Adviento: ¿Cómo cantar paz en zonas envueltas en guerra y terror?

COLOMBIA-

Rafael Castillo Torres-

Celebramos el cuarto domingo del Adviento y meditamos el pasaje evangélico de Mateo 1,18-24. El estar estos días de la novena de Navidad con las comunidades de los ríos San Juan, del Baudo y el Atrato conociendo de cerca la experiencia del confinamiento, el desplazamiento y violación de sus derechos fundamentales a que están sometidos de manera permanente, me lleva a pensar que es demasiado bello para ser verdad la forma como se nos presenta el mensaje de la Navidad.

¿Cómo anunciar una alegría grande a estas personas cuando sabemos que la vida para todos ellos está amenazada por la inseguridad y el miedo? ¿Cómo cantar la paz en este Chocó cuando vivimos envueltos en crueles imágenes de guerra y terror? ¿Quién podrá consolar el corazón de estas comunidades ya bastante cansado y desilusionado?

El evangelio de Mateo se redactó después del año 70. Tengamos presente que en el año 70 el emperador Vespaciano entra a Jerusalem y es aclamado con los nombres de Salvador y benefactor. Mateo cuando escribe ya sabía perfectamente cómo había sido la vida de Jesús. Por eso él va a insisitir en las tres grandes preocupaciones que centraron su vida: 1) La salud de los enfermos. 2) El alimento de los pobres. 3) Las relaciones humanas.

Jesús habló mucho con su Padre y sobre su Padre del cielo. Pero su relación con el Padre estuvo siempre orientada a resolver los problemas que les planteaban sus tres grandes preocupaciones. Y fue así, porque el Espíritu Santo dispuso la vida del Salvador desde el primer momento. Es decir, que *la salvación viene a través de la preocupación por la salud, la alimentación y por las mejores relaciones humanas posibles*. 

Lo último que dice este relato es que Jesús, el Salvador, Es el *Emmanuel, Dios con nosotros*. Es decir, no es Vespaciano con sus nombres falsos. Es Dios que se hace presente entre los humanos asumiendo las mismas preocupaciones que tuvo Jesús. Ese es el sentido de las visiones del gran Patriarca San José.

Precisamente es aqui donde san Mateo deja claro, desde el comienzo, que Jesús fue *DIOS CON NOSOTROS* porque su origen no viene de lo que da de sí la condición humana, sino de la presencia del Espíritu Santo en su vida, desde el comienzo. Hace unos años padre K. Rahner, sacerdote jesuita alemán y gran teólogo, escribió algo que quiero invitarlos a que lo retomemos: «Cuando al pobre corazón le parece que lo que anuncia la Navidad es demasiado bello para ser verdad, entonces la voz del corazón debe atender con más urgencia al mensaje del Niño que ha nacido hoy».

Les deseo un domingo bendecido y en familia. Padre Rafa.

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