el miércoles, cientos de activistas a favor de la inmigración participaron en una manifestación pro-DACA, en Nueva York. Credit Hiroko Masuike/The New York Times
ESTADOS UNIDOS-
El presidente estadounidense Donald Trump ordenó este martes la eliminación del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés), producto de una orden ejecutiva de Barack Obama, que protegía a los jóvenes sin documentos de la deportación y pidió al Congreso de Estados Unidos que lo remplace con leyes antes de que expire por completo el 5 de marzo de 2018. Esto provocó conmoción y se oyen las voces de las comunidades de fe, entre ellos, los obispos episcopales de la Mancomunidad de Massachusetts.
“Nos unimos para plantear la cuestión de los inmigrantes y la inmigración en los Estados Unidos. Estamos profundamente entristecidos por la decisión del Presidente de poner fin al Programa de Acción Diferida por las Llegadas de la Niñez (DACA) Soñadores en un temible limbo de seis meses. Instamos a los miembros del Congreso a desarrollar rápidamente soluciones legislativas duraderas para todas las familias inmigrantes a través de una reforma migratoria integral bipartidista”, dicen los obispos Alan Gates y Doug Fisher junto a la obispa Gayle Harris.
Aquí la declaración completa:
Las Sesiones del Procurador General nos han declarado “un pueblo de compasión y un pueblo de derecho”. Estas dos cosas no son mutuamente excluyentes. La decisión de rescindir este programa no es compasiva, subrayan.
Como pueblo de fe, nuestra rica diversidad se basa en la experiencia de salir de casa y encontrar casa. “No oprimirás a un extranjero residente; vosotros conocéis el corazón de un extranjero, porque sois extranjeros en la tierra de Egipto (Éxodo 23: 9). “Igualmente, como nación, siempre hemos sido una tierra de inmigrantes. Somos testigos de los efectos nocivos de las deportaciones en las familias y nuestros vecinos todos los días y estamos llamados a hablar por políticas de inmigración sólidas, humanas y justas que respeten la dignidad de cada ser humano.
La Iglesia Episcopal ha arraigado su apoyo a la protección de estos jóvenes indocumentados en nuestro compromiso de décadas de caminar con inmigrantes y refugiados, y nuestra fuerte creencia de que estos jóvenes Soñadores son hijos de Dios y merecen la oportunidad de vivir una vida plena, libre de temor a deportación a un país al que nunca han estado o que conocen poco.
Todos los cristianos tienen una obligación particular con los más vulnerables, y eso incluye proteger a aquellos castigados por algo que ellos no tenían posibilidades de hacer. Un gobierno justo y democrático usa el imperio de la ley para proteger, para asegurar la comunidad en lugar del caos. Estos Soñadores no han hecho nada malo. Creemos que son una bendición para nosotros.
Como Obispos prometimos “mostrar compasión a los pobres y extraños, y defender a aquellos que no tienen ayuda” (Libro de Oración Común, 518.)”. Junto con el liderazgo de la Iglesia Episcopal nacionalmente, instamos al Congreso a proveer un camino para que los Soñadores convertirse en ciudadanos estadounidenses y promulgar una política de inmigración consistente y moral que permita a los inmigrantes que quieren contribuir a este país la oportunidad de hacerlo mientras mantienen nuestras fronteras seguras.
DACA era más que un medio para un fin. DACA fue la encarnación de nuestra esperanza y un reconocimiento de la inocencia y la impotencia de los niños en todas partes. Darles a estos Soñadores la oportunidad de vivir en la luz y trabajar hacia la ciudadanía era bueno para nosotros. Fue bueno para el alma de esta gran nación. La salud del alma de esta nación depende de nuestra compasión y generosidad hacia los Soñadores.