Vocación cristiana y comunicación

Washington Uranga

Por Washington Uranga-

Me refugio es un texto -antiguo pero recientemente conocido- de Jesús Martín Barbero, para iniciar una reflexión que tiene por finalidad analizar el valor de la comunicación desde la perspectiva de la fe cristiana. En  su tesis doctoral -escrita en 1972 pero publicada apenas en 2018- el maestro colombo español afirma que “dialogar es entrar en una relación de persona a persona, es lanzar mi palabra al encuentro no de una resonancia sino de una respuesta. Cuando me dirijo a otro no es un discurso universal que yo busco, sino por el contrario su palabra particular. Hacer una pregunta es asumir un nombre. En su respuesta o en su mudez, el otro acepta o no formar el ‘nosotros’ que hace posible la comunicación”[1].

Sin mencionarlo expresamente Martín-Barbero designa en ese párrafo el sentido esencial de la comunicación humana, que lo es también de la comunicación cristiana: el encuentro con el otro, con la otra, a partir de la diferencia y con la finalidad de construir, colectiva y dialécticamente, el encuentro basado en derechos y en el reconocimiento mutuo.

Con errores y con limitaciones, pero con la firme convicción de marchar por este sendero, las comunicadoras y los comunicadores cristianos de América Latina y el Caribe hemos transitado en las últimas décadas por este camino. Intentando integrar nuestra perspectiva de fe con nuestra responsabilidad como mujeres y hombres ciudadanos y ciudadanas de esta parte del mundo, atravesada permanentemente por las conflictos, por las diferencias, por las disputas.

Desde esta mirada, la comunicación es siempre una tarea que apunta al encuentro, sin garantizar por ello resultados. Porque -reconocemos- el proceso de la comunicación es también conflictos, diferencias, tensiones, dificultades, en definitiva, un ámbito de lucha simbólica y legítima por el poder en la sociedad. Es una labor que requiere vocación y también capacidades técnicas y profesionales para arribar a los mejores resultados.

Así planteado, hemos entendido que pensar y practicar la comunicación más allá de las técnicas y de los instrumentos nos remite, inevitablemente, a la comunicación humana, porque allí está la fuente que constituye el rasgo fundamental de nuestra vida en sociedad.

También por eso, de manera teórica y práctica, pretendimos plasmar en nuestros proyectos la perspectiva de la comunicación como derecho humano fundamental, habilitante del conjunto de los derechos en tanto y en cuanto informa, genera condiciones y permite la reivindicación de los mismos. Convencidos también de que no existen sociedades verdaderamente democráticas sin una comunicación que también lo sea.

Entre otros motivos porque comunicadores y comunicadoras    desempeñan un papel estratégico en la exploración de la realidad y en la construcción de sentidos colectivos para interpretarlas.  Una tarea que desde nuestra particular vivencia, también tiene que ser iluminada desde la fe.

No es casual que gran parte de las experiencias de comunicación popular, comunitaria y ciudadana en nuestra región latinoamericana y caribeña estén impulsadas y promovidas por comunidades y organizaciones cristianas. Existe en esas prácticas la convicción de que como parte de nuestra vocación de fe necesitamos favorecer la visibilidad y el ejercicio libre de la palabra que es una experiencia de liberación para quienes están afectados por la exclusión y viven en situaciones de dominación. No se trata de hablar en nombre de otros, sino de habilitar la palabra de todos y de todas y de fortalecer nuestra propia escucha para que sea nuestra voz la que se transforme en la experiencia del diálogo y se haga un nosotros con la comunidad.

Es también, como cristianos y como cristianas, el testimonio que podemos brindar a la sociedad a través del ejercicio de la vocación y de la profesión de comunicadoras y comunicadores.

[1] Martín-Barbero, J., 2018. La palabra y la acción. Por una dialéctica de la liberación. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. p. 103

El autor es periodista, docente e investigador de la comunicación. Doctorado en Comunicación por la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata. Fue parte del equipo gestor de ALC Noticias.

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