CHILE-
Andres Contreras Opazo-
En esta columna quiero presentar una mirada teológica-bíblica un poco distinta a este relato narrativo del hijo pródigo que fue presentado por el Mesías y Líder Político-Religioso Jesús de Nazaret en el Siglo I. Me parece interesante que cada teólogo del Siglo XXI, presente nuevas miradas que ayuden a co-construir una mayor y mejor teología en este siglo, que nos ayude a descubrir esos secretos o misterios que de alguna u otra forma, están escondidos en la hermenéutica bíblica de los Evangelios.
Partir diciendo que la influencia griega en los textos bíblicos del nuevo testamento es bastante fuerte pero a la vez también interesante. Esto nos lleva a analizar, reflexionar y también a tensionar, como esta mirada semítica de Jesús se acerca o no a esta teología griega y romana de la época. En este sentido, es de carácter investigativo estar siempre descubriendo cual es la ética y moral que viene del Reino de Dios, que según los Evangelios, al parecer se acerca mucho a una ética y moral social, con un alto contenido también de justicia social.
Por consiguiente, al analizar el relato del hijo pródigo pueden existir dos caminos, observarlo desde una ética un poco estóica o mirarlo desde un acercamiento más rabínico también. Me parece que los textos bíblicos hablan por sí solos, pero siempre hay que tener en cuenta estas miradas y sobre todo, poner a las parábolas de Jesús el Cristo en pleno contexto político, económico y social. Para así observar cómo traerlas a un siglo XXI de tanta complejidad y pluralidad.
Así entonces, según mi interpretación teológica, me parece que el hijo pródigo del relato de Jesús de Nazaret, no es tanto el que se fue como oveja perdida, sino es el que se quedó. Y esto se observa por el alto contenido un tanto fariseo del hijo que se queda, es decir, el que no se fue da a conocer que supuestamente está más cerca de Dios o del Padre, lo cumple todo y ha sido tan justo que nunca ha desobedecido la ley judía o romana, esa es ética más estoica que algo cercano al Reino de los Cielos (Lucas 15:29).
Dicho lo anterior, me parece que el hijo pródigo es una verdadera “paradoja” como relato, y esto es lo que está oculto en el texto bíblico. Por consiguiente, el hijo que se fue es el justo, aunque haya salido por el mundo supuestamente a conocerlo y desperdiciar los bienes económicos. En este último concepto de economía, ese hijo pródigo justo se da cuenta de la pobreza reinante de la época también, de las injusticias sociales de su territorio (Lucas 15:17). Por eso se puede pensar también que la parábola del hijo pródigo tiene mucho de ser un relato un tanto aristocrático. Por otro lado en este punto, existe también otra contradicción del concepto de mundo, ya que Jesús de Nazaret fue y será lo más mundano que existe, no solo porque fue un laico, sino también porque hace su obra ética, moral y social fuera del templo o de las sinagogas de la época. De hecho, si Jesús hubiera sido un político al estilo del senado romano (que nunca lo fue), hubiera sido quizás uno de los pocos políticos de la época del Siglo I que hubiera tenido más aroma o fragancia a calle o a pueblo, ya que Jesús sabía entender a esas comunidades laocráticas de Galileos subversivos. Jesús si escuchaba la voz política del pueblo de la Galilea antigua.
Por consiguiente, cuando ese hijo pródigo que es el justo vuelve a su Padre, no vuelve a una liturgia o templo católico, evangélico, de fe bahai o sinagoga judía, todo lo contrario, vuelve a construir una ética y moral más cercana a la humildad del Zoe de Jesús el Cristo, a esa vida abundante que viene de arriba y que se tensiona contra culturalmente con el mundo y con las naciones de cualquier siglo de historia, tocante a temáticas estatales y de bien común plenamente políticas, donde los jornaleros, apátridas y subalternos tienen también un lugar. (Lucas 15:19).
Por lo tanto, el abrazo o lágrimas del hijo justo que vuelve, no es un arrepentimiento conservador, es un darse cuenta que la sociedad polarizada política y económicamente de cualquier nación, necesita reconciliarse. El relato del hijo pródigo es una apertura a co-construir también mayores y mejores políticas públicas y sociales cercanas al único y gran Dios verdadero de todo el universo y de los exoplanetas existentes.
El hijo pródigo justo que se fue y vuelve, se da cuenta que la vida era también la humildad y pobreza del Zoe de su Padre Dios, no necesariamente el bios o la ética y moral estoica, era todo lo contrario. Entonces el abrazo de ese justo como hijo pródigo con el Padre, es un llamado, una invitación social y política a que la raza humana se reconcilie, a pesar de las líneas de pensamiento político y económico distintas.
Finalmente, desde mi análisis como teólogo, creo que los relatos o ejemplos de parábolas de Jesús de Nazaret, el Cristo, están en plena sintonía con su propio movimiento social y político que tuvo junto a sus discípulos. Un movimiento que desde una mirada sociológica fue tan complicado, donde el Imperio Romano tuvo que detenerlo, torturarlo y crucificarlo para que no siguiera avanzando. Por consiguiente, si bien el lado tranquilo, afable y tierno del Evangelio de Jesús de Nazaret es el amor, la gracia, la paz y la misericordia. El lado incómodo y conflictivo del Mesías y Salvador de la raza humana es la temática de la justicia, libertad y verdad. Por eso es que su movimiento en el Siglo I, tiene un pequeño porcentaje también de ser contrahegemónico y de resistencia pacífica. Pero a pesar de esto, la esperanza política-económica-social mundial está en Lucas 15:23 y 24.
El autor es Magister en Educación Superior mención Pedagogía Universitaria, Postitulo en Innovación y Creatividad Educativa, Bachiller en Teología, Diplomado en Teología Latinoamericana, Diplomado en Teología, Diplomado en Políticas Publicas y Territorio, Diplomado en Pedagogía Universitaria, Diplomado Formación Pedagógica en Educación Superior, Licenciado en Educación, Profesor de Música. Pedagogo, Teólogo y Escritor.