JULIA ESQUIVEL (1930-2019): poeta, teóloga, defensora de los derechos humanos

Julia Esquivel (Youtube)

MÉXICO-

Leopoldo Cervantes-Ortiz-

Yo conozco tu corazón herido, Padre.Te he oído gemir, como al viejo Job,he escuchado tus sollozos y he sentido la hondura de tu desolación.[1]Julia Esquivel V., “Padre, tu corazón herido”.

Desde Guatemala llegó la triste noticia: el viernes 19 de julio falleció en esa ciudad Julia Esquivel Velázquez, la poeta, teóloga y defensora de los derechos humanos, a los 89 años. Su deceso no pasó desapercibido para la prensa de su país pues algunas notas dieron cuenta de ello, especialmente por tratarse de alguien cuyo trabajo literario era ampliamente reconocido por su fuerte carácter profético y de denuncia, además de una intensa sensibilidad, lo que le valió una gran aceptación en diversos círculos literarios y eclesiásticos. Jorge Ovalle escribió el mismo día en Prensa Libre (“Fallece la reconocida poetisa [sic] poetisa guatemalteca Julia Esquivel”, 19 de julio de 2019).

Calificada con justicia como “una mística con los pies en la tierra”, perteneció a una generación de pensadores protestantes (como José Míguez Bonino, Sergio Arce, Raúl Macín, Beatriz Melano, Hiber Conteris, Rubem Alves y Julio de Santa Ana, entre otros), que trató de responder a la convulsa situación prevaleciente en América Latina mediante un discurso y una praxis cristiana más acordes con la realidad, lo que los hizo iniciadores de lo que sería la teología de la liberación. Durante mucho tiempo, junto con Melano y otras pocas representantes mujeres, fue pionera también de las teologías feministas. En el texto que lleva el título mencionado arriba se afirma:

En su poética aparece el Dios de la libertad y de la verdad, el Dios del refugio y de la recuperación frente a la tragedia de un pueblo violentado. Julia Esquivel fue testigo del sollozo y de la plegaria de un pueblo históricamente masacrado, y es ejemplo de una fidelidad y de una ética sin concesiones. Por tanto, su arte poética traduce e interpreta un sentido que se vuelve necesario y extensivo a todas las naciones latinoamericanas que han sufrido la ignominia del terrorismo de Estado (en Umbrales, Uruguay, 13 de abril de 2018).

Se puede decir que, en el ambiente literario de su país, Esquivel forma parte de una tradición de escritores y poetas atentos a lo que acontece a su alrededor, siempre con ojos críticos, tales como Luis Cardoza y Aragón (1901-1992), Otto René Castillo (1936-1967; “Vámonos patria a caminar”) y Roberto Obregón (1940-¿1969?; El aprendiz de profeta, 1965), y entre las mujeres, reivindica voces y énfasis como la de Romelia Alarcón Folgar (1900-1970; “Epístola irreverente a Jesucristo”) y Alaíde Foppa (1914-¿1980?), razón por la cual ha sido incluida en varias antologías.

Nacida en San Marcos el 3 de mayo de 1930, con escasos siete años escuchó el relato de la pasión y muerte de Jesucristo en una iglesia evangélica de su ciudad natal lo que la llevó a ser discípula de una diaconisa alemana, Elise Otto, quien la introdujo a la lectura de la Biblia. Se integró a una iglesia presbiteriana e hizo estudios en el Colegio Europeo de la capital de su país. En 1947 se graduó como maestra de educación primaria y al año siguiente inició estudios en la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Al manifestar sus deseos de estudiar teología, la Iglesia Presbiteriana le negó el derecho, por lo que en 1953 ingresó al Seminario Bíblico Latinoamericano (SBL) de Costa Rica, donde estudió teología pastoral. De regreso en Guatemala, entre 1957 y 1960, trabajó como profesora de estudios bíblicos, directora de internados y responsable de campamentos para estudiantes de secundaria en el Instituto Evangélico América Latina y en 1961 llegó a ser directora del mismo.

En la segunda década de los años 60 ejerció como docente en diferentes instituciones de Costa Rica (SBL; 1966), Colombia (Colegio Latinoamericano de Cartagena) y Guatemala. En Costa Rica incursionó en la producción y realización de programas radiales. De 1967 a 1969 hizo trabajo voluntario religioso y social con niños y jóvenes con problemas de conducta (delincuentes o niños de la calle). Fundó la agrupación “Amigos de los Niños”, en la que junto con estudiantes de secundaria y universitarios trataban de rehabilitar a otros jóvenes. A fines de 1969 y principios de 1970 cursó estudios teológicos en el Instituto Ecuménico del Consejo Mundial de Iglesias, en Bossey, Suiza, donde practicó técnicas pedagógicas de recuperación con adolescentes delincuentes.

De 1970 a 1974 dirigió el Departamento Cultural de la Junta Evangélica de Servicio Social y Cultural de Guatemala. Produjo programas de radio y trabajó con mujeres de áreas marginales. Dirigió un proyecto de desarrollo integral en San Pedro Ayampuc. En febrero de 1971 recibió amenazas del gobierno por firmar y publicar un documento llamando al cese de la violencia política. Como resultado de esa misma acción, el obispo episcopal William Frey fue expulsado del país. Fundó y dirigió la revista ecuménica Diálogo (1970-1980), de reflexión teológica, pastoral, de testimonio y análisis social, lo que provocó en parte su exilio. En enero de 1976 fue amenazada por la Policía Militar Ambulante, por haberse entrevistado con las viudas y familiares de los dirigentes de cooperativas cristianas, capturados, torturados y asesinados por el Ejército en julio de 1975. En febrero de 1977 escapó a un intento de secuestro.

En 1977 fue cofundadora del Comité Pro-Justicia y Paz, que tenía como fin velar por la defensa de los derechos económicos, sociales y humanos de personas y comunidades afectadas por la violencia institucionalizada y represiva. En 1978 siguió recibiendo amenazas y en 1979 trataron de secuestrarla hombres fuertemente armados. En diciembre de ese año le advirtieron que el ejército planeaba matarla, por lo que en 1980 pasó a la clandestinidad para seguir trabajando. En 1980, después de la masacre de la embajada de España (31 de enero) salió al exilio. De 1980 a 1987 vivió en una comunidad monástica en Neuchatel, Suiza. Escribió y ofreció conferencias en diversos países dando a conocer la situación que se vivía en su país durante la dictadura militar. Apoyada por organizaciones como el Consejo Mundial de Iglesias, Pax Christi Internacional, la Federación Internacional de Movimientos de Adultos Rurales Católicos y otras más participó en las sesiones regulares de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, adonde presentó denuncias, informes y aclaraciones sobre las masacres, torturas y desapariciones forzadas que acontecían en Guatemala.

Antes de retornar a Guatemala vivió y trabajó en Nicaragua y en México. En 1981 apareció El Padrenuestro desde Guatemala y otros poemas (San José, DEI), que la catapultó a la fama y le otorgó un lugar en las letras de su país. Se trata de un libro dentro de la gran tradición poética latinoamericana que retoma elementos religiosos establecidos y los proyecta de una manera nueva, transgresora y provocativa. Particularmente, esta oración de Jesús ha sido transfigurada por autores/as como Dulce María Loynaz, Nicanor Parra, Juan Gelman y Mario Benedetti.

En 1989, el notable escritor y poeta Luis Cardoza y Aragón, también exiliado en México, prologó su libro Florecerás Guatemala (Casa Unida de Publicaciones), publicado después en inglés bajo el título The certainty of Spring (1993). En abril de 1992 apareció en Suiza una antología en francés, Quand le tour se lèvera (Cuando amanezca. Lausana, Éditions Ouverture), algunos de cuyos poemas fueron traducidos al holandés, alemán e inglés. En diciembre de 1994 recibió el Doctorado Honoris Causa en Teología por la Universidad de Berna. Threatened with Resurrection / Amenazado de resurrección se publicó en Estados Unidos en 1982 y 1994. En 1997, Ediciones Semilla (casa editorial anabautista) dio a conocer Algunos secretos del Reino que recoge poemas que la muestran en pleno dominio de sus facultades dominadas por una mirada mística firmemente anclada en las realidades que observaba minuciosamente.

Concluimos con una muestra de su labor poética.

Cuando llegue la hora

Cuando llegue la hora,
cambiarás mi desierto en cascada,
ungirás mi cabeza con aceite fresco
y tu fuerza conquistará mi debilidad.

Conducirás mis pies sobre tus huellas
y caminaré por la senda angosta
que conduce a tu Casa.

Tú me dirás cuándo
y por dónde,
caminaré tu sendero
toda bañada de alegría.

Mientras tanto
te pido Señor, ¡qué animes
en lo íntimo de mi alma,
La Fiesta de la Vida!
¡La de la Tumba Vacía!
¡La de la Cruz Victoriosa!

Que tu voz de Jardinero
abra cada mañana mi oído
con la noticia siempre nueva:
“Vé y dile a mis hermanos
que he vencido a la muerte,
que hay lugar para todos
allá donde se forja La Patria Nueva.

Allá,
donde la tierra, el amor y la alegría
no se compran ni se venden,
donde el vino y la leche
se comparten sin dinero y sin precio,
allá, donde todos mis hermanos pequeñitos,
se sientan como príncipes
en LA MESA DEL PADRE.”

Repítemelo fuertemente cada noche,
que has vencido
al que confunde a este mundo.

Dime que no importa
cuán amarga sea la copa de la aflicción
para que cese ya de temblar el corazón;
para que este desierto del frío desarrollo
no congele la esperanza
de estrechar Tus Manos
junto al Fuego
que crece en la Montaña,

¡Tu pueblo es la Montaña!

¡Hazte fuerte
dentro de mi,
para que los mil pretextos
con que el corazón
quiere escapar
a lo esencial,
no me hagan olvidar
que en Tu Casa,
siempre hay VINO y PAN
y que Tu Casa, Señor,
es allí en donde
los humildes buscan la Justicia,
la que brillará en la Patria Nueva,
la que ya nos ilumina
con destellos
de Tu Reino!

[1] J. Esquivel V., Florecerás Guatemala. Pról. de Luis Cardoza y Aragón. México, CUPSA, 1989, p. 21.

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