Histórico acuerdo luterano-católico: Nuestras iglesias “ya no son extrañas”

Abrazo tras la firma de la declaración luterano-católica

Abrazo tras la firma de la declaración luterano-católica (Agencias)

SUECIA-

“Expresamos gratitud gozosa a Dios por este momento de oración en común en la Catedral de Lund, cuando comenzamos el año en el que se conmemora el quinientos aniversario de la Reforma. Los cincuenta años de constante y fructuoso diálogo ecuménico entre Católicos y Luteranos nos ha ayudado a superar muchas diferencias, y ha hecho más profunda nuestra mutua comprensión y confianza. Al mismo tiempo, nos hemos acercado más unos a otros a través del servicio al prójimo, a menudo en circunstancias de sufrimiento y persecución. A través del diálogo y el testimonio compartido, ya no somos extraños. Más bien, hemos aprendido que lo que nos une es más de lo que nos divide”, así comienza la Declaración Conjunta firmada ayer en Suecia por el Papa y el presidente de la Federación Luterana Mundial, Munib Younam.

La histórica declaración, sellada con el abrazo entre los dos líderes religiosos, reconoce que aunque existe profundo agradecimiento por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma, también reconoce y lamenta “ante Cristo que Luteranos y Católicos hayamos dañado la unidad vivible de la Iglesia. Las diferencias teológicas estuvieron acompañadas por el prejuicio y por los conflictos, y la religión fue instrumentalizada con fines políticos”.

Nuestra fe común en Jesucristo y nuestro bautismo nos pide una conversión permanente, para que dejemos atrás los desacuerdos históricos y los conflictos que obstruyen el ministerio de la reconciliación”, rechazando de manera enérgica todo odio y violencia, pasada y presente, especialmente la cometida en nombre de la religión, dice el documento, que se compromete a “eliminar los obstáculos restantes que nos impiden alcanzar la plena unidad”.

Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa, como expresión concreta de la unidad plena, dicen. “Sentimos el dolor de los que comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía. Reconocemos nuestra conjunta responsabilidad pastoral para responder al hambre y sed espiritual de nuestro pueblo con el fin de ser uno en Cristo. Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que progresen, también con la renovación de nuestro compromiso en el diálogo teológico”.

Nosotros, Luteranos y Católicos, instamos a trabajar conjuntamente para acoger al extranjero, para socorrer las necesidades de los que son forzados a huir a causa de la guerra y la persecución, y para defender los derechos de los refugiados y de los que buscan asilo, subraya el documento.

También la Casa Común aparece en el Documento cuando afirman: “Hoy más que nunca, comprendemos que nuestro servicio conjunto en este mundo debe extenderse a la creación de Dios, que sufre explotación y los efectos de la codicia insaciable. Reconocemos el derecho de las generaciones futuras a gozar de lo creado por Dios con todo su potencial y belleza”.

Invitan a sus interlocutores ecuménicos para que les recuerden estos compromisos y para animarles. “Les pedimos que sigan rezando por nosotros, que caminen con nosotros, que nos sostengan viviendo los compromisos de oración que manifestamos hoy”.

Cincuenta años después del comienzo del diálogo entre las dos iglesias, reconocen “que somos liberados por gracia para caminar hacia la comunión, a la que Dios nos llama constantemente”.

La Declaración Completa puede bajarse aquí: declaracion-conjunta-de-catolicos-y-luteranos-con-ocasion-de-la-conmemoracion-de-la-reforma

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