otro camino que apelar al campo religioso como estrategia de subsistencia de la política, preocupándose en que ambos términos tengan una similar fuerza, su lógica de razonamiento es más filosófica política de ese núcleo teológico. El Reino es la Salvación de la política.

¿Hay otra tercera interpretación en esta expresión compuesta de “teología política”? Tadeo Vázquez (Peter Lanzani) es el personaje que ha a partir de su lucha de verdad y justicia, atravesada por  una trama de pedofilia sufrida por él y otros más, termina haciéndose eco de otras luchas silenciadas, en su modus operandi predomina el segundo término (la política). Es una “teología de la política”, o sea, una teología civil. El Reino es la república santa que prescinde del Senado, porque la representatividad política ha llegado a su ocaso…

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