Apuntes sobre democracia y fundamentalismos en Brasil

Foto: Marcos Alves / Agência O Globo

BRASIL-

Rafael Soares de Oliveira-

El reto que tenemos por delante como humanidad hoy día, incluso la existencia de fundamentalismos, desafortunadamente encuentra ecos en Brasil, un país donde las desigualdades, la misoginia, el racismo y la homofobia componen las estructuras sociales y la cultura de las mayorías.

I – Contexto[1]

 En los últimos 50 años hay un escenario de cambio del perfil religioso de la población: los cristianos cambiaron de cerca de 100% para 86,9%; los católicos disminuyeron de 89 a 64,6%, los evangélicos aumentaron de 6.6 a 22,8%; las religiones afro-brasileñas disminuyeron de 0,6 a 0,3%; otras religiones crecieron de 2.2 a 4.9%; y los que no tienen religión han pasado de 1.6 a 8%. La crítica de las distorsiones estadísticas considera que el número de personas en religiones afro brasileñas no es adecuadamente contado. En este cuadro de cambio religioso el crecimiento evangélico es, en su mayoría, de carácter pentecostal, y entre estos una mayoría mesiánica y pragmática, tanto en el sentido de la búsqueda de la eliminación del mal, como la creación de los medios posibles para esto: financieros, de crecimiento numérico, de representación política y de ocupación del Estado.[2]

II – La teología, la comunicación y la metodología fundamentalista.

Inicialmente es importante evitar la caricatura de “evangélico” como si fueran ellos “los “fundamentalistas” y “los” infractores de derechos. Sobre todo identificar que el crecimiento de una religión se pasa en una sociedad que tiene problemas estructurales de violencia y que mantiene una historia racista[3], misógina y homofóbica.

Los religiosos no han inventado las intolerancias y las violencias, sino han crecido en un contexto que casi naturaliza la violencia por racismo, misoginia y homofobia-RMH- como una cultura, que desafían los pragmatismos de la predicación dirigida hacia el crecimiento numérico de adeptos admitiendo sus visiones del mundo y prejuicios. Es en esa misma sociedad que crece la intolerancia religiosa y que se puede señalar que el 87% de la población está a favor de la reducción de la edad penal. También alcanzan altas clasificaciones de audiencia los programas de televisión y radio con carácter policial que traen al orden del día el horror y la exposición del crimen, incitando al uso de la fuerza como “solución” a la violencia.

Un factor importante que se agrega a todo lo mencionado hasta acá, es el poder de la comunicación de los aparatos de televisión y radio de cristianos que sólo reafirman la predicación cargada de RMH que resultan en incitación a la violencia.

Lo que se puede iluminar con esto es que las tendencias teológicas pragmáticas (crecimiento y poder) se añadirán a los contextos de desigualdad y violencia, lo que refuerza las estructuras y los índices que mantienen o acentúan la violación de los derechos humanos de las minorías, religiosas y no religiosas.

Para resumir de manera provocativa la cuestión teológica, se podría decir que el crecimiento religioso ha sido hecho por aquellos que dicen ser los identificadores del mal. O sea, los identificadores del demonio y sus señales. Teologías sobre el diablo y sus aventuras, formuladas por la tradición oral o por escrito y enunciadas en los templos en la predicación y en los actos de exorcismo, se convierten en el contenido del mensaje mesiánico. Es obvio que en primer plan ese discurso ilumina el “evangélico”, pero en el mundo cristiano, esto no es nuevo y tampoco tiene singularidad histórica.

La pregunta que queda es:  ¿si los que se auto legitiman identificadores del “diablo” actúan sin criticar el racismo, la misoginia y la homofobia, sería sorpresa el hecho de que ellos mismos encuentren en las identidades negras y indígenas, feministas y LGBTI+ manifestaciones, encarnaciones del mal?

Se establece un desafío: después de todo, ¿quién es el diablo y quién encarna el mal? Hacer frente a este debate es vital para la paz y el diálogo interreligioso. Sabiendo que esto no es un problema exclusivo de cristianos y que también culturalmente, en Brasil, es un tema que impregna el inconsciente colectivo de la población en general.

II.1 – El  método fundamentalista y la democracia

“El fundamentalismo cristiano surgió organizándose en torno al rechazo a la modernidad. Se trata de una cuestión bien conocida de investigadores que estudian el tema. El fundamentalismo, del lado protestante, tuvo un hito importante con la publicación de The Fundamentals: A Testimony to the Truth, hecha en varios volúmenes entre 1909 y 1915, en el que se definen puntos que deberían ser resguardados a cualquier intento de análisis crítico de la Biblia. En síntesis:

  1. a) nacimiento virginal; b) resurrección corpórea; c) segunda venida inminente;

Y dos elementos más teóricos:

  1. d) la redención vicaria; e) la inerrancia de la Biblia, en el sentido literal.

Estos fundamentos, sostienen desde el punto de vista teórico rechazos tocantes a otros temas asociados a la modernidad, como la teoría de la evolución de las especies, de Darwin. Por consiguiente, la universidad y la ciencia académica, así como la prensa profesional secular y todas las demás instancias de legitimación de verdad dentro de una opinión pública liberal son sumamente rechazadas.

Así, el fundamentalismo cristiano se convierte en un terreno receptivo a los negacionismos científicos (como supuesta conexión de vacunas a enfermedades, el negacionismo climático, etc.), negacionismos históricos (sobre todo los relacionados con la literalidad de la Biblia, pero es posible levantar otros ejemplos, como el de sectores católicos que niegan o atenúan violencias de los tribunales de la Inquisición) y un integrismo moral, no restringido al ambiente particular y que toma espacios colectivos y políticas públicas (defensa de la abstinencia sexual como único método de combate a las IST y el embarazo precoz, etc.).

Los grupos fundamentalistas crean comunidades de verdad, similares a lo que sistematiza a Michel Foucault como “regímenes de verdad”, que serían instancias, instituciones y protocolos socialmente organizados, producen y validan lo que es considerado como verdad – además de rechazar lo que no es considerado verdadero.

Los medios fundamentalistas lo que hacen es crear y arraigar verdaderos ecosistemas de información, que se valen de iglesias, de la prensa fundamentalista y, sobre todo a partir del siglo 21, de internet (en sitios como los canales de YouTube y grupos de WhatsApp y otros que caben también en esa lógica).

Para el fundamentalista, por lo tanto, no basta negar la universidad, la ciencia o la prensa profesional como un “lobo solitario”, sino que son necesarios grupos e instituciones que legitimen tales negaciones como verdades literales e integrales.

Esto abarca desde grupos que militan por la enseñanza del creacionismo en escuelas, como también comunidades defensoras de teorías conspirativas como la del terraplanismo.

Se forma así una cosmovisión en la que el mundo se divide entre un nosotros esclarecidos, portadores de la verdad contra los demás, dominados y adoctrinados por fuerzas demoníacas, “comunistas”, secularistas, etc.” [4]

Hoy en día, si yo dijese así: “las personas se quedan en una burbuja de afirmación de sus verdades, negando cualquier evidencia que no sea confirmada en la burbuja”, ¿no parece que estaría hablando de las redes sociales?

¿Pues, en qué se diferencia esto del método fundamentalista?

II.2 – El “fundamentalismo social” como matriz de una gran burbuja

Estamos ante un fenómeno rápido en la sociedad con graves impactos sociales que repiten el mismo esquema de la burbuja fundamentalista religiosa, pero no repite todos sus contenidos. Se trata de una gran burbuja social o lo que podemos llamar “fundamentalismo social”.

Tomemos por ejemplo un grupo cerrado en una red social, o facebook o whatsapp, especialmente el whatsapp por su gran penetración entre los pobres y en la sociedad en general por basarse en los celulares, que en la sociedad brasileña atiende a más de 101 millones de personas. El ejemplo sigue… un grupo grande de whatsapp que tiene contenidos propios, basado en la negación de las amenazas externas, que busca la confirmación de la verdad dentro del propio grupo y en los medios de comunicación de una forma selectiva, que sea aprobada y reproducida por la mayoría de sus miembros… ¿Es novedad? ¿Usted nunca ha visto esto ocurrir? ¿En su familia, entre amigas y amigos? Creo que todas las personas dirán que sí a estas respuestas, y que peor, se trata de un fenómeno brasileño, pero ya hemos recibido evidencias de que es global, desde procesos electorales o de consultas plebiscitarias como la de la paz en Colombia, del Brexit en Inglaterra, la elección del Trump en los EEUU y el fenómeno Bolsonaro en Brasil.

El ambiente en que la formación de una burbuja ocurre, para recordarnos, ocurre sin que haya alteración de las estructuras que se reproducen en la sociedad. En nuestro caso brasileño, como ya dije, profundamente desigual económicamente, racista, misógino y homofóbico, o para ser más amplios, LGBTTfóbico. En ese sentido los contenidos tratados en una burbuja tan amplia tienden a confirmar las estructuras y no a negarlas.

Pero atándonos a los contenidos de una burbuja que tenga amplio espectro social en Brasil serían de al menos tres contenidos clave que alcanzaron impactos culturales y sociales suficientes:

  • La “conciencia” de que la familia tiene que ser protegida contra los cambios amenazadores. La gran fuente alimentadora de ese contenido clave es la idea de la existencia de una “ideología de género”, un espectro amenazador que fue elaborado en el universo fundamentalista religioso católico desde la década de 1970, con una inversión masiva de la ICAT (Iglesia Católica) globalmente, alcanzó los Estados Unidos en los años 90 y el Brasil en la primera década del siglo XXI. Esta ideología de que exista la “ideología de género” se ha vuelto muy fuerte y ha alcanzado a las ciudadanas y ciudadanos comunes mucho más allá de la burbuja exclusiva de los fundamentalistas católicos, siendo una fórmula contundente culturalmente aceptada y una herramienta feroz contra el feminismo y sus bases científicas y, teórico.
  • La “conciencia” de que en el universo familiar hubo un conjunto de pérdidas de status, tratados como si fueran derechos. Las posiciones que son status mantenidas por privilegios sociales si se pierden se analizan como “pérdidas de derechos”. Algunos ejemplos:
    1. Los hombres no mandan más como antes, las mujeres cuestionan su autoridad;
    2. Los hijos e hijas no obedecen sin contestar a los padres y madres;
    3. La renta familiar que cayó y el desempleo dejan a la familia frágil;
    4. Hijas e hijos se asumen como homosexuales o camina con homosexuales;
    5. La inseguridad física es grande y los padres y madres (mucho más ellos) temen que los hijos que salen al trabajo o la escuela no vuelvan a casa;
    6. Las personas blancas son tratadas como iguales a las negras y otras, que ahora tienen más posibilidades con las cuotas sociales y étnicas;
  • La culpa de todo es de las políticas públicas y de la corrupción. De manera inseparable de los ítems 1 y 2 anteriores, una respuesta para esa fragilidad de la familia fue encontrada. En las políticas públicas que son acusadas de tener un sesgo ideológico y de no ser universales, privilegiando unos en detrimento de otros, a ejemplo de:
    1. Las escuelas que estarían eligiendo contenidos restringidos a una forma de ver la historia y las relaciones humanas, especialmente y propiamente propagar la “ideología de género” y la desobediencia de hijos a padres, así como una tendencia al comunismo ya la educación gay. Todas las escuelas dejando de respetar el “derecho” de la familia de educar sobre esos asuntos en primer lugar;
    2. Políticas sociales que privilegian una región del país, el Nordeste, dejando de afuera el Centro-Oeste, el Sudeste y el Sur;
    3. Políticas de cuotas para forzar una igualdad sin tener en cuenta el mérito, para personas pobres, para negras, para mujeres y para indígenas, sacando oportunidades de las gentes y, en especial, los jóvenes blancos.

La corrupción por otro lado pasa a ser la responsable de toda suerte de problemas: de funcionamiento de los servicios del Estado para la población; de victorias electorales realizadas por desvíos de recursos; del crecimiento de las violencias; del desempleo; y de las políticas públicas “selectivas” y del dominio de malhechores sobre la economía y sobre la soberanía nacional.

En resumen, es un contenido mínimo este señalado, pero con efectivo lugar social e impacto cultural: defensa de la familia, recuperación de pérdidas, políticas públicas que olvidan el mérito y la corrupción. Todas las falsas verdades repetidas y confirmadas por vehículos (medios) de confirmación de esas verdades. Una gran burbuja social construida por más de 10 años de inversiones mediáticas y capaces de amparar el golpe contra la mujer Dilma Roussef y de crear un ambiente frágil (burbuja de fundamentalismo social) para procesos electorales.

III – El fenómeno Bolsonaro y el fundamentalismo social en política y economía

Nuestros argumentos hasta aquí ya apuntan que no fueron sólo los religiosos fundamentalistas que eligieron a Bolsonaro. Hay efectos más amplios que se han consolidado. Pero vale la pena visitar un poco el tema de los religiosos.

III.1 – El “clown” se toma en serio como el “mesías”

La política y los religiosos no es un caso reciente en Brasil. Siempre hubo un grupo legislativo católico grande y algunos evangélicos buscando representar sus valores. En común las cuestiones morales. Públicamente la denominación “bancada” surgió de la articulación entre evangélicos en lo parlamento brasileño – que crecieron en representación y rompiendo con valores históricos entre políticos evangélicos históricos, como Estado Laico y independencias entre sociedad, política y iglesias. Este grupo y los actuales religiosos se posicionan por intereses corporativos, agendas morales y influencia en políticas de Estado – como por ejemplo educación confesional en las escuelas públicas.

En el año 2011 se acercó el Sr. Bolsonaro a los evangélicos (y cristianos fundamentalistas en general), antes conocido en el congreso (parlamento nacional) como “clown, payaso, caricato, exótico”, Bolsonaro descubrió que podría ser tomado en serio si tratara de temas morales, nombrando cuestiones como “ideología de género” y “escuela sin partido” (educación no partidaria). Su prueba en las urnas electorales en el estado de Río de Janeiro en 2014 confirmó una amplia adhesión social a esos temas. Se agrega a ello el hecho de que Bolsonaro alimentó alianzas y promesas cumplidas entre evangélicos con gestos simbólicos de bautismo en Israel y diálogos con la bancada evangélica en el congreso en todos los temas considerados de “moral cristiana” en negociaciones que comenzaron desde la enseñanza confesional en las escuelas, también de bastante agrado a los integristas católicos. Con eso pudo subvertir la democracia electoral en el subgrupo cristiano de forma direccionada.

En las últimas elecciones presidenciales quedó claro que en números absolutos (50% católicos y 70% evangélicos) el voto cristiano pesó en favor de Bolsonaro.

Aunque una mirada superficial vea la diferencia entre Bolsonaro y Haddad casi igual al total de evangélicos que votaron, ya vimos analizando que no es verdad la simplificación: “los evangélicos eligieron al Capitán”.

III.2. El tiempo electoral es necesariamente un tiempo simbólico en una sociedad

Sabemos que hubo varios errores políticos durante la gestión política gubernamental del Partido de los Trabajadores (PT) (alejamiento de bases sociales, falta de educación política y disputa de narrativas …) pero no cabe analizar todo esto aquí, el problema en que focalizamos es ¿lo que si conquistó de corazones y mentes en el plano simbólico de altas inversiones financieras en medios y en decisiones en el interior del sistema de justicia brasileña?

La campaña de Bolsonaro logró identificar al PT como el culpable simultáneo del avance de la “ideología de género” y de la pérdida de condiciones, en realidad privilegios, por la actitud destructiva de la corrupción. Un ambiente totalmente alimentado en el interior de las burbujas, con fake news muy bien montadas y con amplio alcance electoral, con mucho capital para mensajes para millones, dirigidas a nichos de grupos sociales de toda suerte (incluso cristianos), todos compartiendo lo que llamamos la gran burbuja de fundamentalismo social.

Lo que estamos tratando de decir es que hay un desafío muy grande de perforar esa burbuja, y que los momentos simbólicos son una gran oportunidad. Las elecciones son un momento simbólico total en una sociedad, aunque de frágil democracia. En Brasil no alcanzó con todo tipo de manipulación y casuismo judicial para mantener al ex presidente Lula da Silva preso, pues como líder carismático causa un efecto simbólico más allá de las esferas institucionales y de los medios de comunicación – fue necesario anular el “efecto” Lula”. ¿Y todavía parece ser esencial para un gobierno que mantiene su gobernabilidad apoyada en la propaganda y marketing, en el mantenimiento de las caricaturas de verdad alimentadas … hasta cuándo? Bueno, ese es otro análisis que los primeros 100 días de gobierno federal en Brasil ya han provocado.

La resistencia democrática en Brasil no piensa en renunciar a ninguna oportunidad, mientras haya instituciones formales de democracia y elecciones (momento simbólico), para actuar contra la “gran burbuja”… ¿Hay algunas oportunidades adicionales que pueden ser aprovechadas por el campo de las organizaciones basadas en la fe (OBF) ?

IV – Acciones de mitigación en Brasil: unidades inesperadas y efectos simbólicos como puntos de ruptura

El mundo religioso ha estado marcado por la afirmación de la esperanza y, al mismo tiempo, sin ilusiones.

Hay esfuerzos múltiplos en un contexto difícil, puesto que, en el campo de valores de un mundo neoliberal, se pone en juicio la propia Dignidad Humana. Se naturaliza la inequidad como un hecho, como si algunos hicieran por merecer los privilegios, que son más dignos. La batuta conservadora lleva a cabo un concierto de argumentos de mérito que justifica las muertes imponderables de personas consideradas de nivel bajo de humanidad y del bien vivir, efectos secundarios de la declaración de falsas verdades: del capital, de la salvación por lo mercado, de la genética, de la competencia entre débiles y fuertes.

Los enfrentamientos son de carácter simbólico, de asistencia social, de denuncia de las violaciones de derechos, de cabildeo por políticas públicas y de alianzas.

No es un mundo fácil. Pero no hay que dejar de mencionar la gravedad de la debilitación de sostenibilidad de las organizaciones basadas en la fe (OBF) y otras de la sociedad civil (OSC), defensoras de los derechos humanos en su totalidad (Derechos Humanos Civiles y Políticos, Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales – DDHH). Hay una reducción drástica del apoyo financiero internacional, la reducción severa de los fondos públicos nacionales y la continua criminalización de los que defienden los DDHH.

Termino estos apuntes señalando algunas iniciativas como aprendizaje que tal vez pueda ser replicado en el tiempo corriente en Brasil y por analogía en otros contextos de Latinoamérica. Son indicativos de procesos que buscan aislar las intolerancias y las olas de desprecio humano para intentar abrir furos en la “gran burbuja de fundamentalismo social”:

1) Acciones que manifiestan los vínculos entre los miembros de una comunidad religiosa internacional interesada en la vida y la paz, que aumentan la legitimidad de los agentes nacionales;

2) Manifestaciones simbólicas conjuntas de diferentes religiones ayudan a añadir campos de actores para la afirmación de los DDHH – son ejemplos las celebraciones, caminatas y manifiestos. Siempre que sea posible incluyendo los evangélicos y pentecostales, de preferencia;

3) Los actos concretos de solidaridad in loco, como las misiones de observación, celebraciones con sujetos afectados en sus territorios, celebraciones junto con las víctimas, eventos públicos y místicos con actores de la sociedad civil;

4) Creación de redes religiosas de seguridad para víctimas de violencia – al ejemplo de las redes públicas de asistencia a las mujeres;

5) Las proclamaciones de quejas hacia el Estado, el diálogo duro y el seguimiento de los casos de amenazas;

6) Campañas sobre temas específicos – como la Campaña de la Fraternidad Ecuménica de Brasil – en que se suman muchos cristianos y cristianas con otras religiones;

7) Promoción de la discusión y la reflexión para la formación sobre la realidad, multiplicación de activistas por la paz temáticamente orientados por la historia y perspectivas teológicas que respeten la diversidad espiritual y religiosa;

8) Activismo público en las redes sociales;

9) El principal, pero no aisladamente, establecer alianzas de amplio espectro para la acción conjunta: con conservadores que se mantienen con el valor de defensa del Estado de Derecho y Laico; con los movimientos sociales y OSC de defensa de los DDHH y con todas las personas defensoras de DDHH.

 

El autor es Dr. en Antropología, Director Ejecutivo de KOINONIA Presencia Ecuménica y Servicio

[1] Datos reunidos en el Censo de 2010, hecho por el  Instituto Brasileiro de Geografía y Estadísticas. Los datos hasta 2015 fueron del Ministerio de la Mujer, la Igualdad Racial y los Derechos Humanos – marque 100 – y en especial del Informe sobre la intolerancia religiosa en Brasil realizado por la Comisión de Lucha en Contra de la intolerancia Religiosa, Movimiento Interreligioso y la Universidad Federal de Río de Janeiro (Mimeo). A respecto de la muertes de indígenas los datos son del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y sobre muertes en el campo, de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), tanto CIMI y CPT son organizaciones católicas. Antes de mirar los datos relacionados específicamente con el universo religioso, es importante tener en cuenta por lo menos el tema de la violencia en Brasil es muy grave, como se ve en algunos indicadores abajo presentados:

  • Brasil es responsable por el 10% de todas las muertes por homicidios por año en todo el mundo;
  • Una persona negra en Brasil tiene 2,4 veces más probabilidades de morir que una persona blanca (en 2012 fueron asesinados 29 negros, 12 blancos (por cada 100 mil habitantes). Los muchachos jóvenes negros son las primeras víctimas, puesto que son asesinados 2,5 veces más que el promedio de toda la población negra y 5,9 veces más que el promedio de la población blanca. Son cerca de 60 jóvenes negros muertos a cada día en Brasil;
  • Al menos un indígena muere a cada 3 días, la gran mayoría allí adonde hay las creaciones de animales y las plantaciones para la exportación;
  • Otras muertes por conflictos en el campo alcanzan el número de una a cada cinco días;
  • Quince mujeres mueren a cada día víctimas de la violencia doméstica principalmente;
  • A cada día ocurre un linchamiento en el país;
  • Un homosexual es asesinado cada dos días;

 

[2] Desde 2011, Brasil tiene un sistema de registro nacional de quejas de violencia basado en la fe, así como algunas encuestas estatales. Se registraron 936 casos entre 2011 y 2018, una tasa de crecimiento del 460%. Todos apuntan a una mayoría (entre el 60 y el 70% de los casos) de agresión de “evangélicos”[2] en contra de personas  de las religiones afro-brasileñas, con indicaciones de conflictos con los católicos y otros.

El alarmante en estos tipos de violencia, además del crecimiento en dos años a una tasa de 60%, es su perfil entre 2011 y 2018:

  • Los agresores son: 27% vecinos, 5% maestros, 6% padres (4% madres) y 2,24% empleadores;
  • Las víctimas son: 17% son niños y adolescentes, 12% son LGBT, 11% son ancianos, 9% son discapacitados. Del total 35% son negros y 21% son blancos.

Es un perfil que afecta a la vida cotidiana, las relaciones parentales, el vecindario y el entorno escolar.

En general, la realidad nacional no escapa de una imagen de extrema violencia. Violencia esa que es racista, misógina y homofóbica (RMH).

[3] El racismo en Brasil es el rostro negro y se expresa en la aversión al color de la piel, que en consecuencia, en ciertos contextos, abarca también a las víctimas indígenas en todas las formas de prejuicio y la agresión.

[4] Igor Tadeu Camilo Rocha, in: https://www.yahoo.com/author/justificando 13/03/2019

 

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