Marcha atrás de la iniciativa sobre matrimonios igualitarios: ¿“Victoria cultural” de la ultraderecha en México?

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MÉXICO-

Leopoldo Cervantes-Ortiz-

Foro de análisis: Estado laico y matrimonio igualitario: ¿por qué se rechazó la iniciativa presidencial? Mesa 2. ¿Por qué es importante el respeto del Estado laico?

Servicios y Asesorías para la Paz (Serapaz, A.C.), Patricio Sanz 449, col. del Valle, Ciudad de México, 23 de noviembre de 2016.

El título del Estado laico y sus malquerientes, contesta la pregunta de que si la Iglesia católica es tan poderosa como lo fue antes. Ya no son los adversarios ni los enemigos, son los malquerientes, porque perdieron toda oportunidad de movilizar y cambiar el estado de cosas, y eso es irreversible.[1]

Carlos Monsiváis

Apenas seis meses bastaron para que, en la opinión triunfalista de algunos grupos religiosos conservadores (católicos y evangélicos de diversos signos) se lograse frenar la iniciativa sobre ampliar la cobertura constitucional sobre los matrimonios igualitarios en todo el país. Desde mayo del presente año, en que se presentó la propuesta presidencial con “bombo y platillo”, como pocas veces, la misma recibió apoyos y rechazos en diversos espacios políticos, académicos, eclesiales, jurídicos y de movimientos por los derechos humanos.[2]

El aplauso más estentóreo provino, como podía suponerse, de los grupos sociales directamente implicados y su voz se escuchó en los medios y en algunos foros. También se sumaron sectores legislativos, algunos con la medición propia de quienes se saben en riesgo electoral, y otros sin el temor a lo que se calificó como “la debacle del 5 de junio” para el PRI en su papel de fuerza política en el poder y que, inevitablemente, tenía que dar la cara por dicha iniciativa, al provenir del Ejecutivo en funciones. En algunos estados incluso se documentó la participación activa de sacerdotes y obispos para promover el voto contra el PRI, visto ya como enemigo de la familia tradicional.

El Partido Acción Nacional, cómo no, en busca de otra “victoria cultural” que acompañase su cacareado triunfo en siete entidades, se subió al tren de la euforia para combatir la iniciativa. Lo mismo hicieron diputados y senadores aislados, como César Camacho Quiroz, quien no le auguró ningún porvenir, por no ser una causa “prioritaria” para su partido. Encuentro Social, a su vez, pretendió recoger el clamor generalizado de las iglesias evangélicas, poseídas por un fervor apocalíptico impensado y que las llevó, una vez más, a compartir las trincheras de la ultraderecha que, como siempre, alardeó de movilizar a cientos de miles de familias en la defensa de esta nueva agresión contra el núcleo tradicional de la sociedad mexicana en un par de marchas que, supuestamente, sacudieron a la nación entera y fueron contestadas por los colectivos de la diversidad sexual, quienes, además, cumplieron su amenaza de exhibir a algunos representantes católicos, incluido el vocero del Arzobispado de México, Hugo Valdemar Romero.

Mientras tanto, la prensa, los medios electrónicos y, por supuesto, las redes sociales, fueron escenario de un debate expresado en todos los tonos, desde la recuperación de la cátedra extraordinaria de anatomía y fisiología que al respecto brindó el cardenal Norberto Rivera Carrera, hasta las amenazas de que el país perderá población de aprobarse la iniciativa, a semejanza de otros países europeos o asiáticos. Los extremos abundaron hasta el punto de que se enarbolaron paquetes de firmas recolectadas para que, en uso de las posibilidades que brinda la Constitución, se tomara en cuenta la opinión de la mayoría que, con toda seguridad, estaría en contra de tales cambios. Los grupos católicos, engolosinados con lo sucedido el 5 de junio, se envalentonaron al máximo y anunciaron que no permitirán que en 2018 triunfe un candidato/a que no defienda a la familia. Al mismo tiempo, la Presidencia de la República (y sus asesores jurídicos, a buen resguardo del escrutinio público) únicamente medía las dimensiones del impacto de su propuesta a fin de valorar si insistía en fortalecerla o, definitivamente (como sucedió en días recientes), la dejaba morir como una iniciativa más, aunque esta vez hubiera recibido el apoyo de los sectores no siempre considerados como “prioritarios”, ni siquiera por otros dirigentes políticos, cuya imagen de promotores del cambio se vería afectada si retomaba banderas como ésta.[3]

El 5 de octubre, en una reunión con el Ejecutivo en Los Pinos, los dirigentes de las iglesias evangélicas (que nunca llamaron a una consulta a su feligresía, aunque siempre hablaron en su nombre) ya sin el apéndice incómodo de los grupos católicos, recordaron, por fin, que el matrimonio para ellas no es un sacramento y que uno de los problemas verdaderos de la iniciativa era el término que utilizaba para referirse a las uniones entre personas del mismo sexo, dado que no puede equipararse al concepto cristiano de matrimonio.[4]

Dicho en el argot religioso, estos dirigentes recordaron su formación doctrinal y teológica, aunque no necesariamente hayan advertido el grado de manipulación de que fueron objeto al movilizar sus contingentes el día del informe presidencial y en las marchas aludidas, para ponerse al servicio de los grupos católicos pro-vida y pro-familia, de mayor experiencia en esas lides multitudinarias, pues no sólo marcharon al lado de sus antiguos verdugos sino que ahora les hicieron “el caldo gordo” al dar una muestra de unidad cristiana que ningún líder ecuménico ha conseguido. De mucho debió servirles el reconocimiento de los organizadores de las marchas al ser reconocidos de manera visible en noticieros transmitidos en red nacional.

Finalmente, el 9 de noviembre, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, con 19 votos en contra 8 a favor y una abstención, optó por rechazar la iniciativa presidencial, pues únicamente los representantes del PRD y del Movimiento de Regeneración Nacional la apoyaron.[5] El Frente por la Familia celebró esta “victoria” y afirmó solemnemente: “Hoy es el momento de la ciudadanía, con esta votación queda claro que cuando la sociedad civil, de forma ordenada, pacífica y responsable, se organiza, puede marcar el destino de las políticas públicas que buscan obtener un bien social”. Se hacía alusión a la contra-iniciativa presentada para impedir cambios en esta materia con 400 mil firmas de apoyo y que consiste en establecer, en el artículo 4º constitucional el reconocimiento de que la configuración del matrimonio tiene que ser entre hombre y mujer con el propósito de que los niños vivan en un entorno familiar tradicional.[6]

El recuento anterior, conocido por muchos, no busca otra cosa que documentar la manera en que los grupos religiosos tradicionales, como se acaba de mencionar, planean, desean y se organizan a fin de seguir incidiendo en las políticas públicas que abarcan a toda la sociedad, sin importar que la ciudadanía comparta sus valores doctrinales o ideológicos, algo que no es considerado por ellos dada su ancestral resistencia a los logros y avances del Estado laico, entidad legal contra la que han levantado sus armas durante toda la historia de México.

Si hemos de creerle a Carlos Monsiváis (cuya vida personal también fue expuesta en el lapso de los susodichos seis meses), el conservadurismo católico representado políticamente por Acción Nacional desde su fundación como partido político, tiene ya la batalla perdida al momento de tratar de recuperar sus privilegios en el país, incluyendo las altas esferas del poder político y económico. De allí el calificativo de malquerientes que le espetó a esa corriente ideológica y religiosa que, acompañada de sus nunca faltantes grupos de choque (léase El Yunque y otros más oscuros y clandestinos) han luchado por impedir que la laicidad sea una práctica legal y efectivamente asumida en todo el territorio nacional.

Bien vale la pena hurgar en su amplio compendio de textos sobre el tema y citarlo in extenso en estos momentos de éxtasis para la ultraderecha mexicana triunfalista y extática ante lo que considera una de sus nuevas imposiciones al Estado laico, su más fuerte dolor de cabeza. Quizá sólo baste con cambiar los nombres para advertir que los postulados son los mismos:

La derecha […] no se aparta de sus modelos antiguos, incapaces de persuadir a los jóvenes (salvo excepciones muy minoritarias) y de adecuarse al desarrollo civilizatorio. En su búsqueda de la “victoria cultural” la derecha (el alto clero y el PAN sobre todo) busca censurar o prohibir las libertades artísticas, clama por la teocracia (literalmente: Abascal en 1992 exige que al gobierno lo integren funcionarios católicos), quiere prohibir El crimen del padre Amaro, se opone a la píldora del día siguiente, imparte en alcaldías panistas cursos de bioética que condenan al gobierno federal por el control de la natalidad, despliega su homofobia, se opone al aborto por las causas autorizadas en la mayoría de las legislaciones de los estados y el Distrito Federal (violación, malformación genética del producto y peligro de vida de la madre), quiere implantar la objeción de conciencia para los médicos en hospitales del gobierno que se nieguen a practicar los abortos autorizados, condena la minifalda, destruye cuadros, niega que existe la ética de la República, y así sucesivamente.[7]

A ello habría que agregar la oposición a la educación sexual en los libros de texto gratuitos y esta feroz ofensiva contra la iniciativa presidencial. Esos “modelos antiguos” mencionados por Monsiváis, permeados por la nostalgia de formas de neo-cristiandad ancladas en su inconsciente, hacen que los sectores tradicionales, a los que siempre se les indigestó la modernidad, vean los avances culturales y el reconocimiento jurídico de derechos como trabas en el camino de una sociedad que ha madurado y aprendido de sus errores. No queda lugar a dudas de que la secularización, vista y experimentada como un proceso irreversible, a pesar de sus sacudidas y reveses, especialmente ante unas instancias gubernamentales que nuevamente han probado su incompetencia (el papel de Humberto Roque Villanueva, sus funcionarios menores y asesores es patético, parapetados como están en meros “capturistas de datos”) al momento de verificar el funcionamiento de la laicidad en el país, seguirá siendo experimentada más como un “debate inconcluso” que como un mandato constitucional, que ya lo es, pero que, en manos tan limitadas y poco conscientes de su responsabilidad, seguirá abriendo las puertas para la ambición irrefrenable de los grupos de poder ideológico y doctrinal que aún creen que pueden regresar al país hacia situaciones decimonónicas ya superadas.

[1] Andrés Timoteo Morales, “La Iglesia católica ya sólo ejerce control ‘sobre la formación de la nueva elite’”, en La Jornada, 19 de septiembre de 2008, www.jornada.unam.mx/2008/09/20/index.php?section=cultura&article=a07n1cul

[2] Cf. L. Cervantes-O., “Arrecia oposición religiosa contra iniciativa presidencial”, en ALC Noticias, 15 de junio de 2016, https://alc-noticias.net/es/2016/06/15/arrecia-oposicion-religiosa-contra-iniciativa-presidencial.

[3] Cf. L. Cervantes-O., “Retrocede iniciativa constitucional ante presión eclesiástica”, en ALC Noticias, 25 de agosto de 2016, https://alc-noticias.net/es/2016/08/25/retrocede-iniciativa-constitucional-ante-presion-eclesiastica; e Ídem, “Foro ‘Laicidad: tolerancia y minorías’”, Centro Cultural Casa Lamm, Ciudad de México, 8 de septiembre de 2016, 2 pp.

[4] Rodrigo Vera, “Líderes evangélicos del país expresan a Peña su repudio por bodas gay”, en Proceso, 5 de octubre de 2016, www.proceso.com.mx/457650/lideres-evangelicos-del-pais-expresan-a-pena-repudio-bodas-gay.

[5] Fernando Damián y Elia Castillo, “Entierra diputados iniciativa de Peña sobre matrimonios gay”, en Milenio, 9 de noviembre de 2016, http://www.milenio.com/politica/rechazan_diputados_propuesta_matrimonio_gay-lgbtti_propuesta_pena-milenio_0_844715834.html.

[6] “Ésta es la iniciativa de reforma contra el matrimonio igualitario”, en Animal Político, 14 de septiembre de 2016, www.animalpolitico.com/2016/09/matrimonio-igualitario-frente-familia-reforma/

[7] C. Monsiváis, “Este País y el imaginario político”, en Este País, núm. 181, abril de 2006, p. 9, http://archivo.estepais.com/inicio/historicos/181/1_propuesta1_este%20pais_monsivais.pdf.

One comment on “Marcha atrás de la iniciativa sobre matrimonios igualitarios: ¿“Victoria cultural” de la ultraderecha en México?
  1. ¿ALC Noticias es un medio cristiano? ¿Defienden lo que dice la Biblia o las ideas erróneas de intelectuales que etiquetan de reaccionarios, anticuados y opositores al progreso a los cristianos? Señores de ALC, ¡Defínanse! Con medios cristianos así para que queremos a enemigos…

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