Carta abierta a las congregaciones de la iglesia presbiteriana-reformada

CUBA-

El Concilio General de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba (IPRC) emitió una Carta abierta a las congregaciones de la iglesia presbiteriana-reformada en la isla. En estos días se conmemoran los 131 años de la obra de esa comunidad en el país.

Compartimos la carta que resume la situación en el país, los desafíos que impone el bloqueo estadounidense y las dinámicas internas.

Nuestro país atraviesa una situación sin precedentes en su historia más reciente. Si bien otros momentos han resultado críticos, el que hoy vivimos suma circunstancias inéditas, como el impacto de la Covid-19 a la que se añaden situaciones ya existentes, que ahora, por la pandemia, se agravan. El bloqueo del gobierno de los Estados Unidos de América, se ha arreciado como nunca, así como el cabildeo internacional para sancionar y limitar a Cuba por razón de su modelo político y social. Por otra parte, los procesos de renovación al interno de nuestro país, para un reordenamiento económico y bajo presupuestos políticos y sociales de los “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”, no se han concretado en bienestar suficiente para la familia cubana en particular, ni para la sociedad en general. Estos y otros muchos factores nos ponen frente a una visión de la historia y la patria cuyo rumbo social, político y económico nos enfrenta a una crisis para la que se encuentran agotadas muchas de las “reservas” con las que se contaba en situaciones similares años atrás. Este agotamiento deja a nuestra sociedad un saldo desfavorable para enfrentar, de manera resiliente, la crisis actual.

Vale señalar que valores como la solidaridad y la hospitalidad aún son parte del presente de Cuba, y son esencia para muchas personas y comunidades, pero se hacen frágiles ante el avance del individualismo, la inmovilidad y la apatía. Además, y como parte de una tendencia que llega más allá de nuestras fronteras, el arreciamiento de los fundamentalismos, en todas sus expresiones, interrumpe cualquier intención que invite a procesos de diálogo, integración y unidad, tan necesarios en la Iglesia y la sociedad cubanas y para los cuales se ha trabajado desde el movimiento ecuménico y otros actores de la sociedad civil.

En medio de estas vicisitudes se erige la misión de la iglesia en su capacidad para confirmar valores, para unir, para sanar. En la coyuntura actual, damos gracias a Dios porque nos ha dado el privilegio de experimentar que somos una verdadera familia, y que celebrar la buena noticia no se limita a ese sagrado lugar que es el templo, sino que a través de nuestros dones en el Espíritu mantenemos nuestros vínculos y compromisos de múltiples maneras, tan sagradas como nuestros santuarios.

No son pocas las tensiones que hoy saturan el panorama social cubano. Como IPRC confirmamos que es la vocación a la paz, la reconciliación y la unidad, el signo que debe marcar el presente y futuro de nuestra nación, y en particular las relaciones humanas e institucionales. Abogamos porque la justicia, la participación y el respeto a la diversidad sean la base para la construcción de una sociedad “con todos y para el bien de todos”, que apele a las potencialidades de cada persona y contexto. Reconocemos, además, que el amor de Dios es para todo lo creado y que su opción siempre va a estar del lado de “los más pequeños” (Mt 25: 31-45)

Aunque la cotidianidad se torna más difícil y los retos son cada vez mayores, en medio de ellos están también las señales del amor de Dios: en cada acción solidaria que hacemos por el prójimo y la creación de Dios, en el personal de la salud que cuida de tantas personas enfermas y trabaja sin descanso para que podamos ser pronto una población inmune, en la labor visible o anónima de obreras y obreros, profesionales, campesinas y campesinos, personas que trabajan en el sector privado, o doméstico, o de los servicios. ¡Son muchos los testimonios de cómo la vida se va abriendo camino en medio de las dificultades! 

La Carta, extensa y muy completa, puede bajarse aquí

En el 131 aniversario de la Obra Presbiteriana en Cuba, recordamos este documental que recoge la memoria de la glesia Presbiteriana-Reformada en Cuba.

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