
COLOMBIA-
Como ya informamos, la comunidad internacional que acompaña al proceso de paz en Colombia a través del Diálogo Intereclesial para la Paz (DiPaz) se hizo presente mediante una visita pastoral internacional a los territorios, para conocer de primera mano los testimonios, reflexiones y necesidades de las personas involucradas. Un contingente se dirigió a la región de Urabá, acompañados por Luis Fernando Restrepo de la Iglesia Presbiteriana de Colombia y Yuris Contreras de DiPaz. El otro grupo, visitó Cali y Caldono, en el Cauca, acompañados por el Rev. Luis Caviedes de la iglesia colombiana Metodista. La visita, cuando se cumplen 5 años del Acuerdo de Paz, busca demostrar el apoyo e interés internacional en ese proceso.
En el Cauca, la visita pastoral participó el viernes del Festival Intercultural por la paz y la Reconciliación, en Caldono. Se visitó una cooperativa de firmantes de paz que integra a la comunidad y produce en la zona donde hay una importante comunidad indígena. Hubo paneles de reflexión, muestra de productos, actos protocolares y danzas indígenas y folclóricas del Cauca. Participaron visitantes de la familia Reformada, de Ministerios Globales, de Plataforma Qonakuy, de Dipaz, y de Alc Noticias.

En tanto en Urabá, el día viernes la visita internacional fue recibida por la comunidad presbiteriana de la Iglesia Príncipe de Paz en el corregimiento de Pueblo Bello. El día 14 de enero de 1990, paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia secuestraron y asesinaron a 43 vecinas y vecinos del corregimiento, en una de las distintas oportunidades donde combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y paramilitares violentaron al poblado.

La Iglesia Presbiteriana Príncipe de Paz fue víctima, cuando personas armadas ingresaron al templo durante un servicio y se llevaron a 10 hermanos. La hermana Enaida Gonzalez contó cómo fue el proceso de reconciliación promovido por DiPaz en la región, donde encontró y conversó con el ex combatiente que diera la orden de asesinar a su hermano. Transitar del dolor y el rencor a poder expresar en persona el perdón, fue una de las dificultades que atravesaron algunas víctimas participantes de los procesos de reconciliación, pero la hermana agradece como con la fortaleza de Dios, este gesto le trajo paz en su vida.

El profesor Eder Arrieta es docente en la institución educativa que se construyó posteriormente en el pueblo, junto al cual se encuentra el sitio de memoria Remanso de Paz. Es sobreviviente de la violencia y señala como nunca se retiró nadie del pueblo a pesar de haber sido blanco constante de acciones armadas. Existe una fortaleza y resiliencia en la comunidad, que tras la masacre de los 43 estuvo denunciando a los pocos días lo acontecido en Bogotá.

Los testimonios sentidos de quienes son víctimas de la violencia nos revelan la necesidad de continuar sosteniendo los procesos de duelo y reparación tanto a las personas como a la comunidad en su conjunto, a través de las organizaciones sociales que la estructuran, dicen desde la delegación.